La era del edadismo: saber envejecer, esa es la cuestión
El miedo a envejecer es uno de los más primales, tema central de historias y narraciones, pero también es un temor latente entre las nuevas generaciones que hoy consumen productos, entretenimiento y se informan a través de redes sociales como TikTok.
Lo que hace que este miedo a envejecer, que puede evolucionar a formas más nocivas como el edadismo (la discriminación o prejuicios manifestados hacia personas por temas de edad), resalte ahora más que antes, es el hecho de que vivamos en sociedades cada vez más envejecidas.
Esto se debe a fenómenos culturales y demográficos varios, entre los que destacan la baja en las tasas de natalidad a nivel mundial (en tándem con una emancipación económica y social de la mujer) y una prolongación de la esperanza de vida. Es decir, vivimos cada vez más, tenemos cada vez menos hijos y, a su vez, la población más grande se mantiene cada vez más activa y vital gracias a los avances de la ciencia y la tecnología.

Según Tsunami LATAM (el mayor estudio sobre la madurez en la región), en los próximos 30 años el porcentaje de latinos mayores de 65 se duplicará, alcanzando el 18%; y en la Argentina ya contamos con una expectativa de vida proyectada para el año 2050 que llega a 82 años.
Pero aún si la categoría “adulto mayor” ya no responde a los arquetipos clásicos con los que crecieron generaciones anteriores, como la boomer o la millennial, y en un contexto en el que se habla de “generación silver” con connotaciones positivas (como el segmento etario impulsor de la economía y la innovación), los temores y prejuicios en torno al envejecimiento prevalecen. Y aunque parezca sorprendente, muchos de estos miedos están empezando a manifestarse más temprano en generaciones como la Z, y a solidificarse a través del poder replicador y no siempre positivo de las redes.
ESPEJITO, ESPEJITO, ¿QUÉ FILTRO DEBO USAR?
“Un buen cliente es un cliente inseguro, insatisfecho, y creo que las redes sociales, los medios de comunicación hegemónicos y todo el aparato audiovisual siembran ideas aterradoras sobre el paso del tiempo y sobre el envejecimiento, precisamente, para que sigamos consumiendo, ya sea intervenciones quirúrgicas, tinturas o artefactos que maquillan el paso del tiempo.
Por supuesto, no ayuda no ver representaciones de personas adultas mayores que se salgan de los estereotipos del viejismo en películas, en publicidades y demás”, comenta Lucía Levy, creadora de La Curva de la Moda y periodista especializada, que hace poco tiempo analizó el fenómeno en sus redes.

Una nota reciente de la revista VICE (“Cómo los adolescentes se volvieron adictos al anti-aging”) da cuenta de un fenómeno alarmante: a través de TikTok, chicas cada vez más jóvenes comienzan a recomendar, reseñar y promover el uso de productos y tratamientos anti-aging.
“TikTok y su maquinaria de venta está introduciendo a una generación aún más joven un viejo miedo: el paso del tiempo”, dispara el texto, que sin embargo no repara en un contexto generalizado de edadismo o viejismo que históricamente atravesó la industria de la belleza y la moda, que ahora se exacerba con la tecnología para llegar a otros públicos y casi a un paroxismo de lo absurdo. Así, abundan los tutoriales con nenas de catorce años recomendando cremas anti-age para reducir “arrugas” o “líneas de expresión”.
En adición a esto, los filtros como el “old-age” que vienen a simular cómo te verías si fueras una persona mayor, contribuyen al llenar de ansiedades a chicas muy jóvenes, que terminan validando prejuicios propios y ajenos sobre lo que implica envejecer.
Así, algo que podría parecer divertido como un filtro, puede preformatear nociones de belleza, naturalizar tratamientos innecesarios a una muy temprana edad y colaborar en desconocer o patologizar procesos naturales, como es precisamente, crecer y envejecer. Todos pasamos o pasaremos por ello.
Uno de los videos viralizados en torno a este tema, con más de 11 millones de entradas en TikTok, es el de Kylie Jenner probando el filtro en vivo y reaccionando de forma muy negativa. Y si bien podríamos preguntarnos en primera instancia por qué y para qué se diseñaron estos filtros, echarle la culpa de la obsesión con la juventud a los mismos que sólo catalizan temores de época, pareciera una salida fácil.

A pesar de ser parte natural del ciclo de vida, envejecer es un miedo común. Una encuesta de Pfizer de 2014 encontró que el 87% de los estadounidenses reportan al menos un miedo relacionado con el envejecimiento, mostrando mayor preocupación por la pérdida de la capacidad física.
SIN SEGMENTOS, PARA TODOS POR IGUAL
Una problemática que las redes sociales y las nuevas dinámicas de producción de información y consumo de contenidos produjeron, es que ya no existan tantas revistas especializadas (por ejemplo, las clásicas publicaciones para mujeres o adolescentes), en donde los anuncios o el marketing estaba más segmentado y hasta distribuido por grupos etarios.
“Los productos anti-envejecimiento ya no son sólo para consumidores mayores de productos de belleza”, asegura un informe de CNN. Hoy las empresas buscan aumentar sus ganancias apuntando a audiencias cada vez más amplias, y aprovechando que la generación Z está comenzando a ingresar al mercado y tiene su propio poder adquisitivo.

Asimismo, se observa un corrimiento temático, mientras que durante décadas el skincare (el cuidado de la piel) para adolescentes apuntaba a problemáticas como el acné, hoy se habla de “eliminar arrugas”, marcas como Spoiled Child desarrollan líneas anti-age para Gen Z y en shows de TV como The Kardashians hablan de ‘tweakments’ (tratamientos para gente en sus 20) que incluyen botox preventivo, entre otras cuestiones. De hecho, el hashtag ‘#preventativebotox’ tiene 1.8 millones de vistas en TikTok.
Lo irónico es que, según un estudio del Association of Psychological Science, es en las culturas occidentales donde la muerte se asocia al envejecimiento y viceversa, y el miedo a la muerte contribuye con el miedo a envejecer. Un edadismo internalizado así como una visión negativa del envejecimiento pueden acortar tu esperanza de vida. ¿Algo así como encarnar las propias creencias?
EL SKINCARE: EL NUEVO CABALLITO DE LA INDUSTRIA DE LA BELLEZA
Según VICE, la Gen Z gasta mucho más en skincare que cualquier otra generación, abonando a esta idea de “defectos autopercibidos” que deben ser combatidos incluso antes de que comiencen a manifestarse. En ese sentido, vale preguntarse por los mecanismos comerciales y de marketing de la industria de la belleza, que con viejos y nuevos artilugios, sigue haciéndonos sentir inadecuadas para que gastemos en sus productos, con el segmento anti-age que tiene proyectado recaudar 88 billones de dólares en ventas globales para el 2026.

“Creo que la Gen Z la tiene bastante complicada, hoy es muy usual ver a pibas de menos de veinte años con retoques en la cara, con los labios hechos. Y creo que pasa por dos motivos: uno es la tecnología, ya que la Gen Z está todo el día con el celular en la mano, y ahí vemos filtros y un ideal de belleza que es inaccesible, artificial, ficticio y eso cala hondo en la salud mental, sobre todo de las mujeres y feminidades.
Por otro lado, el hecho de que las intervenciones quirúrgicas sean cada vez más accesibles económicamente”, explica Levy, que además señala un rasgo relativamente nuevo asociado a las cirugías: la aspiracionalidad. Mientras que antes los retoques en la cara podían esconderse, hoy son un orgullo y hasta un indicador de estatus.
Si hasta existe una nueva categoría llamada “prejuvenecimiento” (los tratamientos preventivos para el envejecimiento), que cobró fuerza entre la Gen Z con la pandemia, cuando las redes sociales se convirtieron en una parte integral de la vida diaria, incluso podría decirse (y así lo detalla el estudio Prejuvenation: The Global New Anti-Aging Trend), que la Gen Z es la primera generación digital que depende en gran medida de las redes sociales para el cuidado de la piel y los consejos sobre el envejecimiento. ¿Para bien y para mal?

LOS ÍDOLOS TAMBIÉN ENVEJECEN
Con la llegada de Luis Miguel a la Argentina, rápidamente distintas versiones invadieron las redes. ¿Cuál era la especulación? Que el rey sol tenía al menos dos o tres dobles. “Preferimos asumir que Luis Miguel tiene un doble, antes de asumir que el paso del tiempo lo cambió: eso es finalmente el edadismo. Queremos que Luis Miguel se parezca a lo que nosotros sentimos que es tener 50 años, o, incluso peor: no queremos que el tiempo pase. Nuestra aversión a hablar sobre la vejez, a experimentar la vejez, llega al límite de que no queremos ni siquiera ver la vejez, no queremos que nuestros ídolos envejezcan”, explicó el filósofo Tomás Balmaceda en redes sociales.