Emiliano "Dibu" Martínez: la historia del superhéroe que se convirtió en el mejor arquero del mundo

Con su talento para los penales, sus festejos bailados y su picardía se convirtió en un superhéroe para los más chicos, que vieron en el arquero un referente a imitar. Pero después del Mundial de Qatar, su carisma conquistó fronteras. El mejor del mundo es argentino, y ahora también lo dice la FIFA.

La sonrisa del capitán lo decía todo. Lionel Messi escuchaba atento lo que Emiliano “Dibu” Martínez decía en el pomposo escenario de París. El arquero más políticamente incorrecto que haya tenido la Selección argentina agradecía el premio que lo consagraba como el mejor del mundo. El carisma que encandiló a millones de niños les daba lugar a las lágrimas, porque el Dibu nunca dejó de ser ese muchacho agradecido a sus padres y entregado a su pasión por el fútbol.

“Siempre me preguntan ‘¿quiénes son tus ídolos en la vida?’ o ‘¿qué arquero mirabas cuando eras chico?’. Yo digo que son mi madre limpiando edificios, ocho o nueve horas, y mi padre yendo a trabajar a diario. Mis ídolos son ellos”, lanzó con el premio The Best de la FIFA en las manos, mientras la voz se le rompía y emocionaba a más de uno. Porque la historia del Dibu es una de sacrificio, talento y superación personal.

Dibu Martínez es el mejor arquero del mundo: ganó The Best 2022. El marplatense venció a Courtois y Bono para hacer historia después de su enorme Mundial: nunca un argentino en su puesto había logrado un premio así.

LOS DÍAS MÁS FELICES

El arquero argentino nació en la zona sur de Mar del Plata el 2 de septiembre de 1992, en el seno de una familia que no pudo darle una infancia llena de riquezas materiales pero sí de las otras, las que importan: los valores. Su círculo íntimo siempre estuvo integrado por su papá, Alberto (trabajador del puerto); su mamá, Susana, y su hermano mayor, Alejandro, el mismo con el que viajó a Rusia en 2018 sin saber que el próximo sería su Mundial.

Lo que sí sabía es que iba a intentarlo, y eso mismo le juró a su familia después de la eliminación ante Francia en octavos de final: “Voy a atajar y hacer que me vean para que me convoquen. Quédense tranquilos, el arquero de la Selección en el próximo Mundial voy a ser yo. No puede ser que no esté ahí”.

UN LARGO CAMINO AL CIELO

Pero volvamos al inicio. Tras su formación en diferentes clubes de Mar de Plata y antes de entrar en la adolescencia, Emiliano comenzó una etapa de viajes que lo marcaron a fuego. A los 12 años llegó a Independiente (luego de ser rechazado en Boca y en River) y se transformó en el discípulo de una leyenda del arco del Rojo: Miguel Ángel “Pepé” Santoro.

Emiliano Martínez se formó en tres clubes de Mar del Plata: Urquiza, Talleres y San Isidro.

Ahí mismo llegó a disputar el Sudamericano Sub-17 de 2009, en el que le atajó dos penales a Brasil, y el Mundial en Nigeria, donde llamó la atención del Arsenal. Ese mismo año lo invitaron a una prueba de diez días en Londres y fue Santoro quien lo convenció de viajar. “Era muy joven y no quería alejarse de la familia”, contó alguna vez el hombre que inventó su apodo.

Ya con 17 dejó todo atrás para que su sueño siguiera adelante y emigró hacia Inglaterra: el Arsenal, que había pagado 500 mil euros por el 65 por ciento del pase, era su destino.

Pero allí no encontró su lugar definitivo y el club londinense lo prestó seis veces entre 2011 y 2020. Aunque, en realidad, lo que buscaban era fortalecer su personalidad y que sumara minutos para el futuro. “Tengo claro que lo mejor que tiene es su cabeza. A nivel psicológico es muy fuerte. Vive cada entrenamiento como una final”, resumió entonces Pablo Budna, ojeador del Arsenal y uno de los primeros en ver su talento cuando todavía atajaba en Independiente.

EN EL MEDIO, SU FAMILIA

Mientras tanto, el arquero formaba su propia familia con Mandinha Martínez, una mujer nacida en Londres pero de papá portugués y mamá brasileña. Ambos se habían conocido en el restaurante que tenían los padres de Mandinha en Londres, cuando el futbolista tenía 18 años y jugaba en el Arsenal. Fruto de esa relación nacerían Santiago (4) y Ava (1), años más tarde.

La historia de amor entre Emiliano y Mandhina Martínez nació en Londres, y fruto de esa relación nacieron Santiago y Ava.

MENTALIDAD GANADORA

Después de pasar por los clubes Sheffield Wednesday, Rotherham, Wolves, Getafe (España) y Reading, el Dibu volvió a los Gunners en la temporada 2019-2020 y fue suplente, hasta que el arquero titular se lesionó y él aprovechó su oportunidad. “No puedo ni hablar”, balbuceó en un perfecto inglés británico tras ganar la FA Cup 2020. Después de tantas idas y venidas, tuvo su merecida revancha.

Esa mentalidad ganadora fue la que cautivó al Aston Villa, que pagó más de 21 millones de euros por su pase, convirtiéndolo en el arquero argentino más caro de la historia. En su debut, el equipo consiguió una victoria y el Dibu atajó un penal.

MIRÁ QUE TE COMO, HERMANO

Sus actuaciones le valieron la tan esperada convocatoria a la Selección argentina. Su debut oficial llegó en 2021 de la mano de Lionel Scaloni, en un duelo por Eliminatorias ante Chile, en los días previos a la Copa América. Martínez reemplazó a Franco Armani, habitual titular, que había dado positivo de covid-19. El azar lo invitó a vestirse de gala, pero fue su tesón el que le dio la oportunidad: en Brasil consiguió su consagración definitiva.

Aunque Mandhina contó que cuando lo conoció “era una persona muy tímida”, el Dibu terminó de desplegar todo su carisma en la Copa América. “Mirá que te como, hermano”, le dijo a Yerry Mina antes de atajar una serie de penales históricos en la semifinal ante Colombia y convertirse en el nuevo héroe de la Selección. Esa frase también lo llevó a protagonizar una publicidad de Mostaza, la cadena argentina de comida rápida, que creó una hamburguesa con su nombre: la Mega Dibu.

Martínez pasó de suplente desconocido a titular indomable. Un poco más, incluso: superhéroe, especialmente para los más chicos, que vieron en el puesto de arquero (muchas veces relegado) un nuevo espacio al que apuntar. Ya estaba Messi, gritaban los goles de Lautaro Martínez o metían en cada pelota como Rodrigo De Paul, pero ahora querían el buzo con el 23, el número que Dibu eligió por el día en que nació su primer hijo (23 de junio).

QATAR 2022

El camino de la Selección argentina en el Mundial de Qatar tuvo momentos de dudas, pero sobre todo de muchísimas alegrías, algunos en los cuales el gigante de guantes sacó pecho para proteger la ilusión nacional. La irrupción estelar del número 23 aconteció en el duelo frente Australia por los octavos de final, cuando a 25 segundos del cierre contuvo un remate de Garang Kuol que debía ser gol.

Abrazo mundial: el capitán y el Dibu, las dos grandes figuras del Mundial de Qatar 2022.

Pero su fama de ataja-penales se hizo notar, y en los cuartos de final contra Países Bajos (un partido caliente en el que Messi tuvo su noche más maradoniana), el Dibu frenó dos tiros desde los doce pasos. Eso sí, con la bandera argentina teñida en el pelo, un look que muchos fanáticos imitaron cuando terminó el Mundial.

LA GLORIA ETERNA

Doha, 18 de diciembre de 2022. El Lusail Stadium vibraba con la mejor final de la historia de los Mundiales. Argentina le había dado una paliza táctica a Francia en el primer tiempo, pero por capricho de un deporte a veces (solo a veces) injusto, el partido necesitó de los penales.

La tranquilidad de tener un arquero fiable para estas definiciones produce un efecto mariposa tanto en compañeros como en rivales. Y Emiliano, el pibe que se veía con la Copa del Mundo en las manos en un futuro no muy lejano y por el que apostó Scaloni, era el respaldo de su equipo, pero también el terror de los contrarios.

Emoción pura al tocar la tan ansiada Copa del Mundo. El número 23 recibió también el premio al mejor arquero del Mundial.

Antes de la tanda, se plantó con la salvada que le devolvió el alma a 46 millones de argentinos: un remate a quemarropa de Kolo Muani que frenó con su pierna izquierda. Desde entonces, la Argentina guarda tres zurdas en la gloria.

La atajada ante Kingsley Coman en los penales anticipó el final que toda la Argentina esperaba; el extraño meneo que reprodujo luego de que Aurélien Tchouaméni fallara su tiro se convirtió en su marca registrada. Cuando Gonzalo Montiel definió la historia y Argentina gritó campeona del mundo, el Dibu logró lo que parecía imposible. Y fue esa capacidad de reinventarse, de oponerse a las adversidades, lo que lo llevó a la cima. El mejor arquero del mundo es argentino y se llama Emiliano Martínez.

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