David Kavlin: "Soy parte de una generación que tuvo que adaptarse a muchas circunstancias"

El periodista que a los nueve años ya jugaba a hacer programas de radio con su mejor amigo consolidó una carrera en los medios que ya suma tres décadas de vigencia. A punto de desembarcar en la conducción de un magazine diario por la pantalla de IP Noticias, se reconoce como parte de una generación de comunicadores en permanente adaptación y resume ese desafío en una frase: “Procura que falte mucho para merecer un premio a la trayectoria”.

Sin haberse criado en un entorno familiar vinculado al mundo de la comunicación, David Kavlin comenzó a forjar su vocación desde muy chico, cuando en la casa de su mejor amigo jugaban a leer las noticias y a musicalizar ese universo. No se trataba meramente de un juego porque Kavlin ya sabía que su futuro estaría indubitablemente ligado a la información y al entretenimiento. Y, con la convicción de los que saben lo que quieren, llevó ese deseo convertido en vocación por una innumerable cantidad de estudios: desde la FM Saturno de su Salta natal, hasta la pantalla de IP, donde está próximo a debutar con un magazine diario, pasando por la mítica Rock & Pop.

Son más de treinta años de ponerle el cuerpo y la voz a lo que más le gusta hacer: comunicar con humanidad. Hoy es un referente no sólo por su trayectoria sino también por su capacidad para adaptarse a cada proyecto. Y por eso desde EPU conversamos con él.

–¿Hace cuánto tiempo que estás en el mundo de las noticias y el entretenimiento?

–Desde los 18 años y tengo 52. Hacé el cálculo.

–¿Cómo descubriste la pasión por los medios?

–Cuando tenía 9 años jugaba a hacer programas de radio con mi mejor amigo; el vínculo se mantiene hasta el día de hoy. Tenía en su casa un equipo de música muy sofisticado –un Pionner con doble casetera– con el que musicalizábamos la lectura de los diarios de Salta e intercalábamos publicidades.

–Alta fidelidad para la época.

–Sí, además su papá hacía radio. Cuando terminé el secundario ingresé en la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Córdoba. Durante el verano hacíamos temporada en Salta.

–¿Quiénes fueron tus referentes en aquella época?

–En los '80 recibíamos los cassettes de la Rock & Pop porque no había una repetidora que nos permitiera escuchar la radio desde Buenos Aires en vivo. De ahí venía la efervescencia del rock y de los primeros años de democracia con Mario Pergolini, Lalo Mir, gente con la que después tuve la oportunidad de trabajar cuando se instaló una repetidora y se creó la Rock & Pop Córdoba. Ingresé en 1992 y tuve la suerte de poder trabajar en coberturas y conocer a todos los tipos que habían sido mis ídolos.

–En la década del ´80, mientras la Democracia estaba sostenida con alfileres, trabajar en los medios era un acto de heroísmo; había mucho que decir.

–Y el mundo de la comunicación estaba teñido de cierta informalidad. Antes de ingresar en FM Génesis, trabajaba en un medio paralelo que se llamaba FM Saturno. Era una radio que no tenía papeles. Era una época de revolución en el mundo de la comunicación. Durante un tiempo estuvimos off side, pero la vuelta de la Democracia liberó las condiciones para que los medios se multiplicaran en un marco de legalidad. Mirá cómo serán las cosas que ese equipo con el que nos fogueamos en la niñez, después nos lo incautaron por no cumplir las normas. Nos robaron el juguete.

–¿Cómo te mantenés vigente con tantos años de profesión?

–Me considero un comunicador versátil, pasé por todos los estilos y formatos. Me fui aggiornando, soy parte de una generación que tuvo que adaptarse a muchas circunstancias. Pasé por el entretenimiento, los noticieros y otros rubros mientras el mundo que me rodeaba se iba transformando a nivel mundial con las redes sociales. Me adapto al lenguaje de la seriedad periodística y también puedo hacer un Night Live. Una de las cosas que siempre me llamó la atención es cómo caducan los comunicadores que no se adaptan a los lenguajes vigentes. No quiero que eso me pase, aunque seguramente ocurrirá.

–¿Qué hito profesional marcó un antes y un después?

–Fue en el año 2013, me tocó hacer la cobertura de la elección del Papa. Mientras no se conocía la definición, una fuente interna del Vaticano prácticamente me aseguraba que Jorge Bergoglio tenía todas las fichas. Antes de que el camarlengo hiciera el anuncio dije: “Me juego que es Bergoglio”. La sensación de haber tenido la primicia fue increíble, pero la anécdota no fue el logro periodístico, sino que las flamantes autoridades del canal en el que trabajaba en ese momento me despidieron; no por dar la noticia, sino porque habían decidido un cambio de rumbo. Cada vez que me acuerdo de ese momento me río. En ese momento sentí que me había recibido de periodista.

–Aunque la versatilidad es tu marca, preferirás algún rol.

–Creo que como conductor puedo aportar valor agregado. También me siento muy cómodo presentando noticias.

–¿Sos un profesional que deja fluir sus emociones frente a las cámaras?

–Todo el tiempo soy genuino. No trabajo para esconder la espontaneidad. Me conmueven especialmente los casos que involucran a personas que podrían ser mis hijos. La paternidad me sensibilizó.

–Sos testigo de la transformación de los medios de comunicación. ¿Cuáles son los cambios más significativos?

–Independientemente de los nuevos formatos y lenguajes, la preferencia del público es diferente. Hoy no se valora el cuidado y la dedicación, se puede hacer un programa desde la puerta de una casa con más éxito de audiencia que uno que se realiza en un estudio. Me llama la atención que una piba que me muestra su cuerpo o un pibe que eructa tengan un millón de likes.

–Antes la reacción del público se medía en el contacto cara a cara en la calle; hoy el futuro de un programa se dirime en las redes. ¿Cómo manejás ese nivel de respuesta instantáneo y masivo?

–En primer lugar, celebro la democratización de la comunicación a través de las redes, me parece fantástico que cada quién sea su propio vocero, pero el problema es que esas personas no siempre asumen la responsabilidad sobre lo que dicen. Los que tenemos años comunicando somos conscientes del impacto que pueden tener las palabras. En lo que a mí respecta, las devoluciones sobre mi trabajo son siempre bien recibidas, aun cuando provienen de haters convertidos en un eslabón catártico de la sociedad.

–Estás a punto de debutar en IP, una señal de noticias joven pero con un marco más tradicional. ¿Cuáles son tus expectativas?

Llego a IP con mucho entusiasmo, una de mis frases de cabecera es “Procura que falte mucho para merecer un premio a la trayectoria”. Ser parte de una señal joven me permite nutrirme de las nuevas formas de trabajar. Hay un potencial increíble.

–¿Te imaginás haciéndote cargo de los contenidos de un canal de TV o de una radio?

–Hay que ser muy responsable para encarar ese tipo de funciones. Si me llegara el ofrecimiento lo consideraría un gran reconocimiento, pero todavía siento el deseo de estar frente a las cámaras y los micrófonos. Me queda mucho tiempo por seguir jugando en ese nivel.

–¿Los medios tienen deudas con el público?

–Sí, la deuda es permanente. Quienes estamos adentro tenemos que abogar por construir credibilidad, esa es la mayor responsabilidad. Algunos medios –no en los que me ha tocado trabajar– privilegian la grandilocuencia de un título altisonante y se concentran en el efecto instantáneo, buscan un orgasmo periodístico. Mantener la veracidad entre tanta volatilidad es esencial teniendo la competencia de las redes sociales donde todo lo que se dice es tomado como cierto. Pero no es solamente un problema de los medios argentinos; en la BBC tuvieron que pedir disculpas por haber difundido la noticia de que Israel había bombardeado un hospital cuando en realidad había caído por error un misil lanzado por los terroristas.

–¿Y qué te debe a vos?

–Todo lo que construí y destruí fue por mis propias decisiones; me hago cargo de los aciertos y de los errores, nadie me debe nada. Considero que soy un comunicador que puede ser más explotado, veo a colegas que han tenido muchas oportunidades que no han sabido aprovechar y las siguen teniendo. Quisiera tener más chances, no soy de los que se quedan esperando a que suene el teléfono. Hay que seguir siendo humilde.

Fotos: Alejandro Calderone Caviglia

Coordinación general: Gimena Bugallo

Estilismo: @julieta_moreira

Agradecimientos: @mando.bsas, @perramusoficial

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