Cara de velocidad

Poses y gestos delante de paisajes, objetos y situaciones ideales que perpetúan instantes efímeros. Las selfies invadieron la web, las redes sociales y llegaron incluso a la televisión. Aquí, las claves de un fenómeno que viraliza.

 

Una chica frena su solitaria caminata por la orilla del mar, junta los labios, afina la mirada, gira un poco la cabeza, se encuadra y dispara con su celular. Ella en primer plano y, al fondo de la foto, las olas y un poco de arena. La sube a sus perfiles de un par de plataformas sociales. Mientras continúa su marcha por la orilla, la foto en la web ya se mueve al ritmo de likes, corazones y comentarios de sus seguidores. Acaba de sumar su selfie al mundo digital.

 

 

Todavía nos llama la atención que una foto sacada en soledad pueda, minutos después, desfilar ante los ojos y pantallas de miles (o de millones). El fenómeno de las selfies llegó de la mano de un dúo imbatible: las cámaras digitales (de celulares, tablets y webcams) y las redes sociales.

 

 

Este maridaje hizo explotar la web de fotos y logró que “selfie” fuera la palabra en inglés de 2013 elegida por el Diccionario Oxford. Los editores explicaron que el término para definir un autorretrato con un celular que se sube a diferentes plataformas en la web ya logró escapar de las redes sociales y cruzar las fronteras de los países angloparlantes. Hoy son un fenómeno masivo en internet y ya se convirtieron en la estética de esta época hiperconectada, donde mandan los móviles y plataformas como Twitter, Facebook e Instagram. Las tres rebasan de selfies que en la actualidad modifican y amplían los conceptos de, entre otros términos, expresión digital, intimidad, voyeurismo, identidad y narcisismo conocidos hasta hoy.

 

 

Desde Barack Obama hasta el papa Francisco, pasando por millones de usuarios ignotos, vedettes, deportistas, actores, periodistas yhasta un astronauta. Pocos resisten la tentación de sacarse una y publicarla.

 

 

Hasta Darth Vader tiene su selfieen el perfil oficial de Star Wars en Instagram. Pero aunque lo parezcan, las selfies no son azarosas ni mucho menos espontáneas. Todo lo contrario: son imágenes bien calculadas, controladas y producidas de nosotros mismos en nuestros entornos elegidos con precisión: qué objetos nos rodean, con qué ropa salimos, al lado de quiénes, en qué lugar, cuándo, etcétera. Representan lo que queremos que los demás crean que somos, tenemos y hacemos. Lo que nosotros mismos queremos mostrar para construir nuestra identidad digital en las redes de la web. Por eso miles de usuarios las usan para sus propios avatares en las diferentes plataformas sociales. Son también un testimonio del momento en tiempo real: del aquí y el ahora.

 

 

NO ES CASUAL QUE EN 2012 FACEBOOK HAYA DESEMBOLSADO MIL MILLONES DE DÓLARES PARA QUEDARSE CON INSTAGRAM, LA APLICACIÓN MÁS USADA PARA SUBIR FOTOS DESDE EL MÓVIL.

 

 

 

El origen

 

 

Fue el fotógrafo y químico estadounidense Robert Cornelius quien en 1839 se tomó la primera selfie sin saber que 175 años después se llamarían así. En aquel tiempo el disparo tardaba varios segundos, que Cornelius aprovechó para ir y sentarse frente a la lente. “La primera foto de luz jamás tomada. 1939”, escribió en la parte de atrás de la foto revelada.

 

 

Años después, en 1920, cinco fotógrafos de la empresa Byron subieron a la terraza del estudio fotográfico Marceau en Nueva York y se tomaron la primera selfie grupal.

 

 

Pero hubo que esperar varios años más para que naciera el término. Fue en septiembrede 2002 en un foro de internet de la televisión pública australiana. Los blogs personales, MySpace, Flickr y Fotolog (¿se acuerdan de Cumbio?) intensificaron hace una década esta nueva costumbre, sobre todo entre los más jóvenes que posaban frente al espejo.

 

 

Hasta que desde 2010, empujados por Twittery Facebook, principalmente, tanto las fotos como el término no pararon de crecer y reproducirse como gremlins en las aguas de la web. Los celulares actuales vienen con mejores cámaras frontales que aportan fotos de mayor calidad.

 

 

No es casual que en 2012 Facebook haya desembolsado mil millones de dólares para quedarse con Instagram, la aplicación más usada para subir fotos desde el móvil. Abundan allí personas famosas y desconocidas que sólo con subir sus selfies diarias consiguen millones de seguidores. Muchas mujeres aprovechan esa pantalla para mostrar sus cuerpos casi sin ropas y con poses eróticas, siempre al límite de lo moralmente permitido por la red social. La histeria potenciada al máximo rinde sus frutos. Busquen en Instagram a Bar Rafaeli, Olya Abramovich, Carissa Rosario y Jen Selter y lo verán.

 

 

El marketing y la publicidad no tardaron en tomar nota del fenómeno selfie. “¿Y si Jackie Kennedy tuviera un iPhone?”, se preguntaron en la campaña publicitaria para el diario sudafricanoCape Times. Se usaron varias fotos históricas e icónicas (como la del beso en Times Square o una de Winston Churchill) y con la ayuda del retoque digital las convirtieron en selfies bajo el lema: “Cada historia se siente como un relato de primera mano”. También Calvin Klein lanzó el hashtag #mycalvins, donde modelos y celebridades publican sus selfies en Instagram posando en ropa interior y estimulan a los usuarios comunes a subir las suyas.

 

 

Estemos preparados para el aluvión de otras marcas que se subirán a la ola selfie. Hasta el momento, la selfie más viral de la historia fue la que sacó Ellen DeGeneres durante la última ceremonia de los premios Oscar. En realidad la tomó el actor Bradley Cooper y ella la subió a su Twitter. Aparecen Kevin Spacey, Meryl Streep, Julia Roberts, Brad Pitt y Angelina Jolie, entre otros. El tuit de DeGeneres superó los 3.500.000 retuits y barrió del podio a la foto del presidente Obama cuando asumió su segundo mandato. Desde Samsung –patrocinadores de los Oscar– negaron oficialmente que la selfie haya sido una acción pautada de antemano, pero según The Wall Street Journal, todo fue una orquestada movida publicitaria para promocionar el Galaxy Note 3 de la empresa coreana con el que sacaron la foto. Incluso, aseguraron, DeGeneres fue entrenada previamente en los ensayos para aprender a manejar el dispositivo.

 

 

Al día siguiente, la empresa coreana anunció que para retribuir la cantidad de retuits y la enorme repercusión que tuvo la foto, donará un millón y medio de dólares a instituciones de beneficencia elegidas por la presentadora. Boquitas pintadas, músculos, miradas seductoras, poses, objetos cool, sonrisas, paisajes. Las selfies se repiten hasta el hartazgo en la web pero ahí están, siempre listas para que alguien las mire.

 

 

SON UN FENÓMENO MASIVO EN INTERNET Y YA SE CONVIRTIERON EN LA ESTÉTICA DE ESTA ÉPOCA HIPERCONECTADA DONDE MANDAN LOS MÓVILES Y PLATAFORMAS COMO TWITTER, FACEBOOK E INSTAGRAM.

 

 

Instagram

 

 

 

La aplicación para compartir fotos con efectos que remiten a las viejas Polaroid ha tenido un crecimiento vertiginoso: creada en 2010, rápidamente amplió su uso (originalmente exclusivo para iPhone) a dispositivos Android y Windows Phone permitiendo ver capturas en la web, publicar videos, etiquetar y enviar mensajes. Propiedad de Facebook desde 2012, actualmente tiene un total de 200 millones de usuarios activos.

 

 

 

REPRESENTAN LO QUE QUEREMOS QUE LOS DEMÁS CREAN QUE SOMOS, TENEMOS Y HACEMOS. LO QUE NOSOTROS MISMOS QUEREMOS MOSTRAR PARA CONSTRUIR NUESTRA IDENTIDAD DIGITAL EN LAS REDES DE LA WEB.

 

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