Dolores Fonzi: rebelde con causa
Elegida por su carisma y enigmática personalidad, el cine, las series, el teatro e incluso las redes sociales abren un mundo de posibilidades para que Dolores Fonzi brille con cada una de sus interpretaciones. Inquieta, siempre en búsqueda, recientemente culminó de rodar una película en la que vuelve a encontrarse con Cecilia Roth, tras compartir en plena pandemia el proyecto Amor de cuarentena, en donde el público podía reconstruir una vieja historia de amor a través de audios de WhatsApp.
Anteriormente, fueron compañeras en Entonces la noche, obra en la que compartieron cartel con Guillermo Arengo y Ezequiel Díaz, que las conectó de una manera particular arriba del escenario. Justamente, Díaz también es parte de Las fiestas, de Ignacio Rogers, película que cuenta con Daniel Hendler en el elenco y en la que una familia, en el calor del verano, vivirá el quiebre de mandatos y especulaciones. Su estreno está previsto para 2022.

Pero esto no es lo único que Fonzi exploró en el año que se va: a los exitosos estrenos de Distancia de rescate y Manual de supervivencia, la serie de Victoria Galardi que acaba de arrasar en los Premios Cóndor que otorga la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, les suma su participación en Las chinas, dirigida por su amiga Romina Richi. También le pone voz al podcast Muertes en el internado, su primera experiencia en ese formato que tan en auge está ahora y en el que desenmascara el oscuro entramado de los centros para recuperación de adictos.
Relajada, disfrutando de la charla con El Planeta Urbano, Fonzi es una de las pocas actrices que se toman el tiempo para responder y también para escuchar a quien entrevista, y le brillan los ojos al adelantar que en breve se pondrá tras las cámaras para dirigir su ópera prima con un guion ya escrito con Laura Paredes, y que hablará, en sus propias palabras, sobre una maternidad compleja. “Es una comedia, una mujer que fue madre a los 15 y que tiene un hijo de veintipico. Viven juntos, son roommates, es como una gran Lebowski mujer que es más inmadura que su hijo.”

Recientemente galardonada como mejor actriz de la década por la Fundación Konex, ya nada queda de aquella niña que daba sus primeros pasos en televisión en el viejo Canal 9 o en la ya mítica Verano del 98, y transcurre sus días con libertad, amor y rodeada de sus afectos.
–Hace un tiempo comentaste que te ibas a poner tras las cámaras, ¿seguís con tu proyecto para dirigir?
–Sí, sigo. En pandemia se complicó todo, pero sigo con ese guion esperando que suceda la magia de la financiación, que es compleja. A corto plazo, voy a estrenar una película de Ignacio Rogers, que se llama Las fiestas, en la que están también Ezequiel Díaz y Daniel Hendler. Después ya espero dirigir la mía, pero no sé cuándo todavía.
–Venís de presentar Distancia de rescate, dirigida por Claudia Llosa y estrenada por Netflix. ¿Cómo fue ingresar en el universo tan particular que propone la película?
–Leí la novela y me había encantado. Al tiempo, apareció la directora proponiéndome hacer la película. No hay mejor panorama para un actor que ser llamado para trabajar en una película sobre una novela que le encanta. El guion está tan bien escrito por Samanta y Claudia y la adaptación al cine está tan bien hecha que el espíritu de la novela está en ella. Todos se preguntaban cómo sería la adaptación, y es increíble.

–Es difícil explicar de qué va la película. La novela también tenía eso.
–¿Te parece? Siento que la película es más clara y que al verla, sin spoilear, cierra cositas, como que está en todos lados. Esto pasa si leíste la novela; si no lo hiciste, pensás que es una película más de terror o de género, pero no es sobre eso la novela. La película atraviesa cada momento de la historia, cerrando, abriendo espacios y volviendo a cerrar. Más allá de la maternidad, las amistades entre mujeres, las comunidades de mujeres que se mantienen entre sí, también está el tema de los glifosatos, que es el verdadero riesgo y algo con lo que convivimos todos los días.
–Cuando leíste la novela y conociste a los dos personajes, ¿soñaste con alguno? ¿Te gusta Carola o querías ser Amanda?
–Pienso que me hubiera gustado cualquiera de los dos. Carola me encanta porque es la enigmática, la misteriosa, es como la villana de la película también; la otra es a la que le pasa todo. Lo que me gusta de Carola es el pasado y el presente; Amanda no tiene eso. Pero ser parte de la película es lo que me gusta, más allá del personaje que me tocó, y me halaga que Claudia haya pensado en mí para hacer este personaje enigmático y misterioso. Bikini dorada, ese pasado que tiene, cuando relata su situación con el hijo cuando era chico y ahora que es grande y se transformó en algo que quería e idealizaba.

–¿Fue complicado componer esas dos partes del personaje, esos dos tiempos que tiene el relato?
–Ese era el desafío: el mismo personaje diez años antes, diez años después. Lo pude hacer con Claudia, muy de la mano, ensayando. Es hermoso eso de actuar de tener diez años menos. En el presente está esa jugada arriesgada de esta pueblerina que pretende ser más de lo que el pueblo admite: bikini y argollas doradas, pelo rubio, exultante. En la primera parte no es así, por tener a su hijo y lo que le pasa. La película es el encuentro entre estas dos mujeres, Carola del presente y Amanda. Carola se excita con la presencia de alguien nuevo a quien conquistar, que le viene a levantar la vida que tiene. Trabajamos mucho con María [Valverde], generando un vínculo real de amistad e intimidad. La preparación tuvo que ver más con eso que con otra cosa, trabajar juntas con María, con Claudia, con Samanta. Todas chicas trabajando juntas.
–Hablás de mujeres trabajando juntas, y sos una de las referentes del feminismo a nivel actoral. ¿Qué balance podés hacer desde el momento en el que la marea verde copó todo hasta ahora?
–Creo que el balance es poder comprender que lo colectivo es más fuerte que cualquier cosa, que el movimiento de mujeres unidas de la Argentina es enorme y es imparable, que tenemos que seguir unidas y fuertes y que cualquier cosa que venga a romper o faccionar eso está mal y es funcional al patriarcado. Hay que saberlo y entenderlo con responsabilidad, y que todas las mujeres que hagan algo por la igualdad de derechos para mí están bien, desde donde sea, desde la trinchera que cada una quiera elegir para participar, me da lo mismo, siempre y cuando sea a favor de las mujeres en general, y no desde el individualismo.
Fotos: Christian Beliera y gentileza Netflix