Natalia Oreiro: "Yo elegí a este país y este país me eligió a mí"
Conquistó el mundo con su carisma y el brillo único de una estrella. Sin embargo, siente que la Argentina le dio las mejores oportunidades de su carrera. A días del estreno de su última película, habla de sus ganas de volver a la televisión y deja en claro que su futuro sigue siendo celeste y blanco: “Yo elegí este país y este país me eligió”.
Natalia Oreiro es magnética. Desde que ingresa en el set de filmación donde transcurre la entrevista para El Planeta Urbano, los ojos de todo el equipo se dirigen a ella. Debe de ser por eso que, cuando llegó desde Uruguay hace casi treinta años, conquistó al público argentino y no hubo vuelta atrás: “Yo elegí a este país y este país me eligió a mí”, resume, peinada y maquillada frente a cámara como una auténtica estrella.
Esta vez, la excusa para hablar con ella es el estreno de Casi muerta (en cines el próximo 6 de julio), la nueva película dirigida por Fernán Mirás que la tiene como protagonista. En ella, encarna a una joven mujer a la que le descubren un problema en el corazón y le diagnostican un mes de vida. Así, todo su mundo, sus amistades y amores se resignifican al ritmo de una cuenta regresiva narrada en clave de comedia.
Natalia, en pareja con Ricardo Mollo desde hace veinte años y mamá de Atahualpa (11), agradece un presente cargado de proyectos nuevos que no la dejan aburrirse: “Yo quiero sorprenderme todo el tiempo, no soy de las que se quedan en lo conocido porque ya funcionó”, repite como mantra en su vida, y lo deja bien en claro en este mano a mano con EPU.

–En "Casi muerta", a tu personaje le dan un mes de vida y tanto ella como sus amigos empiezan a hacer cosas que tienen pendientes. El personaje de Paola Barrientos se droga y hace bungee jumping, el de Ariel Staltari se obsesiona con ser padre. Todo esto en la ficción, pero en la realidad, ¿tenés algún pendiente de estas características?
–Sí, tengo un montón, porque no pienso el paso de la vida como “estoy en este momento, tengo que hacer tal o cual cosa”. Nunca tuve esa sensación de “antes de los 20”, “antes de los 30”, “antes de los 40”, porque si no la vida es un número, vas tachando casilleros. Yo quiero sorprenderme todo el tiempo, hacer cosas nuevas, seguir eligiendo lo que elegí hace 30 años.
El año que viene se cumplen 30 años desde que vivo en la Argentina; es un montón, y al mismo tiempo sigo eligiendo este camino. Me gustan otras cosas, algunas siguen siendo iguales, pero siempre soy curiosa. En la película, sus amigos quieren hacer todo lo que les queda pendiente; pero María, mi personaje, no sabe para dónde ir porque uno no está preparado para morirse cuando es joven. Cuando van pasando los años, pareciera que uno puede llegar a considerarlo, pero una persona que está en el mejor momento de su vida dice: “¿Y ahora qué hago?”.
En lo personal, hay muchas cosas que quiero hacer, muchos países que quiero conocer. Pero desde que soy mamá a mí todo me cambió un montón. Lo que antes no me daba miedo ahora me da miedo, mis prioridades cambiaron realmente, entonces no podría ni pensarlo. Faltarle a mi hijo, hoy, no podría ni pensarlo.
–A pesar de ser una figura reconocida a nivel internacional, seguís eligiendo la Argentina para trabajar. ¿Por qué?
–Porque amo la Argentina, me parece el mejor país del mundo. Este país me dio todas las oportunidades que tuve. Yo vine de muy chica, me cuidaron cuando tenía 16 años, me dieron oportunidades profesionales, me ofrecieron personajes emblemáticos de la historia, como Gilda o Eva Perón, sin jamás preguntarse si era argentina o uruguaya.
Y me encanta, me enamoré en este país, tengo un hijo, es un país genial, con todo su caos, con todas las cosas que no nos hacen felices y nos gustaría que no sucedieran. Yo elegí este país y este país me eligió. La verdad es que es mi lugar.
–Dicen que el argentino nace donde quiere.
–Sí (se ríe).

–Recién mencionabas a Evita, uno de los últimos papeles que hiciste. Contaste varias veces que siempre te pareció un personaje inalcanzable y que cuando te lo ofrecieron por primera vez, hace diez años, dijiste que no lo podías abordar. Ahora que ya está hecho, ¿valió la espera?
–Sí, hay muchas frases hechas, como “el tren no pasa dos veces” y todo eso. Yo creo que uno tiene que tener su propio ritmo y ser fiel a una misma. Cuando hay algo adentro que te avisa algo… Nosotros nacemos con mucha intuición, los niños son muy intuitivos, pero cuando vamos creciendo, las sociedades, el trabajo, un montón de factores externos a nosotros nos hacen limitarnos.
Yo siempre traté de ser genuina en mis elecciones y bastante audaz. Para mí, hacer un proyecto distinto es un salto al vacío y de confianza, de crecimiento, de búsqueda; no soy de las que se quedan en lo conocido porque ya funcionó.
–Es fundamental eso.
–Sí, de hecho, cuando era muy chica e hice Muñeca brava, todos los proyectos que venían después eran lo mismo, y yo dije: “No voy a volver a hacer eso, ya lo hice, hay un montón de gente joven para hacerlo”. Y me pasaba que crecía y me volvían a ofrecer lo mismo.
Y con la música me pasó también, siempre querían hacer lo que ya había funcionado y yo decía: “Pero ya funcionó, si yo lo repito no va a funcionar, porque es una copia. Los otros se van a aburrir, y si no se aburren, me voy a aburrir yo”. Con lo cual, cuando hay algo que siento que me queda grande, porque creo que no tengo la capacidad interpretativa o de vida para hacerlo, está bueno escucharlo, porque después, si no te sale, es un padecimiento. La inseguridad al actor lo mata, y somos todos inseguros.

–Y cuando llegó la segunda oportunidad, ¿qué te pasó por la cabeza?
–No es que esa vez no sentí miedo, inseguridad; sentí todo eso, pero también entendí que tenía otras herramientas, porque había crecido, había madurado, otras películas me habían ayudado. Estaba preparada desde otro lugar, entonces pensé que quizá sí era el momento. Y como fue a través de un casting, o sea, yo hice una prueba para ver si tenía ese color, esa energía, y quedé, dije: “Bueno, ahora a arremangarse y darlo todo. Es ahora”.
Hace rato que Natalia Oreiro viene pisando fuerte en el formato streaming. Además de haber interpretado a Eva Perón en Santa Evita y a una agente de inteligencia en Iosi, el espía arrepentido (próximamente habrá segunda temporada por Amazon Prime), en 2020 fue furor con Nasha Natasha, el documental de Netflix que dimensionó lo que todos sabíamos: en Rusia es un verdadero fenómeno.
Pero a pesar de tener una agenda apretadísima con compromisos nacionales e internacionales (dicen que hace años hasta el mismísimo Tarantino le ofreció trabajar en una de sus películas), Nati se toma el tiempo para hablar pausado y prestar atención a cada una de las preguntas que siguen.
–Lo último que hiciste en televisión fue como conductora. ¿Extrañás la tira diaria?
–Sí, re. De hecho, tenía un proyecto para este año y se pospuso, no sabemos para cuándo. Como yo comencé en la televisión de aire, sigo teniendo esa mirada de “qué lindo ver una serie en la tele, a la noche, cuando cenás”.
Hoy es muy complejo, porque es muy caro hacer ficción en la televisión de aire. Si no hay una plataforma detrás, si no hay una venta del producto, es muy caro. Y la realidad económica de la Argentina hoy no está para abarcar un proyecto así, por eso es que hay tan poquito; hay una sola, creo.

–Pero te gustaría volver a eso.
–Sí, me encantaría, pero ya con este último intento que venía esperando hace tiempo y se volvió a posponer, la verdad es que no sé si voy a poder hacerlo. Porque, bueno, también hay películas y series que están buenísimas para hacer, y el oficio del actor es actuar, no importa si es cine, teatro, televisión. A mí porque me gusta la tele.
–La última sobre la película. En "Casi muerta" hay varios personajes que hacen locuras por amor. ¿Recordás alguna que hayas hecho?
–Sí, claro. Le dije que no a un director de cine muy importante de afuera porque hacía mucho tiempo que no estaba en el país y necesitaba volver, porque no estaban bien… (hace una pausa). Hice un montón de cosas, pero la locura más grande que hice fue tener un hijo; por amor a este vínculo, y eso es una locura. Es la cosa más natural del mundo, pero cuando lo pensás es una locura, porque es algo para siempre.
Fotos: Bruno Nogueira (gentileza UIP)