Olivia MTK, la reina de las bandejas: "Mucha gente de afuera conoce a la Argentina gracias a la música urbana"
Fue una de las primeras DJ mujeres en el género urbano, creó junto al rapero y productor Dano Ziontifik las fiestas La Embajada Club y trabajó como vestuarista de Trueno y Nicki Nicole. Su particular forma de conectar con la música la llevó a tener un estilo que la destaca por su peculiar selección de temas y confiesa que, este año, planea volver a construir su propio imperio.
“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”, decía Platón. Y es que según el filósofo griego, las melodías conformaban un arte educativo por excelencia, que se insertaba directamente en el espíritu y formaba al hombre en la virtud.
Desde la perspectiva de Olivia Repetto, conocida popularmente como Olivia MTK, esta premisa no se aleja demasiado de la realidad. Para ella, la música siempre fue un elemento constante es su vida. Desde pequeña, era la encargada de darle play a los temas en cada encuentro y recuerda que, mucho de aquello con lo que conecta –de ritmos y armonías– tiene su raíz en la herencia familiar. “Mi papá es músico y en mi casa siempre hubo instrumentos y álbumes. Recuerdo ir con él los domingos a la tienda de discos a comprar CDs. De hecho, los tengo yo ahora en mi casa a todos. Siempre me ocupé de musicalizar el auto, los cumpleaños…claramente era lo mío. Si bien me crie escuchando instrumental, en el 2017 sucede lo que empieza a hacerse conocer desde Estados Unidos como trap. En el medio de todo esto lo conocí a Duki, que recién salía de las batallas de gallos y a Neo Pistea que había sacado su primer tema, “Medusa”. Eso fue, para mí particularmente, una novedad. ¿Viste cuando decís ‘qué es esto que estoy escuchando’? Me pareció una locura”.

– ¿Siempre laburaste de DJ?
–No, mi primer trabajo fue la fotografía. En mi etapa escolar, conocí a una chica que era DJ, que se llama Uopa Nachi. Trabajamos juntas en Makena: ella se ocupaba de pasar música y yo de sacar las fotos. De hecho, dejé el colegio en ese entonces y lo retomé tiempo después para recibirme. Laburé mucho con las fotos y cuando me cansé, pasé a trabajar en una marca de indumentaria en el shopping pero estaba un poco frustrada porque no era lo que realmente quería hacer.
Empecé a tirar CVs y acá es cuando aparece el verdadero empujón, en este último trabajo, en un bar que se llama Avant Garten. Venían muchos DJs a tocar cada noche y la verdad es que la data musical que bajé gracias a este espacio, sumada a la que ya tenía, fue muy enriquecedora. Primero me capacitaron para ser barman y después pasé a ser encargada de compras pero me la pasé mirando las bandejas. Intenté meterme en la facultad, querer hacer una carrera, pero no, no era por ahí.
Me acuerdo que se generó un conflicto, me echaron y cobré una indemnización de unos $30.000. Ese mismo día lo fui a ver a mi papá y le dije, “Pa, quiero comprarme la compu y el controlador, estoy decidida. Bancame, ayúdame, dame ese empujón”. Y así fue.
–Se te asocia mucho con la música urbana, ¿ya desde esta época conectabas con este género?
– Es cierto que la gente me relaciona mucho con lo urbano pero es que fue lo primero que empecé a ser, una DJ de trap. Y la verdad es que era la reina, no había otra mujer que pasase este tipo de música, además me acuerdo que era el comentario que circulaba.
Me gusta mucho el trap yanqui pero a lo largo de los años me tuve que ir amoldando porque pensá que ese género en un momento murió, no en mis escuchas personales pero sí en la escena. De hecho, ya no hay tantas fiestas de trap, antes estaba la Goldie, Atrapados, las Dub; son eventos que ya no existen porque todo se fue para el reggaetón. Yo nunca quise quedarme con un solo género, quiero poder escuchar de todo en una noche. Por esto nacen las fiestas que hacemos con mi socio, Dano, que se llaman La Embajada.

– Estos encuentros tienen una peculiaridad, ¿no es así?
–Sí, se generó algo muy lindo porque el concepto nació a partir de la idea de que vengan cantantes o artistas pero no a hacer un show sino a pasar música, a hacer DJ sets y que suceda esto que te comentaba antes de mezclar géneros. Por ejemplo, Dano es cantante, DJ, productor musical, director de fotografía, que sé yo, hace un montón de cosas y, entre esas cosas, es un melómano y hace rap y boom bap. Entiendo que uno de afuera puede pensar que si venís a nuestra fiesta, él va a poner todo trap, ¡pero no! Vos venís y vas a escuchar funky, brasilero, electrónica, house, reggaetón. No tenemos límites ni fronteras con la música.
Y lo divertido además es que vengan artistas a hacer DJ sets en vez de a cantar. Es como si estuvieses en tu casa, haciendo una previa y venga Bhavi a poner música. De hecho, él fue uno de los que aceptó sumarse a este desafío y fue una locura, hicimos sold out.
– ¿Tienen planeado armar nuevas ediciones?
– Hicimos alrededor de 5 o 6 ediciones, empezamos en Uniclub y la última fue en Groove, muy grosa. Metimos 1200 personas, hicieron DJ sets Lara 91K y Neo Pistea, además de Dano y yo que somos los residentes. ¡Estuvo increíble!
La idea es volver este año, todavía no tenemos fecha, pero creo que la vamos a retomar recién para mediados de abril. Nos gustaría llevarla a España, nos fue muy bien acá, es un proyecto muy bueno.
–La música urbana generó un puente importante entre la Argentina y España.
–Sí, la verdad es que es muy loco porque gracias a esta puerta que se abrió con el trap, mucha gente nos conoce y sabe lo que es Argentina. Yo recuerdo haber ido a España y que la gente realmente no supiese quiénes éramos. Duki y todos estos pibes grosos que salieron de nuestro país realmente llegaron a un nivel que no sé si se comprende la magnitud.
Yo, desde los 15 años que escucho rap habla hispana, ahora tengo 27; a Dano lo escucho desde que iba al colegio y me parece una locura que hoy seamos amigos y socios. Me pasa mucho con los artistas que escuchaba en ese entonces. Yo soy de Villa de Mayo, la gente no sale de acá: laburan acá, van a la facu acá, y me pasa que me dicen “Boluda, no puedo creer que estés con tal persona, ¿cómo hiciste?” Tomándome el tren todos los días a Buenos Aires, con la mochila o el bolsito, yendo a todas las fiestas y tocando en todos lados.

–La pasión, el fuego, invita al movimiento.
– Olvidate, además me di cuenta de que todo estaba a la vuelta de la esquina. Me refiero a esto de moverse que decís por lo que uno quiere, salir y sociabilizar. Me di cuenta que a través de los contactos, de conocer gente, de decirle a un otro que estás tocando en tal fiesta o sumarte a tocar en tal lado, te empezás a nutrir y adquirís un montón de información. La calle también es una facultad.
– ¿Qué desafíos encontrás en tu laburo?
– Por ejemplo, el evento al que me invitaron a tocar de El Planeta Urbano feat. Polo Cultural Saldías, donde había fiesta y desfiles, fue todo un desafío para mí. Pero un desafío al que no le temí. Me generaba incertidumbre, no conocía la que pintaba, cuál era la música puntual para pasar, pero fui tranquila, sabiendo que tengo una biblioteca y que se leer los lugares y a las personas.
Para mi ser DJ es tener un lenguaje con la gente. En el momento en el que abro la compu y siento cómo me miran, ya sé cómo nos vamos a relacionar con la música y con el cuerpo. Cuando llegué al Saldías aquella noche no conocía a nadie, no sabía quién era quién, ni lo que iba a pasar, ¡pero la rompí! En un momento dije, “hace cuatro horas que estoy tocando, tengo que desconectar y la gente se dio vuelta y dijo ‘¡no!’” Me quedé un toque más, encima estaba súper encendida.
Por eso, para mí, ser DJ es ser el responsable también de lo que sucede en espacio en el que estás. A veces tenés una bajada de línea de la música que hay que poner pero en realidad siento que es algo re orgánico lo que sucede. A mí me gusta mucho ir a ver DJs que no tengo ni idea de qué me van pasar durante la noche, no quiero que suenen todos los hits, me gusta ir y decir “¿qué es esto?”, asombrada.
–Además de ser DJ también tuviste un emprendimiento de indumentaria vintage, ¿cómo fue eso?
– Siempre me gustó mucho la ropa, es como la música, es una identidad que se hace uno seleccionado lo que le gusta. Las texturas, los colores y los cortes en las prendas son lo mismo que los tachos, las bases y los bajos en la música. Te definen un estilo. La música y la indumentaria están completamente vinculados, son muy culturales.

Mi mayor referente, Virgil Abloh, el director creativo de Louis Vuitton, fue el dueño y fundador de una marca que se llama Off White. El tipo hacía todo lo que gustaba y todo estaba relacionado: música, ropa, arte, lo social, lo sentimental. Hay lenguaje de por medio en todo eso, es un circuito muy lindo. Por eso, en paralelo a la música, quise sumar algo que me diera dinero y la ropa fue una opción. Tuve mi feria durante todo el año pasado donde fusionaba todo lo que me gustaba: música y arte. Yo creo que en ambas áreas, no hay límites, la gracia de todo esto es poder reinventarse. Fui también vestuarista de Trueno y también trabajé con Nicki Nicole, vestí gente para rodajes, me re contra metí.
– ¿Cómo son los planes para este año?
–La verdad es que quiero enfocarme mucho en mí, tener más individualidad con mi carrera, viajar a España, hacer La Embajada allá y recorrer más a fondo mi camino como DJ. Para mí es muy importante que me estés haciendo esta nota, mostrar quien soy, de dónde vengo. No le tengo miedo a nada y tengo que volver a tener mi propio imperio. Personalmente siempre necesito compartir mis proyectos, tengo mucha fe en este año, siento que es mi año.
Fotos: @fabitocool