Diego Peretti: revolucionario, pasional y analítico

Combinación interesante, si las hay. Y si a esto le sumamos un nivel intelectual, ¡tenemos una bomba!, simplemente brillante. 

Un diálogo inteligente. Un juego al que sabe jugar a la perfección. Un artista de la actuación. Un personaje para no dejar pasar.

 

–¿Lo puedo analizar?

 

–Sí, claro.

 

–¿Hace terapia?

 

–Ya no. En 2003 dejé de hacer terapia con una terapeuta con la que trabajé varios años.

 

–¿Le dieron el alta?

 

–Ella era muy ortodoxa, no era de las que dan el alta. Porque para algunas personas, el ejercicio del análisis resulta interesante para sostener en el tiempo. A mí no me parece divertido, así que sólo trabajé ciertos temas de fallecimientos de personas queridas que se fueron en un período corto, y esto ciertamente me mareó bastante. Con el tiempo llegué a un lugar en el que volví a encontrarme a gusto conmigo mismo y dejé. Creo que ese es el objetivo del análisis, hacerse amigo de uno mismo. Muchas veces las personas comienzan a tener un diálogo disociado consigo mismos, y es el momento en el que tocan la puerta del terapeuta.

 

–¿Diván o cara a cara?


–Diván. Siempre me dio sensación de libertad el hecho de no tener a nadie del otro lado. Es decir, la falta de mirada del otro me sirvió mucho en el análisis.

 

–¿Será porque su trabajo depende de la mirada de los otros?


–Seguramente. Debo estar harto de la mirada del otro, y por eso en terapia busco no hacerlo (risas).

 

   

 

–¿Le gusta interpretar a psiquiatras o psicólogos?

–Hice tres veces de analista. Un papel televisivo en Locas de amor, en Tiempo de valientes (película de Damián Szifrón), y ahora este. No te puedo decir si me gusta hacer de psicólogo o no. Me gustan los buenos papeles, sin importar de qué traten. Lo que sí es cierto es que se usa mucho la figura del analista para contar una ficción.

 

–La composición en general de En terapia es buenísima y tiene buenos ganchos.


–Sí, la verdad es que la historia está muy bien planteada, y la forma de relatarla tiene mucho de identificación con el espectador. Está muy bien diseñada. Son capítulos cortos, con un paciente por día y se repite la secuencia semanalmente. Entonces podés seguir una sola historia… o todas. Está muy bien el formato. Y las historias que cuenta son muy fuertes, así que ¿qué te puedo decir? Estoy muy contento.

 

Mientras transcurre la entrevista Diego está distendido, pero muy concentrado a la vez. Se nota que toma en serio su trabajo y sus expresiones denotan una pasión muy consciente.

 

–Le confieso que me lo imaginaba más desestructurado.


–¡Qué raro! Siempre me dicen lo contrario, a pesar de que generalmente hago roles estructurados y se tiende a suponer lo contrario. ¿Viste que la gente supone que sos lo contrario de lo que hacés?

 

–Sí, por eso le hice el comentario.


–(Se ríe) ¿Será todo parte del mismo juego?

 

–Puede ser. ¿Se siente intrépido?


–No. Artísticamente hablando no soy intrépido. Sí creo que soy bastante informal en la manera de pensar y de moverme en la vida, en relación a la gente.

 

–¿Qué es para usted ser intrépido?


–Tiene que ver con ciertos paradigmas en diferentes aspectos de la vida, y la ruptura de estos paradigmas. Y, sobre todo, tiene que ver con lanzarse al vacío sin considerar los resultados. Una especie de “no tener miedo a nada”. Muchas veces las personas siguen los parámetros establecidos, y sólo algunos se animan a no hacerlo.

 

–Entonces, si no los sigue es intrépido.


–(vuelve a reír) No llego a serlo porque yo vivo en el borde. Para mí ser intrépido tiene que ver con la transgresión, es estar por delante de los demás. En la creación artística, es estar en lo que no se ve, en lo que todavía no sucede. Son transgresores quienes hacen lo que todavía nadie hizo. Esos que son considerados adelantados para su época.

 

–¿Cómo se lleva con las estructuras?


–Me gusta conocer una estructura para poder jugar dentro de ella. La estructura no es sinónimo de rutina o aburrimiento. Es sinónimo de regla de juego, y a mí me gusta jugar. Pero necesito las estructuras para vivir. El arte necesita estructuras. El caos es interesante, pero siempre que esté en la sombra de algo que lo acapare y lo contenga. En ese sentido el caos siempre tiene una madre que es la estructura. Es difícil pensar fuera de la estructura.

 

–Pensar fuera de la estructura es pensar respecto de la estructura.


–Exacto. La estructura nunca desaparece porque el punto de referencia es necesario. Hay muchas teorías acerca de la locura, y una de ellas dice que es producto de la carencia de estructuras internas, de formas preconcebidas que le den una relación al ser humano. Sociológicamente cuando una sociedad no está estructurada se producen aberraciones descomunales… es largo, filosófico, pero es interesante. Volviendo al arte, hay algunos valientes que se lanzan a espacios sin reglas y encuentran una nueva estructura. Ese es el transgresor o intrépido. Para mí es como un héroe, porque se aparta del camino tradicional y encuentra lo bueno, lo justo, lo mejor por otro lado. Y esa lucha es heroica.

 

–Bastante nietzscheano el concepto.


–Me lo han dicho muchas veces.

 

–¿Cree que el hombre es bueno por naturaleza?


–El hombre tiene el instinto de preservación de la especie. A partir de ahí, la relación con los valores y la ética. En los últimos años, con tanto avance tecnológico, pareciera que se adormecieron los sentidos y estamos como domesticados. Es el momento en el que más tendríamos que estar conectando con nuestra espiritualidad y me da la sensación de que estamos dormidos. Lo que decía Lennon: “La revolución empieza adentro”. Y hoy ves gente que no se corre del discurso de los padres, este tipo de ejemplos me alertan sobre esta situación masificadora en la que la riqueza de lo cultural se homologa y nosotros perdemos como sociedad y como seres humanos.

 

–Fuerte su concepto. ¿Cómo es frente a los cambios?


–Los pienso y proceso mucho. Ahora, cuando decido, no vuelvo atrás.

 

“Cuando la vida me dice algo no me hago el boludo" 


–¿Y cuando vienen de afuera?


–Tengo un poder de adaptación interesante. Trato de comprender la situación desde la lógica. Esto me lleva a disolver broncas o un sentir más impulsivo. Pero ciertamente todo depende de la situación. Una vez que entiendo las cosas dejo de angustiarme y me relajo más.

 

–¿Es más racional que impulsivo?


–Sí. Soy racional. Eso está bueno de nuestro trabajo de actuación. No encasillar a un personaje como bobo o malo. Hay que hacer el ejercicio de meterlo dentro de un contexto, comprenderlo, aceptarlo y asimilarlo para poder hacer un buen papel, y no hacer sólo de bobo.

 

–Superestructurado.

 

–Soy un ser humano… así somos, pura contradicción.

 

–¿Qué le produce el salto al vacío?


–Para mí es cuando dicen “acción”. En el teatro se salta al vacío todas las noches, también. Pero no hay nada como lo que sucede cuando dicen “acción”. No está en juego la vida de nadie, pero la adrenalina que se genera es inigualable.

 

"Como decía Lennon la revolución empieza adentro"

 

–¿Y en la vida?


–Sobre todo en las relaciones personales, uno está con mucho miedo y con prejuicios. Los prejuicios son una cagada total. En este sentido trato de no ser una persona prejuiciosa.

 

–¿Se la juega?


–Me juego por mí mismo. Cuando me cae una ficha no la dejo pasar. Cuando la vida me dice algo no me hago el boludo. No puedo darles la espalda a estas cuestiones. No soy impulsivo. Miro, pienso la estrategia y después actúo.

 

–¿Hasta dónde se la juega?


–Hasta el final. Hasta que la realidad me dice basta. Si me topo con algo que no puedo vencer, ahí es cuando digo basta.

 

–¿Le gusta provocar?


–Artísticamente sí, me gusta generar roles y programas que den de qué hablar. No soy un provocador profesional, si lo hago es con la intención de llegar a algún lugar.

 

–¿Es rebelde?


–Todo tiene más o menos la misma respuesta porque estamos hablando de varias formas de lo mismo. No soy rebelde, pero me rebelo ante el estado de las cosas cuando sucede algo que me rebela.

 

–Tiene razón, pero esto es un análisis, ¿recuerda?


–Claro que sí. Entonces tendría que estar mirando el techo, ¿te parece?

 

–Como más le guste. Cuénteme cómo sigue su carrera (y pongo cara de pocker al mejor estilo analista).


–Voy a rodar dos películas en el invierno. Una con Lucía Puenzo en Bariloche y otra con Juan Taratuto en Ushuaia. Los guiones son muy buenos y todo genial, pero me voy a cagar de frío.

 

–¿Y terapia?


–No este año, aunque debería. Le agradezco y le doy el alta. Se levanta del sillón como si realmente hubiese terminado una sesión y actúa un saludo cordial y distante. Apago el grabador. 

 

Minutos más tarde, junto al equipo completo de esta nota reímos y miramos las fotos en la cámara. Sabemos, sin decirlo, que cada uno desde su lugar quiere seguir jugando.

 

 

CURRÍCULUM DIEGO PERETTI    

                             

Profesión: Actor de raza

Experiencia laboral:

- Cohen vs. Rossi (cine 1998)

- No sos vos, soy yo (cine 2004)

- Tiempo de valientes (cine 2005)

- ¿Quién dice que es fácil? (cine 2006)

- La señal (cine 2007)

- Un amor (cine 2011)

- Maktub (cine 2011)

- Fuera de juego (cine 2012)

- Zona de riesgo (TV 1993)

- Poliladron (TV 1994)

- Gasoleros (TV 1998)

- Los simuladores (TV 2002/03)

- Tiempo final (TV 2002)

- Locas de amor (TV 2004)

 

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