Comer sin ropas: cómo es la experiencia gastronómica donde el nudismo es requisito principal
Si en el último tiempo la idea de realizar experiencias gastronómicas con aspectos que las caractericen y diferencien de otras se puso de moda, por ejemplo las cenas a ciegas o a puertas cerradas en lugares exclusivos, o los banquetes organizados al aire libre en entornos naturales y otras propuestas más o menos lúdicas e instagrameables, ahora le llegó el turno al nudismo.
Sin embargo, esta elección, en el caso de The Füde, parece menos caprichosa que solo estética, ya que se conjuga con la búsqueda de espacios de mayor intimidad y conexión –en un momento donde todo pasa por las redes– y a su vez dedicados a las mujeres, o women only, tendencia que ya ha prendido globalmente con, por ejemplo, los gimnasios solo para mujeres. En estos espacios, ellas ejercen su derecho a expresarse, a ser escuchadas, pero, ante todo, a sentirse cómodas.

Enmarcado en estas decisiones es que The Füde se transforma, según su creadora, Charlie Ann Max, en “un espacio liberador que celebra la personalidad de cada una, a través de cocina plant based, arte, nudismo y autoamor”. Esta emprendedora es una modelo plus size de 29 años que comenzó organizando encuentros en Los Ángeles.
Las experiencias son curadas por facilitadores que provienen de distintas áreas y aportan cada uno su perspectiva, expertisse y presencia. “Las actividades ofrecidas en nuestro espacio son tan diversas que pueden incluir trabajo de respiración, cánticos y ejercicios con la voz, yoga, meditación, baños sonoros, curación, movimiento, arte, dibujo en vivo, escritura, clases de cocina y otros workshops informativos”, comenta Ann Max, quien además explica que también se ofrecen talleres complementarios sobre mindfulness, autocuidado y desarrollo personal.
El objetivo, en sus propias palabras, es crear un ambiente seguro y de apoyo donde los participantes puedan explorar sin presiones su mundo interior y conectar de forma más profunda con otros.

LOS ENCUENTROS
El evento comenzó en abril de 2022 en la casa de Ann Max en Los Ángeles, pero este año ya hubo convocatorias en Nueva York y a partir de julio se podrá hacer la experiencia en Londres y luego pasará por Barcelona, Madrid, Grecia y París. Los tickets se consiguen a 88 dólares, pero para acceder a las coordenadas hay que aplicar vía web porque, según explican, no solo se cura quiénes van a guiar los eventos, sino también quiénes van a asistir.
En este sentido, se buscar preservar la intimidad del ambiente y el clima de respeto de todos los que asisten, por eso los organizadores deben estar seguros de que las personas que deciden asistir seguirán las reglas del evento y normas básicas de comportamiento que se proponen. En caso de ser un varón cis, se te pide que seas recomendado por una persona que ya haya participado de una experiencia en The Füde.

Luego, las preguntas giran en torno a temas vinculados con experiencias nudistas, cuán cómodo te sentís con la desnudez, incidentes relacionados que hayas tenido, especificaciones médicas y preferencias dietarias. Los organizadores explican que el propósito de estar desnudos no tiene nada que ver con lo sexual, sino con la idea de desinhibición. Se trata de preguntarse si es posible estar a gusto comiendo con otras personas... sin ropa.
Por supuesto, hay personas que repiten la experiencia, así como también habitués que no se pierden ningún encuentro. En sus redes pueden verse algunas fotos que capturan el ambiente de las cenas.

HACIA UN FUTURO MÁS CONSCIENTE
The Füde, cuyo nombre alude a un juego con la pronunciación de la palabra “food” y un homenaje a las raíces judeoalemanas de su creadora, nació como una propuesta femenina que incluía también a personas no binarias y queer y luego se abrió a la presencia de varones.
Hoy la restricción evolucionó en el formulario web que los organizadores desarrollaron para brindar un entorno donde mujeres y disidencias puedan sentirse a gusto al desnudarse en presencia de hombres cisgénero. “La seguridad es mi máxima prioridad”, comenta Max. Los asistentes tienen una edad que va de los 20 a los 50, y pueden llegar desde elegantemente vestidos, así como en jean y zapatillas.
En el contexto actual de reivindicaciones de género también es interesante notar cómo muchos espacios “solo para mujeres” (en la Argentina tenemos marchas, fiestas y hasta encuentros solo para mujeres y disidencias) pueden convivir con opciones mixtas.

Asimismo puede apreciarse un creciente gusto por la introspección individual y colectiva de la mano de disciplinas como el yoga y el mindfulness en los últimos años, en tándem con otras más alternativas (astrología, tarot, reiki, etcétera), que hoy por hoy llegan a más gente gracias al poder replicador de las redes sociales y cierta estandarización de esos contenidos que hace que sean más accesibles para el público en general.
Tampoco es una casualidad que muchas de las técnicas y disciplinas visitadas y de los facilitadores que participan en The Füde provengan de este palo. Existe una apuesta por la mejora individual y quizás colectiva a través de estas ideas, sumando veganismo y nudismo.
Finalmente, si bien se nota una intención por conectar con la espiritualidad de cada uno, hay un alegato concreto por alejarse de la toxicidad en relación con el cuerpo y la imagen en general que se promueve en ciertos ambientes y en las redes sociales (Max tuvo dismorfia corporal como modelo), y por empoderarse a través del nudismo y la comunión con otras mujeres.

Sentirse vulnerables pero seguras, ser escuchadas y escucharse a sí mismas y un ambiente de pluralidad (ideológica, política, profesional, sexual) es lo que buscan las mujeres (y algún que otro hombre) que asisten a The Füde.