Marcelo Bosch, un puma que provoca suspiros

El centro, apertura y fullback del seleccionado nacional de rugby es, además, un galán con todas las letras. Producido como nunca y listo para una sesión de fotos hot, habló sobre su actuación en el Biarritz de Francia y analizó su nuevo desafío en el exigente torneo Rugby Championship.

 

Nacido rugbísticamente en Belgrano Athletic, Marcelo Tristán Bosch es hoy jugador del Biarritz Olympique, club del Top 14 francés. Debutó en Los Pumas el 9 de junio de 2006 contra Italia y, después de disputar el Mundial 2011, se consagró este año como centro indiscutido del seleccionado argentino, pudiendo jugar también como apertura o fullback y es una de las alternativas como pateador.

 

 

Comenzó a jugar a los 7 años como algo natural ya que sus padres, sus tíos y sus amigos pertenecían al Club Belgrano, donde la pelota ovalada es lo primero que les regalan a los chicos. Después de una excelente actuación en el Mundial Juvenil disputado en Mendoza en 2005, fue tenido en cuenta para los seleccionados mayores y le posibilitó ser contratado por el Biarritz de Francia, donde en la temporada última ganó la Challenge Cup. En uno de los pocos momentos libres que en un torneo tan exigente como el Rugby Championship tienen los jugadores, Marcelo Bosch recibió a El Planeta Urbano en la casa de los padres de su novia en el Olivos Golf Club en Tortuguitas, donde aprovechamos para preguntarle detalles de su actual vida como rugbier profesional.

 

 

–¿Cuál es la diferencia más notoria entre la preparación para el rugby profesional y la del amateur que se juega en la Argentina?

 

 

–Creo que la gran diferencia entre el rugby profesional y el amateur es el descanso. No hay tanta diferencia entre la cantidad de horas de entrenamiento ya que el amateur argentino encuentra siempre horas para entrenar, aunque hace más hincapié en la parte física. Lo que es diferente es el descanso posterior ya que uno allá se dedica sólo a jugar al rugby y arma su vida, su tiempo, su alimentación, el dormir y demás sobre la base de estar bien para entrenar y jugar. También es diferente la calidad de los entrenamientos ya que se comparten con jugadores de gran nivel. Mientras acá se entrena más lo básico, allá estás más en los detalles, en lo fino del deporte, tanto en defensa como en ataque.

 

 

–¿Cómo es su vida en Biarritz cuando no entrena?

 

 

–Estoy conviviendo con mi novia (Agustina) y nos gusta mucho salir a pasear y a tomar café por la Costa Baska y por Biarritz, en donde hay muchos lugares que nos gustan. En casa jugamos a las cartas, leemos mucho o vemos películas. Hasta el año pasado éramos varios los argentinos que nos juntábamos (por ejemplo, con Eusebio Guiñazú y Manuel Carizza, y sus novias) y salíamos a pasear u organizábamos comidas. Los días que tengo libres me gusta jugar al golf (9 de handicap), deporte que aprendí de chico con mi padre. Este año sólo quedamos Francisco Gómez Cora y yo.

 

 

–Cuando un año atrás se concretó la incorporación de Los Pumas al Rugby Championship, mucha gente del rugby opinó que era una locura, que se iban a comer más de 70 puntos por partido, que la UAR iba a tener que contratar un avión sanitario para traer a los lesionados. Sin embargo, después de los primeros cuatro partidos, si bien no han ganado, han demostrado que se puede jugar de igual a igual con las potencias. ¿Qué les está faltando para ganar?

 

–Es cierto, no mucha gente creía en este equipo y es bastante normal que así sea por las diferentes realidades entre los otros tres equipos y nosotros. Ellos son los mejores del mundo y juegan este torneo hace muchísimos años, jugando semana tras semana, algo nuevo para nosotros. Sorprendimos porque aunque sabíamos que era muy difícil, estábamos tranquilos ya que confiábamos en nuestro grupo, en el talento que hay en algunos jugadores. Tuvimos muy buenos cuatro primeros partidos y vamos disminuyendo un poco esa gran diferencia que había entre ellos y nosotros. Igual, creo que para ganarles todavía tenemos en el debe el tema del ataque, de nuestra ofensiva, pero no tenemos que desesperarnos para ir adecuándonos a esa forma de jugar después de tantos años en los que la Argentina jugó un rugby más cerrado, de forwards, más táctico. Entonces nos va a llevar un tiempo poder lograr un juego dinámico, de muchas fases, aunque tenemos que estar contentos con lo que vamos logrando.

 

 

–¿Cree que a diferencia del equipo del Mundial 2007 con individualidades de gran nivel como Corletto, Agustín o Juan Martín Hernández, estos Pumas actuales funcionan más en grupo sin diferencias entre los que entran y los que salen?

 

 

–Si bien había hecho la preparación previa y había jugado algunos de los partidos previos, no me tocó estar en el equipo del Mundial así que no puedo decir qué sentía el equipo dentro de la cancha, lo que siento es que este es un muy buen grupo, con una gran mayoría de las camadas 84, 85, 86 que nos conocemos desde juveniles, que tenemos muy buenos referentes como el Pato Albacete, Fernández Lobbe, Roncero, Juan Martín, y hemos logrado que el recambio no se note, sale uno, entra otro y está en el mismo nivel, lo que es muy bueno porque hay mucha competencia por cada puesto y los que entran en la cancha no se pueden confiar porque hay uno siempre atrás pidiendo pista. De los 33 del grupo, cualquiera que entre va a estar a la altura de las circunstancias.

 

 

–¿Qué le cambió en la vida ser profesional del deporte? Algo que cuando era chico ni se le hubiera ocurrido.

 

 

–Yo jugaba sólo para divertirme y había empezado la carrera de Administración de Empresas cuando arranqué a jugar en el plantel superior de Belgrano y en algunos seleccionados y vi la posibilidad de jugar en el extranjero. Entonces me llegó la propuesta del Biarritz, que era irrechazable. Me fui y fue un gran cambio ya que de estar estudiando y de vez en cuando ir a alguna gira, pasé a irme a Europa y vivir de lo que me apasiona. Al principio extrañé un poco la familia, mis amigos de acá, pero en Biarritz encontré un hogar. Voy por mi séptimo año y siento que hoy es mi lugar en el mundo.

 

 

–¿Cómo es su relación con sus ex compañeros de Belgrano?

 

 

–Estoy en contacto desde Francia, aunque con los años uno se va distanciando un poco, no por no quererlos sino porque cada uno sigue su vida, su camino. Algunos de ellos ahora trabajan, estudian, tienen novias o se están por casar, y yo sigo allá conviviendo con mi novia, por lo que ya no estamos tan al habla diaria, pero por suerte tenemos los e-mails, el Skype, el teléfono, que ayudan cuando uno necesita estar en contacto. Por suerte ahora estoy jugando este torneo acá y tengo más tiempo para disfrutar con ellos.

 

 

–¿Cree que el año próximo el Biarritz le va a permitir no jugar los dos primeros meses, como este año?

 

 

–Es una buena pregunta. Realmente no lo sé. A Manuel Carizza, que jugó muchos años allá, no le renovaron el contrato. A mí me queda un año y lo que nos preguntamos todos los que jugamos en Los Pumas es qué va a pasar cuando se terminen nuestros contratos. Esperemos que pueda llegar a un acuerdo porque Biarritz es un gran club, allí tengo mi casa y me siento muy bien, pero uno también tiene que estar abierto a otras posibilidades, con nuevos cambios, nuevas metas. Además, ahora que jugamos este torneo es probable que a los jugadores argentinos se nos abra la posibilidad de jugar en los equipos del hemisferio sur.

 

 

–Por último, ¿en qué puesto se siente mejor: de apertura (10), centro (13) o fullback (15)?

 

 

–Siempre fui apertura y es el puesto que me posibilitó empezar a jugar en los seleccionados, pero la verdad es que ahora me siento muy bien de centro. En el Biarritz juego de apertura o fullback sólo cuando hay algún lesionado y el entrenador me lo pide, y en Los Pumas me siento muy cómodo jugando al lado de Santi Fernández. Creo que nos complementamos muy bien, tanto en defensa como en ataque.

 

 

“Sorprendimos porque aunque sabíamos que era difícil, estábamos muy tranquilos ya que confiábamos en nuestro grupo, en el talento que hay en algunos jugadores”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ping-pong Marcelo Bosch

 

 

Un pasatiempo: el cine

 

Un juego de la Play: Call of Duty

 

Un juego de la Wii: Mario Kart

 

Un libro: La Sociedad de la Nieve

 

Una película: Leyendas de Pasión

 

Un actor: Robert de Niro

 

Una actriz: Kate Beckinsale

 

Un diario: La Nación

 

Una revista: GQ, preferentemente la edición inglesa

 

Un personaje de la historia: Nelson Mandela

 

Un grupo musical: Edward Sharpe & The Magnetic Zeros

 

Un cantante: Jamiroquai

 

Un lugar para vacacionar: Punta del Este

 

Un hobby: Jugar a los Dados y a las Cartas

 

Un país: Francia

 

Una ciudad: Praga

 

Un lugar para vivir: La Toscana

 

Un rugbier: Lisandro Arbizu

 

Un deportista que admire: Roger Federer

 

Un orgullo: Jugar para el seleccionado nacional

 

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