Camila Milessi y Emiliano Blanco, los elegidos de Jared Leto: "Le gustaron nuestras ideas"

Camila Milessi y Emiliano Blanco rompieron los esquemas de la moda bajo el lema de Kostüme. Ese mismo que llevó al actor y cantante estadounidense Jared Leto, reconocido en el mundo fashionista por sus extravagantes looks andróginos y dramáticos, a elegir algunos de sus diseños para subirse al escenario del Lollapalooza en Buenos Aires.

Pero a pesar de la explosión que significó este encuentro con el artista, lo cierto es que desde hace 23 años la marca se consolida pionera del diseño de autor bajo un estilo único.

Inspirados en el arte, el cine y la música, Camila y Emiliano crean prendas bajo su propia óptica, proponen siluetas oversize, genderless y sporty bajo un juego de contrapuestos, y cuestionan a aquellos esquemas y morfologías ya establecidos. En esta charla con EPU, revelan cuáles son los desafíos de animarse a hacer algo distinto.

–¿De qué manera llegó Jared Leto al local que tienen ustedes en Palermo?

Camila Milessi: –Llegó en bicicleta, se probó ropa durante una hora, jugó con las prendas y eligió 13 ítems en total. Me felicitó, me dijo que le gustaban las telas, la imagen, los detalles, las botas, los vestidos y que pensaba usarlo para el show del Lollapalooza. Yo no lo podía creer, estábamos obnubilados. Nos sacamos fotos, le dejamos la ropa en el hotel.

Después nos siguió usando a nosotros, no solo en el show que hizo en la Argentina sino también en los demás países de Latinoamérica. Lo usó casi en todos. Evidentemente, le gustaron nuestras ideas, y lo que a mí me dejó sin palabras fue que una persona muy activamente metida en el mundo de la moda estuviera parada en el local diciéndome: “Me gusta esta idea y cómo hicieron esto”. Es hermoso.

–Esta situación reafirma su lema “This is Kostüme”, ¿no?

C. M.: –Si, él estaba buscando el vestuario para tocar. O sea, Kostüme es vestimenta, vestuario, un genérico. Eso es lo que queríamos que fuera la marca, una cajita que nos deja crear cualquier cosa.

Emiliano Blanco: –En un punto, no nos sorprende, porque en el local de Palermo tenemos muchos clientes, como DJs que vienen a tocar a la Argentina, artistas plásticos, bailarines, fotógrafos. Quizás que venga Jared Leto, lo que te da es como más valentía para decir: “La verdad es que lo que hacemos está bien”.

C. M.: –Evidentemente, las ideas tienen un valor y hacer prendas originales con todo el trabajo que conlleva, tiene recompensa. Porque la gente que es entendida, cuando realmente lo ve, lo valora. El tema es que Jared Leto nunca lo había visto, pero tuvimos la suerte de que pasó, lo vio y que le interesa el diseño local de cada lugar al que viaja. Es alguien que valora la moda, que entiende el concepto y el trabajo que implica.

LA HISTORIA Y LOS PROCESOS

–Llevan más de 23 años funcionando de manera interrumpida, ¿cómo fue su proceso de creación?

E. B.: –Empezó siendo algo muy impulsivo, pero muy bien pensado. Nos conocimos cuando dos empresas textiles se asociaron y nosotros estábamos cada uno en su respectivo departamento de diseño. Kostüme nace en plena crisis de 2001, pero con la idea de hacer una marca de ropa como nosotros creíamos que debía ser. Cuando vos trabajás bajo otras marcas y diseñás para otras marcas, hay mucho de la lógica de la copia, de qué funciona, qué no funciona, de no arriesgar. Todo el mundo tiende a hacer lo que es seguro que se va a vender. Nuestra lógica era romper con eso.

C. M.: –Lo importante era hacer algo bueno juntos, que nos gustara y que nos diera orgullo, como un mimo a la capacidad intelectual de diseñar, no pensando en la rentabilidad o en la competencia. Nos pusimos en Uriarte, en el barrio de Palermo, que todavía no existía. O sea, imaginate que el impacto comercial no tenía nada que ver con el proyecto, era más intelectual o romántico en un punto, porque tenía que ver con hacer lo que nos gustaba.

–¿Cuáles son aquellas morfologías que hacen únicas a las prendas de Kostüme?

C. M.: –Lo deportivo mezclado con la sastrería, puede ser una variable. Siempre hay algo de mezclar mundos. También, siempre incorporamos algún mecanismo que trabaja para el consumidor, o sea, prendas que cada usuario puede usar como quiera, adaptables a su humor o al uso que tenga en este momento. Nos parece que un consumidor inteligente con un mecanismo para jugar es una persona que se divierte con su estilo. No es que eso la complica, sino que le das una herramienta para jugar y decidir cada día cómo lo va a lucir.

E. B.: –Yo creo que tiene mucho que ver con la contraposición. Puede ser de silueta, adherente u oversize, de estética. Por ejemplo, cuando algo es muy de fiesta y queda muy arreglado, romperlo, y si algo es muy deportivo y streetwear, subirlo. Como esa lógica de opuestos y contraponer volúmenes, telas, quitar las cosas del lugar en donde suelen estar y llevarlas para otro lado, bolsillos que se cambian de lugar, se abren y se transforman en otra cosa.

–¿Qué me pueden contar de su último lanzamiento, la colección 47?

C. M.: –La colección 47 tiene dos drops: el primero ya lo lanzamos en febrero, y el otro se lanza en abril. El primero tiene una mezcla de cosas, más punk y victoriano, mezclado con sastrería clásica. Hay un contraste entre cosas blandas y duras; es oscuro y tiene algunos puntos de color, que son naranjas, y mezcla la noche con el día. Hay estampas que son como figuras rotas que no se entienden, es bastante new wave, new romantic.

E. B.: –Sí, una lógica medio victoriana y del new romantic de principio de los 80 y finales de los 70. Sacamos cosas de una película de David Cronenberg, de 1970, que se llama Crímenes del futuro, y también de otra que se llama Días del futuro, más 60, londinense. Ahí empezamos a mezclar una cosa muy estructurada con telas livianas, hecho al corte, deshilachado a mano. Hay cosas más industriales y cosas manuales/artesanales fusionadas.

PARTE DEL PATRIMONIO

–¿Cómo se posicionan frente al crecimiento del consumo fast-fashion?

C. M.: –Nosotros no tomamos el espíritu fast-fashion; primero, por nuestra naturaleza, y segundo, porque hacemos un proyecto para que lo elija gente que lo entiende y que lo puede consumir. También, tiene una escala que se relaciona con la demanda, si la escala es pequeña y vos te comprás una pieza de diseño que tiene que durar toda la vida, porque es nuestro espíritu, ¿cuántos vestidos de gala punk vas a tener en tu vida? Uno. Por lo tanto, no puede haber mil vestidos iguales porque es injusto para el que lo está pagando que todo el mundo tenga puesto lo mismo. Lo sustentable es que compres menos y te dure más, no que compres cosas que son basura y se destruyan.

E. B.: –Entonces, lo que hicimos en estos últimos años, fue acotar la producción y encontrar la escala. Si algo funciona bien y vemos que puede tener una segunda vuelta, se vuelve a producir o se le cambia algo, pero siempre en producción es acotada, no hacer volumen por hacer volumen. También vuelve más sano el negocio y lleva más trabajo.

–Tienen piezas en Fundación IDA, una institución dedicada a la recuperación, puesta en valor y preservación del diseño argentino. ¿Qué se siente formar parte del patrimonio local?

C. M.: –Nosotros conocemos a Sebastián Rodríguez (coordinador del área de indumentaria de Fundación IDA) y somos parte de un movimiento fundacional de diseño de autores en la Argentina. Él siempre nos dijo que quería piezas nuestras, y a medida que fueron pasando cosas, como mudanzas, él se fue llevando.

E. B.: –En realidad, nunca fuimos una marca de guardar archivos, no tenemos nuestro propio archivo de prendas. Entonces, fuimos tratando de conseguirle algunas, quizás de clientas que ya no las usaban. Por eso, la lógica de IDA y de tener un acervo me parece buenísimo, porque no lo hay, no lo había. También tenemos algo en el Museo del Traje. Pero me parece buenísimo que alguien junte todos esos archivos que en el tiempo van a cobrar un valor.

–¿Cómo ven y piensan el futuro de Kostüme?

E. B.: –Lo que creo es que siempre estamos mirando para adelante tratando de evolucionar. Para mí la clave que tiene Kostüme, es que sigue teniendo la lógica de nuestros valores de cuando comenzamos, que tenían que ver con jugar, divertirnos, hacer las cosas como creemos que deben ser, y después a eso le pusimos toda una parte de inteligencia de cómo lo volvemos en un hecho comercial y cómo encontramos la escala para que cierre el número y nos permita sostener ese juego. Y hoy, continuamos con la misma lógica y eso no creo que cambie.

C. M.: –A mí me gustaría seguir haciéndolo el mayor tiempo que el cuerpo me lo permita y me gustaría que alguien continúe la marca y que Kostüme siga siendo un estilo. Por eso no se llama Camila y Emiliano, porque nuestra idea era armar un estilo que lo use mucha gente que le gusta lo mismo que a nosotros, y que después lo pueda hacer otro, porque estaría bueno que no muera con nosotros. Que sea una marca argentina que se fundó en un momento muy importante y que continúe más allá de nuestra vida útil.

Material fotográfico

Retrato de apertura: ValMusso
Fondo azul: Gastón Paci
ByN: Tomás Würschmidt
Lollapalooza: Gimena Bugallo