Semana del Malbec (#7): del Oasis Sur mendocino, un vino con crianza inspirada en la Antigua Roma
La curiosidad de Jorge Rubio, enólogo y fundador de la bodega que lleva su nombre, lo hizo: en una edición limitada de 2000 botellas, y fusionando tradición ancestral y modernidad, el Jorge Rubio Malbec de Ánfora refleja un proyecto experimental iniciado en 2020 que utiliza uvas Malbec de fincas familiares de más de 22 años, situadas en el Oasis Sur mendocino.
¿Cuál es el valor agregado? La fermentación y crianza se llevaron a cabo en ánforas de barro o terracota, de 500 y 1000 litros, similares a las que se utilizaban en la antigua Roma, lo que permitió preservar las cualidades únicas del terroir.
El vino, por supuesto, tiene su historia. Una que cuenta que Rubio siempre se sintió cautivado por el uso ancestral de las ánforas en la vinificación, recipientes que habían sido esenciales para el transporte y conservación del vino en las civilizaciones griega y romana donde el que el vino era más que una bebida: un elixir que conectaba al hombre con la tierra, la historia y los dioses.
Movido por la curiosidad y la experimentación, Jorge se propuso revivir esta tradición milenaria en su propia bodega. Se embarcó en la tarea de encontrar ánforas de terracota que no solo sirvieran como homenaje a los métodos ancestrales sino que también encarnaran la innovación enológica. Este deseo lo llevó a seleccionar cuidadosamente estas ánforas españolas inspiradas en las utilizadas en la antigua Roma, pero adaptadas a las necesidades de la vinificación moderna.
CÓMO SE HIZO, CÓMO ES
Primero lo primero: el viñedo. Conocido como Finca Gabriel, fue el primero en ser plantado por la familia Rubio hace 22 años y está ubicado en el paraje El Desvío, cerca de General Alvear. Una parcela de 6 hectáreas que se beneficia del riego con aguas de deshielo provenientes de la Cordillera de los Andes, a través del Río Atuel. Su ubicación y sistema de irrigación otorgan a las uvas una calidad excepcional.
En cuanto al proceso de vinificación, honra tanto la tradición como la innovación. Incorporando un 20% de racimo entero y utilizando exclusivamente levaduras indígenas, fomenta una fermentación natural y una maceración carbónica que revela el carácter único y complejo del Malbec. El resto de la magia estuvo a cargo de las citadas ánforas, finalizando la elaboración del vino con un periodo de reposo en barricas de quinto y sexto uso.
En la copa resuena un Malbec de Ánfora que se distingue por su pureza, complejidad y frescura. Con notas frutales intensas y una textura suave, ofrece una experiencia gustativa marcada por un buen equilibrio entre acidez y taninos.
Se consigue solamente en vinotecas y en dos presentaciones: botella individual ($32.000) y luxury pack madera ($42.000).