MAR DE FONDO
En Pinamar, las hermanas Silvana y Fabiana Spina fueron pioneras en crear una galería integral de arte junto a Clorindo Testa para luego transformarla en el primer glamping sustentable de la provincia de Buenos Aires.
Silvana Spina nació y vive rodeada de arte y naturaleza. Tal vez sea ese el secreto de la frescura con la que emprende, junto a su hermana Fabiana, todos sus proyectos creativos en Pinamar, lugar del que se enamoró y nunca más abandonó. Diseñadora y emprendedora, fue pionera en generar una galería integral de arte junto al reconocido arquitecto Clorindo Testa, Altera, y transformarla en Alterra, el primer glamping de la provincia de Buenos Aires, donde se puede dormir en contenedores y atelieres en medio del bosque, equipados con todo lo necesario para crear y pintar.

–¿Cómo y cuándo te enamoraste de Pinamar?
–Yo soy de Buenos aires, pero toda la vida veraneé con mi familia en Pinamar, hasta que nos vinimos a vivir. Fui a estudiar a Mar del Plata pero volví porque descubrí que es mi lugar en el mundo, mi hogar, donde me siento segura y puedo combinar naturaleza, arte y tranquilidad. Mi mamá, Juana Settecase, es artista plástica, y yo heredé un poco esa cultura de la pintura y lo artístico. Así que estudié Diseño y cuando volví decidí desplegar mi creatividad y todo lo que sé hacer.
–¿Qué te llevó a conectarte con Clorindo Testa para crear Altera?
–Yo volvía de un viaje al Soho de Nueva York, y pensé: “Qué bueno tener una galería de arte”. Ahí decidí empezar con esta vida que me encanta. Ya había tenido contacto con Clorindo cuando realicé la primera “Guía de Turismo de Pinamar”, que tenía un espacio dedicado al arte y la cultura, donde destacábamos a personas que tenían mucho que ver con el lugar. Él diseñó una parte de la urbanización, entonces hicimos una muestra y quedamos en contacto. Cuando decidimos hacer la galería, era tanta mi admiración por él como artista y arquitecto que dije: “Si vamos a soñar, soñemos a lo grande”. Le hice la propuesta y en 1998 inauguramos la galería.

–¿Cuáles son las muestras o eventos que más disfrutaste hacer?
–Trajimos grandes artistas a Pinamar. Inauguramos la temporada en enero con Luis Felipe Noé, después tuvimos una muestra de Antonio Berni, otra de Quinquela Martín y muchos eventos con músicos invitados. Es un espacio integral, es una obra de arte en sí misma, tiene la impronta de Clorindo. Si vos ves la maqueta que nos hicieron estudiantes de la UBA inspirados en la arquitectura de la galería, se ve claro una escultura o una pieza artística. Si bien no soy una gran coleccionista, amo observar obras de arte, y esta es la mejor que tengo.
–¿Cómo fue que mutaron al glamping?
–Yo me dedicaba a la venta de las obras mas allá del fin cultural; en nuestro país es difícil vender obras, imaginate en Pinamar. Entonces sentimos que se terminaba un ciclo y pensamos en combinar alojamiento con arte. Investigamos sobre la tendencia del glamping afuera, lo consultamos con Clorindo, que todavía vivía, y se nos ocurrió lo de los contenedores, porque son grotescos; él es un arquitecto brutalista, y nos dijo: “Vagones no, contenedores”. Hicimos una prueba piloto: uno de nuestros socios vivió en un contenedor durante un año para ver qué necesidades aparecían.

–Fueron pioneros, digamos: nadie usaba contenedores como modo de vivienda.
–Sí, arrancamos en 2012, y bueno, queríamos hacer algo sustentable sin perder el confort. Al principio yo decía: “¿Qué estamos haciendo?”; era una locura. Fuimos pioneros, tanto Altera, la galería, como Alterra, que es el glamping, siempre fueron material de consulta de arquitectos y diseñadores. Ahora nuestro target es gente de entre 25 y 50 años, relacionada con el arte, la fotografía, la pintura.
“Nuestro eslogan es: ‘Unos pocos días pueden hacer un gran cambio en tu vida’. Y la gente nos dice que no esperaba pasarla tan bien con tan poco. Es superminimalista todo; menos es más.”

–¿Qué genera dormir en un lugar así?
–Nuestro eslogan es: “Unos pocos días pueden hacer un gran cambio en tu vida”. Y la gente nos dice que no esperaba pasarla tan bien con tan poco. Es superminimalista todo; menos es más. Disfrutás a pleno de la naturaleza aunque estés cerca del centro y tengas wifi y jacuzzi. Nosotros nos identificamos con la nueva clase: gente que tiene afinidad por compartir gustos y experiencias, no por algo socioeconómico. Acá no hay que ser pretencioso, llegás y te vas en ojotas.
–Es un contraste grande con otro tipo de turismo en Pinamar, con más “show off”.
–Sí, acá es lo opuesto: puede venir un directivo de Greenpeace y nos enteramos cuando se va. No hay ostentación. La gente viene y se pone a dibujar y pintar como hobby. Tenemos una pequeña colección de arte que siempre mostramos, pero también hemos hecho una muestra con la producción de los mismos huéspedes, las exhibimos como obras de arte emergentes. Tuvimos un huésped que retomó su amor por el arte al venir. El desafío es ese: sorprenderlos y que nos vuelvan a elegir.

