Benjamín Vicuña: "Soy una persona que está absolutamente orgullosa de su pasado"
Entre viajes y películas, en lo que va del año publicó un libro, ganó un Martín Fierro y se prepara para debutar como conductor de TV. En esta entrevista habla sobre todo eso y también sobre su familia, las ganas de seguir escribiendo y la posibilidad del amor. De Fidel Castro a Gustavo Cerati, las mil caras del actor que siempre es el hombre del momento.
Benjamín Vicuña no para. Su presente no conoce interrupciones ni tiene tiempos muertos. En su mejor momento profesional, el actor le está ganando por goleada al personaje público. Encarnó a Fidel Castro en una serie sobre Salvador Allende y le dará rienda suelta a su faceta como conductor televisivo en una nueva versión de La isla de las tentaciones, junto a Florencia Peña. Tiene por estrenar La voz ausente, basada en la novela de Gabriel Rolón y debe concluir los rodajes de El silencio de Marcos Tremmer y la comedia romántica Mensaje en una botella, filmada en Mendoza, con el mundo del vino como telón de fondo.
Ese espíritu inclaudicable en lo laboral tuvo su recompensa y un justo reconocimiento al obtener el Martín Fierro por su labor en El primero de nosotros, con un personaje conmovedor enfrentado a un destino inevitable.
Antes de volver a subirse a un avión, Vicuña se permitió una pausa para dialogar con El Planeta Urbano. Quien fuera Gabriel Medina en la versión chilena de Los Simuladores se presta a la reflexión y a la conversación para luego retornar a su habitual ritmo frenético. Cultivó una amistad con Gustavo Cerati y tiene algo en común con él. Una de las canciones más populares de Soda Stereo tiene el mismo título que una de las mejores series protagonizadas por Vicuña, Prófugos.
Si en la escena final de Another Round, Mads Mikkelsen nos regalaba un trance hipnótico que combinaba cine, dramaturgia y danza, si gracias a Michael Jordan supimos el verdadero significado de The Last Dance, para Benjamín Vicuña el baile parece estar recién comenzando.

–Te la pasás trabajando pero no da la sensación de que seas un adicto al laburo, ¿lo hacés porque te gusta y además hay que mantener muchos pibes?
–(Se ríe) No, la verdad que el trabajo me realiza, me dignifica, me ordena, yo lo siento así. Tengo la suerte de hacer lo que me gusta, efectivamente también en el “no” aparece tu propia identidad como actor. Hay muchos proyectos de los que me bajo, creo que ya superé esa etapa de los 28, 30 años donde era un workaholic, pero no me pasaba por el lado de la guita, sino porque sentía que no podía perderme ningún papel si era bueno o si estaba involucrado algún director que me interesara. Ya de más grande me di cuenta de que hay que dejar pasar ciertas cosas, aunque te gusten, porque no se puede acaparar todo.
–¿Cuáles son tus prioridades a la hora de elegir?
–Eso va cambiando, no tengo una escala de valores que perdure en el tiempo. Ahora estoy terminando dos películas, por ejemplo, una se llama El silencio de Marcos Tremmer, la filmamos en España, en Montevideo y la semana próxima me voy a República Dominicana a seguir con el rodaje, es un drama sobre un chico que tiene que pasar una enfermedad muy fuerte.
Por otro lado, con Luisana Lopilato empezamos a filmar una comedia en Mendoza. Voy mezclando, las prioridades van cambiando pero lo importante a la hora de elegir un proyecto es que me movilice desde algún lugar, que me entretenga, me divierta. El equipo es importantísimo, saber que vas a estar en un entorno sano, con gente piola y de la que ojalá puedas aprender es fundamental.

–Con respecto a "El silencio de Marcos Tremmer", ahí hay un punto de contacto con "El primero de nosotros", ¿no?
–Sí, surgió a partir de El primero de nosotros. El director Miguel García de la Calera es español, no sé cómo vio la tira y le gustó mucho la manera en la que abordé mi personaje, un hombre que, si bien estaba atravesado una enfermedad muy dura, no era autocompasivo, un tipo que luchó y que también vivió dignamente su condición, incluso con ciertos elementos de humor negro. El director vio en esto algo que tenía mucho que ver con su proyecto y me convocó, hay un elenco español muy interesante y también actúa Daniel Hendler.
–Con Daniel Hendler ya habías hecho "Así habló el cambista". Ahí exploraste un costado no tan habitual en tus personajes cinematográficos, interpretaste a un villano.
–Sabés que he hecho villanos en la televisión, pero pocos en el cine... En tele hice dos que me divirtieron muchísimo: Torcuato, el de ATAV, y también Benicio Echagüe, en Herederos de una venganza, me gustan los villanos con cara de buenos (se ríe).
–Hace unos minutos recordabas "El primero de nosotros" y este año fuiste reconocido como mejor actor con el Martín Fierro por esa interpretación, ¿qué significó para vos?
–Fue un premio muy importante desde el punto de vista del reconocimiento al trabajo, al profesionalismo y la dedicación. Todos los que nos levantamos temprano y vamos a trabajar nos merecemos un premio, pero te mentiría si te dijera que no lo busqué durante años. Creo que era mi cuarta nominación y todo este tiempo estuve trabajando duro, estudiando, esforzándome para contar historias, pero también, por qué no decirlo, para encontrar un reconocimiento de la industria. Viví con mucha emoción ser el primer chileno en recibir el premio al mejor actor protagónico, es una alegría y una inspiración para seguir laburando así de fuerte.

–Se te vio muy emocionado esa noche, ¿te complicaste un poco la vida con el discurso de agradecimiento?
–No sé si me compliqué la vida, fue parte de la vida. Son momentos en los que te atraviesa la emoción, quise compartir ese instante hermoso con mi hijo Bautista que estaba ahí y es imposible no mencionar a las madres de tus hijos. Hablé del amor, nosotros tenemos una familia ensamblada, moderna, diferente, pero gran familia al fin, que se comporta con toda una logística para que los chicos puedan relacionarse y ser felices.
–¿En breve viajás para buscar una nueva faceta como conductor?
–Sí, no quise irme de este mundo sin experimentar eso (se ríe). La verdad que una gran plataforma como Prime Video me ofreció abrir esa faceta y dije “por qué no, probemos, sino el mundo de la ficción me esperará otra vez con los brazos abiertos”. No puedo contar mucho, pero hablamos de La isla de las tentaciones, estaremos viviendo un mes en México para grabar ocho capítulos.
–¿Y vas a estar un mes alejado de tus hijos?
–No, me los voy a llevar. Lo conseguí, el tío Amazon va a pagar los pasajes (se ríe).
–Una cosa que me da curiosidad: el mayor de tus hijos tiene 15 años y el menor 3, tenés que mantenerte actualizado, hablar con todos, saber qué música escuchan, qué cosas ven, ¿cómo lo lográs?
–Es verdad, tengo hijos intergeneracionales, con los más grandes trato de entender de qué va la música, cómo son las tendencias. Y con los más chiquitos a qué juegan, controlarles un poco lo que consumen, qué cosas ven. Pero básicamente es una relación de amor, cariño, afecto. Se trata de potenciarlos, trabajar su autoestima, sus valores. Decirles todos los días que los amo, que los quiero, que son los mejores y que siempre lo vuelvan a intentar. No tengo ninguna fórmula más que el amor.

–¿Y está esa preocupación por lo que puedan ver y leer en los medios tanto sobre vos como sobre sus madres?
–Tampoco puedo hacer que vivan en un domo o en una burbuja. Igual creo que no he hecho nada malo, puedo dormir tranquilo, soy una persona con mis aciertos, mis errores, y mis hijos obviamente conocen esos contrastes. Pero insisto, soy una persona que está absolutamente orgullosa de su pasado, de quien soy. El más grande, sobre todo, va entendiendo por diferentes cosas que ha visto cómo es el juego, que quizás estoy con él en Estados Unidos visitando a mi mamá y sale una nota diciendo que estoy en la Patagonia con una novia, ellos se han dado cuenta de cómo funciona esto y muchas veces se frustran pero saben de qué se trata.
–Trabajaste con Peter Lanzani en "La dueña", él va a dirigir y protagonizar una película sobre Luca Prodan, ¿te ves interpretando a algún músico en una biopic?
–¡Ah, qué grande Peter! Dos o tres personas me han dicho “vos tenés que hacer la de Cerati”, siempre comentan que hay algo del perfil, de la cara, no tengo idea. Las biopics están de moda, muchas son buenísimas y funcionan muy bien pero hay un problema, que no es menor, y es que yo no soy músico y esa es una restricción importante. Es mi punto de vista, pero para representar a personajes así creo que hay que saber tocar un par de instrumentos, cantar, tener oído, porque si no queda muy forzado.

–Este año presentaste "Blanca, la niña que quería volar", el libro que le dedicaste a tu hija, ¿fue una experiencia única o hay lugar para el escritor?
–¿Sabés? Esta semana me reuní con mi editor, estoy empezando a pensar y desarrollar un próximo libro. Por supuesto no tiene que ver con el de Blanca sino más con reflexiones y poesías. Quiero darle continuidad a algo que encontré, que me sirvió y que me encantó. Me gusta mucho leer y quiero darme la oportunidad de poder seguir experimentando.
–Sos un tipo muy joven que ha vivido muchas cosas. Uno no sabe cuántas veces se va a enamorar en la vida, ¿estás dispuesto a volver a intentarlo?
–Hoy no es un tema, entre más se busca menos se encuentra, así que estoy tranquilo. Enfocado en mis hijos y en mi trabajo, pero es algo que obviamente uno desea. Creo que sin amor no existís, la gracia está en que podés encontrarlo en tus hijos, en tu laburo, en una causa... pero te mentiría si no te dijera que para mí el amor de pareja es muy importante, se necesita un amor que le dé impulso a tu vida.
Fotos: Alejandro Calderone Caviglia
Producción general: Gimena Bugallo
Estilismo: Florencia Herrera @floriherrera2110
Make up & pelo: Macu Atauri @macu.atauri
Agradecimientos: Equus