Hilda Lizarazu: hay un tiempo que es hermoso

Ícono femenino del rock nacional, habla sin vueltas de sus primeros pasos en una escena históricamente dominada por los hombres, el legado de Charly García, sus años en Man Ray y la trastienda de Antigua, su próximo álbum, que saldrá a la luz a principios de 2022.

Antes de convertirse en la voz del rock nacional, Hilda Lizarazu se dedicó a retratar con su cámara de fotos la trastienda de una época dorada de la música argentina: el underground de los ochenta.

Allí arrancó su camino rockero, formando parte un tiempo después de grupos legendarios de la cultura pop criolla, como Suéter y Los Twist, hasta que a finales de la década Charly García la invitó a sumarse a su banda para grabar los discos Cómo conseguir chicas(1989) y Filosofía barata y zapatos de goma (1990).

Años más tarde, Lizarazu arma junto al guitarrista Tito Losavio su gran obra maestra: Man Ray. Un dueto histórico que cosechó álbumes y canciones inolvidables y que, a contramano de la época, fue de los primeros en colocar a una mujer al frente de la escena.

El camino comenzaba a allanarse, e Hilda decidió alejarse del dúo y se refugió en Sinsacate, un pueblito al norte de Córdoba, más cerca de la naturaleza, lejos de las luces de neón. Este seudo retiro espiritual inspiró a la cantante a la realización de Gabinete de curiosidades (2004), primer álbum de una carrera solista exitosísima que continúa hasta el día de hoy. En exclusiva para El Planeta Urbano, la artista adelanta detalles de su próximo lanzamiento, Antigua.


“Con Charly no hablamos muy seguido, pero nos respetamos mutuamente. Cada cual tiene un trip en el bocho.”

–¿De dónde surge “Te reís”? Un tema tan feliz, tan atípico para los tiempos que corren.

–Es una cocomposición junto a mí compañero de banda, Federico Melioli. Salió como una consigna de poner todos los lugares que recorrimos prepandemia en una gira europea: Notre Dame, Hondarribia, etcétera.

Además, el estribillo muestra que es una canción de amor, pero una canción de amor que puede ser para un hombre y una mujer, un hombre y un gato, una mujer y un perro, dos mujeres, dos hombres; una canción abierta a cualquier tipo de amor. Y la intención, sí, fue la de agregar una mirada mucho más amorosa a este momento, fue bastante necesario.

–“Te reís” funciona como punta de iceberg de tu próximo álbum, Antigua. Ya desde el título vemos una cierta complejidad o, por lo menos, algo inquietante.

–En cierta forma, yo también podría identificarme con ese concepto de “antigua”. Ya llevo mucho tiempo de tránsito dentro de este movimiento de rock argentino. Soy una antigua moderna, si vale el oxímoron. El disco, que va a estar disponible a principios del año que viene,funciona como una contradicción, porque si bien “Te reís” es algo muy bailable y electrónico, el resto de los temas va en otra línea, son mucho más eclécticos, un pop argentino, algunos reggaes...

En fin, ocurrencias, inspiraciones, odas a las naturalezas, al amor, qué sé yo, una especie de compilado de estos bombones sonoros que hicimos con Fede, y en otros casos sola, que me representan mucho. Yo me tomo mi tiempo para hacer las cosas, me manejo de una forma absolutamente autogestiva.

–Da la impresión de que siempre estás haciendo cosas, ¿lo ves así también?

­–En realidad, la pandemia me disparó un montón de cosas, de colaboraciones. La virtualidad me llenó de un montón de amigos, amigas y gente que no conocía, que me invitaron a participar en distintos ciclos y canciones. Mientras pueda, yo siempre acepto.

Aparte, se me dio este asunto de hacer radio en Radio Nacional, y este año, también, la posibilidad de coconducir Estudio 1, un programa de música que hacemos con el Chango Spasiuk todos los domingos en la TV Pública. Sí, es verdad, estoy al mango. Pero medio que no lo busco, las cosas se me van cruzando. Tengo un canal abierto, imaginario, donde todo va fluyendo; voy aceptando el destino, simplemente.

"Me acuerdo de las primeras fotos que les hice a los Redondos. Saqué muchas fotos emblemáticas que son las que me debo, en un futuro, hacer un librito"

–Y entre tantos proyecto y colaboraciones, este año se cumplieron los 30 años Perro de playa, uno de los álbumes fundamentales de Man Ray. ¿Cómo recordás aquella época?

–Lo quiero muchísimo a ese disco, es hermoso. Tiene temas muy lindos y es un álbum muy orgánico, un disco atemporal, no persigue la moda. Es un disco clásico, con instrumentación y temas clásicos también, como “Sola en los bares”, “Caribe sur”, “Olvídate de mí”. Y la cumplida de los 30 años obviamente que me trae muchos recuerdos, muchas anécdotas, pero siempre trato de mirar para adelante.

Lo que sí no sé es qué será de la vida del perrito de la portada: se llamaba Caramelo, lo fui a buscar a Villa Gesell, era hermoso. La discográfica me había sugerido que posara yo en la tapa pero no quise. Querían también que la banda se llamara “Hilda Lizarazu y Man Ray”, como con Miguel Mateos y Zas, pero tampoco acepté. Después la gente me llamaba “Man Ray” por la calle, era todo muy confuso (risas).

–Hay mucha gente que quizás no sepa, pero vos, cuando volviste a la Argentina luego de vivir en Nueva York, trabajaste como fotógrafa antes de dedicarte a la música.

–Sí, claro. Es más, yo entré en el rock a través de la fotografía. Volví al país a los 17 años y me conecté con gente muy ligada a la música. En ese momento pensaba que la fotografía tenía más salida laboral que la del rockero. Entonces, pegué onda nada más y nada menos que con el gran Andrés Cascioli, el mítico dibujante de la revista Humor, y ahí empecé a trabajar como fotógrafa en las páginas de Gloria Guerrero, que era en ese momento la periodista especializada de rock, a fines de los 70.

Me acuerdo de las primeras fotos que les hice a los Redondos (hay una muy recordada donde están el Indio, Skay y la Negra Poli sosteniendo un cartel que dice “En contra”). Saqué muchas fotos emblemáticas que son las que me debo, en un futuro, hacer un librito. Aunque en este momento estoy colgada –me encanta cuando los fotógrafos o los pintores dicen así–. Desde octubre estoy colgada en el Teatro San Martín con “Cómo conseguir Charlys”, un extracto de “Los ángeles de Charly”, la muestra que hicimos con Nora Lezano y Andy Cherniavsky.

–Hace poco te vimos en el homenaje a Charly por sus 70 años. ¿Cómo fue aquel reencuentro?

–Fue muy emocionante, no sólo el reencuentro personal, sino compartir esos tremendos temas sin tiempo y con mucha gloria. Escuchar esas canciones que hacía décadas que no se hacían en vivo, como “Bancate ese defecto” o “Canción para mi muerte”, tocadas por él junto a los amigos Zorro, Sama, Guyot y Toth fue un regalo para todos. Charly también estuvo muy agradecido de ese inolvidable cumpleaños y bien merecido reconocimiento.

–¿Hablan seguido?

–No hablamos seguido, pero nos respetamos mutuamente. Cada cual tiene un trip en el bocho. Estamos comunicados con todo lo demás. ¿Qué más podemos pedir?

–Siempre se te menciona como una referente y pionera de las mujeres en el rock nacional. ¿Qué pensás al respecto?

Me emociona pensar que las nuevas generaciones de músicas me evoquen y mencionen como una referente. No tengo opinión al respecto puntualmente, dado que no me pienso como referente, pero si otros lo mencionan, entonces, será así la realidad. Lo veo más como una demostración de respeto, reconocimiento y cariño.

Me parece hermoso y de alguna manera también necesario, porque creo que debemos aprender aún más como sociedad a respetarnos los unos a los otros, aceptando todo tipo de variedades y variopintos. A veces siento y pienso, es decir, “sentipienso”, que somos un país muy criticón, y eso no me enorgullece en lo más mínimo.


“La cultura de los jóvenes amplió su umbral de comprensión. Hay más aceptación al distinto, eso me encanta.”

–¿Sentías que ya en esos años estabas haciendo historia?

–No lo veo de esa manera. Me parece que si yo pensara que estoy “haciendo historia”, sería bastante arrogante y poco inteligente. Por suerte estoy lejos de ese tipo de posturas.

Soy una raya en el mar, como dice Manu Chao, soy un viento, un presentimiento, una díscola fuerte y débil a la vez, un oxímoron, una contradicción. Soy una incógnita estacionada en la felicidad. Jugando con los puntos sobre las íes y las esdrújulas.

–¿Cómo ves la actualidad de las mujeres en el rock?

–Fantásticas y encendidas, veo que las chicas músicas están más en foco y, por ende, enfocadas hacia una nueva música argentina. Aguerridas y mordaces. Hermosas, “las nuevas hermanas hormonas” ya están entre nosotros hace rato.

–¿En qué se avanzó, qué falta?

–Creo que el avance tiene más que ver con el público, la gente, las faunas, las tribus… Las nuevas generaciones están más pacíficas, a mi modo de ver, menos prejuiciosas, más abiertas. La cultura de los jóvenes amplió su umbral de comprensión. Hay más aceptación al distinto, eso me encanta.

Fotos: Guido Adler

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