Gigi Gadid: La realeza digital
La supermodelo del momento es, además, una de las reinas del social media mundial, con veinte millones de seguidores sólo en Instagram y un millón de likes por cada foto que sube a sus redes. Heredera de la ex modelo holandesa Yolanda Foster y del magnate del real estate Mohamed Hadid, a sus 21 años construyó un imperio virtual que mueve fortunas.
"No lo hacés más. Una nena tiene que ir al colegio, jugar con sus amigas, hacer deportes; estar todo el día encerrada entre fotógrafos y productores no es una opción. Te voy a inscribir en voley y en equitación, esto lo charlamos con papá.” Yolanda sigue hablándole a su hijita, que juega con un unicornio de paño entre tomas de la campaña que protagoniza para Baby Guess, mientras, teléfono en mano, mantiene una conversación con su marido. Gigi mira a su madre, que sacude el celular como un arma, sin sospechar que ese dispositivo con teclas y sin cámara algún día se transformará en la extensión de su propia vida. Casi veinte millones de seguidores, 900 mil likes por foto, una catarata de campañas, las red carpets más top del mundo, decenas de tapas de revista y hasta un novio pop star... Todo eso entra en una cuenta si la usuaria es @gigihadid.
En tiempos donde no bebiste hasta que mostrás la foto filtrada de tu trago, Instagram funciona como un canal de democratización aspiracional. Todos sienten palpable la ilusión de acceder a atardeceres importados, bacanales, espléndidos hoteles y un mundo de fama instantánea cuya llave se esconde tras la imagen cuadrada. En el universo de la ficción selfiera, Gigi Instamodel es la reina del relato.
Hija de Yolanda Foster, ex modelo holandesa que se recicló en 2010 como una de las protagonistas del reality The Real Housewives of Beverly Hills, donde expone su vida de señora acomodada, Gigi Hadid asistió junto con sus hermanos Bella y Anwar –ambos actualmente modelos de la agencia IMG y estrellas mediáticas en proceso– al mejor colegio de Malibú, donde convivió con herederos del espectáculo y las finanzas. Su padre es Mohamed Hadid, un tipo brillante que supo construir el mito del refugiado que llega a los Estados Unidos ocultando su pasado de soberano palestino para lograr reconvertirse en magnate inmobiliario que honra el sueño americano. Su propia cuenta de Instagram tiene casi un millón de seguidores y en ella ostenta mansiones increíbles, autos de colección y destinos inalcanzables.
Gigi supo procesar todos los ingredientes de la novela familiar y convertirlos en una receta ganadora. Lejos de utilizar su vida privilegiada para encerrarse en una torre, logró hacernos creer que es una chica común y que, por lo tanto, todas podemos parecernos a ella. Pero no. Porque Gigi mide 1,78, es amiga de Taylor Swift y Kendall Jenner, posee una belleza hipnótica y ostenta, además de una inteligencia feroz, este suceso con el que sólo los valientes pueden lidiar. “La popularidad no me asusta, me empodera. Parece que como modelo debés limitarte a ser linda y tonta. Nada más alejado de la realidad, se terminó la época de la modelito manejada por terceros. Ahora gracias a las redes podés construir relaciones comerciales sólidas y contactar directamente tanto a las marcas como a tus fans.”
Gigi fuma bajo el agua, domina el juego mejor que nadie. Para muestra basta con decir que sus tapas de Vogue recorrieron todos los idiomas: fue rostro de las ediciones alemana, estadounidense, australiana, brasileña, china, española, francesa, italiana… Y me detengo acá porque ya me cansé de contar. Cuando tu nombre aparece en tapa a modo de hashtag sobre una remera que reza simplemente #Gigi, llegaste, querida.
Sin embargo, no sólo de portadas vive una modelo, sino también de campañas. Y en ese sentido Gigi tiene el secreto que todas las supermodelos noventosas envidian: ese raro don para encajar tanto en el exclusivo segmento de lujo como en el del democrático low cost. Las potenciales clientas no sueñan con ser como ella pero sí se identifican con esa chica de 21 años que sube tanto fotos de su desfile para Marc Jacobs como otras en piyama, besando a su perro.
“La popularidad no me asusta, me empodera. Parece que como modelo debés limitarte a ser linda y tonta. Nada más alejado de la realidad, se terminó la época de la modelito manejada por terceros. Ahora gracias a las redes podés construir relaciones comerciales sólidas y contactar directamente tanto a las marcas como a tus fans."
Hace apenas un año, sus fotos difícilmente pasaban los 100 mil likes y ahora trepan al millón con la velocidad de un rayo, traccionando las carreras propias y ajenas. Tal es el caso de su hermana Bella, junto a la cual viralizó la publicación de V Magazine titulada “Double Trouble”, en donde la lente de Steven Meisel las sorprende tiradas sobre el piso, a medio vestir, con una dosis de erotismo fraternal que roza el limite. Justamente, tanto Meisel como el argentino Sebastián Faena han sido los fotógrafos bautismales del fenómeno Hadid, que explotó en las páginas de la publicación editada por Carine Roitfeld, CR Fashion Book, cuya onda expansiva alcanzó cifras millonarias.
Nuestra chica protagonizó las campañas de Tom Ford, Sisley, Maybelline, Max Mara Accessories, Evian, Moschino, TopShop y Balmain, etiqueta junto a la cual desarrolló una colección cápsula para H&M. Mientras tanto, Stephanie Seymour y Naomi Campbell se siguen quejando de que Gigi es sólo una chica del momento, modelo online con fecha de vencimiento, sin medidas ideales para merecer pisar la pasarela de Victoria’s Secret.
“Tengo tetas, tengo culo, tengo muslos y no estoy pidiendo un trato especial por eso.” Esa frase que Gigi estampó en su Instagram como respuesta a críticas atroces la erigió como una defensora de las curvas y multiplicó no sólo sus interacciones sino el número de pasarelas que cierra. Los últimos desfiles para Chanel, Dolce & Gabbana y Jeremy Scott dan fe de ello. Haters gonna..., pero ella les hizo el “shake it off” más exitoso en la historia del modelaje.
Por estos días, la nueva campaña de Versace que protagoniza junto a su amiga Karlie Kloss y en la que interpretan a dos madres adolescentes con hijos interraciales sacudió al mundo fashionista. Ella se excusa diciendo que “sólo trata sobre el amor”. Mientras manda besitos virtuales a una Donatella chocha por las ventas que generará la controversia. Sabe que Gigi multiplicará exponencialmente la inversión publicitaria mediante sus redes y replicará el efecto a nivel global.
“Puedo ver y sentir y decir, mi vida dormir. Será por tu influencia, esa extraña influencia”, cantaría Charly García desde Instagram. Tormenta de likes.