Recomendados Epu - Comer y beber en Buenos Aires: Mengano, Kikiriki y Anti
MENGANO
Facundo Kelemen, chef de este bello y cálido restaurante, lo describe como “una especie de bodegón reversionado, con platos un poco más sofisticados”. Tras probar buena parte de la carta —corta y bien pensada— la sensación es que hay mucho de lo segundo: preparaciones con espíritu de bodegón (sobre todo desde la definición de los sabores), pero que juegan otra liga en cuanto a su elaboración, librada totalmente a la mirada de Kelemen sobre la cocina argentina.
Así, aparecen opciones —todas presentadas en platitos— como el No tan revuelto Gramajo (cebolla caramelizada, queso de cabra, jamón crudo, huevo, papas pay, $2.330), los ñoquis chipá soufflé, de harina de mandioca y queso de cabra, con cremas de maíz, albahaca, avellanas y caldo de mortadela y miso ($2.970) o una deliciosa trucha ahumada con naranja, hojas de alcaparra y botarga ($3.930), que suenan mucho más a cocina de autor que a “reinterpretación”.
Consideraciones que también le caben al cierre dulce, con un Rogel desenvuelto en capas ($1.310) y la frescura del helado de frutilla, mandarina y sambayón ($1.190).
José A. Cabrera 5172, Palermo Soho.
@mengano.ba

KIKIRIKI
El primer emprendimiento gastronómico de Pedro Rim y su esposa, Claudia, ambos de origen coreano, les llevó tres años de estudio y de probar recetas hasta dar con la justa. “Pollo frito fusión”, promete la carta de su espacioso local, aunque el producto madre honra la tradición coreana mientras que la parte complementaria del término se despliega en los acompañamientos (coleslaw, puré gravy, baked beans, arroz estilo cajun, de raigambre norteamericana, más pickles de jalapeño y nabo coloreado con especias).
La estrella del menú llega en cinco estilos: crispy (crocante), negrito (con salsa a base de soja), rojito (ensalsado en chile rojo), nevado (agridulce) y dragón (muy picante), y conviene pedirlo en combo, destacándose el King Festival ($7.500): una porción de los cuatro primeros estilos, además de ricas papas fritas waffle, todos los acompañamientos y las salsas (Kikiriki, a base de mostaza con mayonesa y maní; y Picadulce, de ajíes a base de mayonesa), una fiesta.
Para beber, refrescantes tragos (el Limon Soju es ideal, $1.100), cerveza artesanal y vinos.
Terrero 1525, La Paternal.
@kikiriki.oficial

ANTI
“Un viejo almacén de Núñez devenido en una pizzería de fermentación natural” advierte la cuenta de Instagram de Anti a los foodies en búsqueda de buenos locales en la ciudad.
Bajo el ala de Fermento Lab (el grupo gastronómico que está detrás de Cuadra Madre, Camping y Sanjo, entre otros), esta pizzería de vereda ancha, donde se desparraman unas pocas mesitas, ofrece una carta corta pero variada, con una amplia oferta de vinos (mayoría de bodegas boutique), algunos tragos y birra en vasos pequeños.
Buen arranque es animarse a la fainá de tartar de palta con remolacha, lentejas, cebolla morada, lima y albahaca ($1.300), o pedir algunos de sus platitos para picar: tortilla de papa ($1.250) o buñuelos de acelga ($1.200). A la hora de la pizza (de masa madre, con 24 horas de fermentación), además de la muy buena Margarita ($2.150, comen dos) sorprende la de queso azul y manzanas marinadas en limón y romero ($2.600), una apuesta arriesgada para los clasiqueros de la masa redonda.
Iberá 1981, Núñez.
@anti__ba
