DIME QUÉ COMES Y TE DIRÉ QUIÉN ERES

Cada vez son más las personas que toman conciencia sobre los derechos de los animales y el cuidado del entorno y deciden replantear sus modelos de alimentación. Guía práctica para entender de qué se trata el mundo de quienes rechazan el consumo de carne.


Vegetarianismo

Se sabe: quienes eligen ser vegetarianos evitan el consumo de alimentos de origen animal, como carne vacuna, cerdo, pollo y pescado. Pero, aunque la base de esta dieta sean los productos naturales (como verduras, cereales, legumbres, frutas y frutos secos), hay algunas corrientes más laxas que admiten determinados alimentos obtenidos de animales vivos (claro, siempre priorizando que crezcan en buenas condiciones). ¿Cuáles son las más comunes? Acá, un breve repaso.

Ovovegetarianismo: Como lo indica su nombre, los ovovegetarianos no consumen alimentos de origen animal, a excepción de huevos. Igualmente, suelen elegir aquellos producidos por aves de corral. Es decir, por gallinas que no crecen enjauladas.

Lactovegetarianismo: En este caso, los lactovegetarianos no consumen alimentos de origen animal, a excepción de lácteos (leche, queso, yogurt, crema). Hoy en día, el tipo de vegetariano más común es el que incluye leche y huevos en su alimentación, y se lo conoce como ovolactovegetariano.

Apivegetarianismo: Adiós a la carne, los huevos, los lácteos. Pero, ¿qué pasa con la miel? Es el único alimento de origen animal permitido en la dieta. La apicultura, una técnica de crianza de abejas utilizada para obtener este producto, es vista por muchas personas como una forma de explotación animal. Por eso, algunos también la rechazan.

Veganismo

A diferencia de los vegetarianos, quienes eligen esta filosofía de vida no sólo se alimentan a conciencia sino que rechazan la explotación animal en todo sentido: como fuerza de trabajo (para proporcionar transporte y realizar trabajos de tracción), como objeto de experimentación científica y cosmética (muchos químicos son testeados en ellos), como productos para la vestimenta (con sus pieles y cuero) y como elementos para el deporte o entretenimiento (corridas de toros, carreras de caballo, circos o zoológicos). Esta corriente, que surge en Londres en 1944, considera a los animales como pares y destierra la creencia de una “jerarquía” de la raza humana por sobre el resto de las especies. Pero a la hora de alimentarse, hay quienes van más allá.

Crudiveganismo: Sí, estás pensando bien. Además de evitar los productos de origen animal, los crudiveganos rechazan el consumo de alimentos cocidos a más de 40-48 grados. ¿El objetivo de la dieta raw? Aprovechar al máximo los nutrientes. Según explican, los alimentos crudos conservan mejor sus propiedades.

Frugivorismo o frutarianismo: Quizás sea la rama del veganismo más estricta de todas. El frugivorismo o frutarianismo implica el consumo únicamente de partes de plantas que pueden ser recolectadas (como frutos y semillas). El objetivo es no causarle daño a la planta y ser lo menos invasivo posible con ella.

Menos es menos

La manera en la que nos alimentamos está cambiando, y, para reducir de forma parcial la explotación animal, hay quienes eligen el semivegetarianismo o el flexitarianismo a la hora de comer. Si bien estas dietas no son consideradas vegetarianas en sí mismas, ambas suponen alternativas más éticas y responsables con el cuidado del entorno.

El pescetarianismo y el pollotarianismo son dos ramas del semivegetarianismo bastante conocidas. Mientras la primera implica la eliminación de la carne vacuna, de cerdo y de pollo, pero admite el consumo de pescados y mariscos, la segunda consiste en el abandono de la carne de vaca, de cerdo y pescados, pero acepta el consumo de aves de corral.

¿Y el flexitarianismo? Las personas que siguen esta línea eligen productos de origen vegetal para llevar adelante el día a día, pero, muy ocasionalmente, admiten algún que otro alimento de origen animal. La diferencia con la dieta omnívora tradicional es clara: la frecuencia del consumo de carne. Se suele decir que el flexitarianismo es un camino de transición hacia el vegetarianismo definitivo.

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