Monsieur Touché
Productor, modelo y diseñador de inspiración retro, su fama de enfant terrible ya llegó a Katy Perry, a Lana del Rey, al London Fashion Week, a Vogue Italia y va por más.
¿Por qué eligió Artemis como nombre artístico?
–Porque es el apellido de la familia, y me pareció super estratégico ponerlo como nombre de mi marca.
–¿Cuándo descubrió que le apasionaba el diseño?
–Desde muy chico. Podría decir que toda mi vida, desde siempre, me interesó la moda, mirar desfiles, ver películas de época o mirar los vestuarios de mis dibujitos favoritos, como Jem and the Holograms, Sailor Moon y Josie and the Pussycats.
–¿Quién era su musa?
–Cuando era muy chico, Xuxa; luego, diferentes actrices de Hollywood, como Rosalind Russell, Norma Shearer, Mary Pickford.
–¿A quién le hubiese gustado vestir de esa época?
–Definitivamente a Joan Crawford, la actriz más interesada por su imagen y su look. Ella definió una época, y junto con el vestuarista de MGM de ese momento, Gilbert Adrian, crearon la tendencia de los hombros importantes.
–¿Cuándo comenzó a vestirse como a usted le gustaba?
–Alrededor de los 17, cuando empecé a encontrar mi identidad sexual y a despojarme de prejuicios.
– ¿Y cómo fue lidiar con la mirada ajena?
–Era difícil al principio, hasta que me compraron un iPod y comencé a escuchar música en la calle. La ignorancia por completo me sirvió demasiado.
–Respecto de su estilo, tanto para vestirse como para diseñar, ¿busca una unión entre lo femenino y lo masculino o le gusta que exista esa diferencia y que las personas usen ropa del sexo opuesto?
–Depende. Conmigo es como decís: me gusta generar un binomio masculino-femenino pero no lo hago intencionalmente, yo elijo estilos sin fijarme el género y luego se convierte en algo de ambos sexos. Con los diseños para clientes sí soy más específico porque ellos quieren algo más concreto.
–¿Cómo fue la primera vez que realizó un modelo para un cliente?
–Cuando tenía catorce le hice el vestido de quince a mi prima Romina. Quedo fantástico, de guipur azul marino con shantung de seda.
–¿Cómo definiría su estilo?
–Una lectura entre el pasado y el presente, una representación de lo que soy mezclado con diferentes momentos culturales que me formaron. Despojo de volumen, glamour, extravagancia, teatral, sexy.
–¿Hay una mujer u hombre que se adapte a su estilo completamente?
–Sí, todas mis clientas siempre terminan luciendo increíbles porque yo me adapto a lo que me piden, escuchando mi voz interior como diseñador. Entonces llegamos a buen puerto, y ellas, contentas.
–¿Qué lo inspira?
–Las películas, las series que miro, viajar por el mundo, conocer culturas, gente, leer libros, ver revistas antiguas.
–¿Con qué materiales le gusta trabajar?
–Me gusta mucho la seda natural aunque es escasa, los brocatos, los jerseys para vestidos tupidos y sexy. Me gustan también los encajes, los bordados y la lana natural para sacos.
–¿Sigue trabajando con su abuela?
–No, ya hace mucho que no trabajo con ella pero cuando empecé era lo más. Ella me apoyó en todo y no hubiera llegado a ningún lado si no fuera por ella y sus libros de indumentaria.
–Uno tiene la fantasía de que los diseñadores usan sólo su ropa y compran poca ropa o nada, ¿usted cómo se maneja?
–Uso muchos diseños que me hago yo porque sé coser, confeccionar y trabajar moldería. Pero cuando viajo a Europa compro muchísimo en tiendas vintage en Brick Lane en Londres, en París, Austria… me encanta viajar y conseguir cosas únicas. Soy muy dramático para vestirme.
–¿Le gustaría vestir a las chicas de moda y pasar a tener una imagen más comercial y accesible?
–Sí, me encanta. Vestí a Anita Pauls para los Martín Fierro y el vestido fue un éxito. Estoy en tratativas para vestir a Calu Rivero.
–¿A quién le gustaría vestir?
–A Susana Giménez, a Andrea del Boca, mujeres con presencia y personalidad.
–¿Qué se siente que figuras internacionales como Lana del Rey o Katy Perry quieran hacer uso de sus prendas?
–La verdad, fue un placer que me llamara la producción de Katy para hacerle vestidos. Y con Lana, su familia recibió mi vestido y luego me invitaron a pasar el día con ellos, fue impagable. Me hace sentir muy bien, y los vestidos los amaron.
–¿Qué fue, hasta hoy, lo que más le divirtió de su trabajo?
–Conocer clientes, es lo que más me gusta: entendiendo que cada uno es un mundo, hacerles diseños a ellos. Vivo por mis clientes, los amo.
“Me gusta generar un binomio masculino-femenino pero no lo hago intencionalmente, yo elijo estilos sin fijarme en el género”.