Recomendados EPU - Comer y Beber en Buenos Aires: Panadería de Anchoíta, Cruasán y Piccolina
PANADERÍA DE ANCHOÍTA
Por si algún desprevenido aún no lo sabe, Anchoíta tiene su propia panadería, de la cual se abastecen sus dos hermanos, la cava y el restaurante. Allí no solo se hacen productos de excelente calidad, también es un centro de investigación y recuperación de sabores autóctonos, buscando para su elaboración la mejor materia prima disponible.
Harinas orgánicas, masa madre, miel de elaboración propia y manteca de verdad son algunos de los ingredientes que llevan su excelente medialuna ($350) o algunos de sus laminados, como el churrinche con crema pastelera y frutas de estación ($650).
No pueden faltar la clásica cremona ($420) o el nostálgico cubanito de dulce de leche ($200); tampoco el churro, más liviano que el tradicional ($220), que pide a gritos un chocolate caliente. Panes de distintas variedades, sándwiches y café de especialidad completan la carta. Notables son también los pocos sabores de helados que elaboran, como su famoso pistacho, el sedoso sambayón o intensos chocolates de origen peruano (vasito, $500; cucurucho, $1.000; cuarto, $1.200).
Aguirre 1562, Chacarita
@panaderiadeanchoita

CRUASÁN
Andrés Brunero es headbaker, cruasantero, raspador de chapas y dueño de este local que hace tributo a la viennoiserie y los hojaldres con una calidad y obsesión por el producto casi inexistentes en Buenos Aires.
Sus croissants ($420 el clásico) cumplen con creces las cualidades que esta factura de masa levada debe tener, ese matrimonio entre amasijo y empaste, harinas orgánicas y manteca de las de antes. Son sutilmente crocantes en el exterior, livianos al peso, aireados y con alveolos parejos debido al correcto laminado. Brillantes y con un leve toque dulce por el almíbar que reciben al salir del horno, pero con esa neutralidad característica.
Frágil y mantecoso, el croissant debe deshacerse en la boca al comerlo, dejando gran cantidad de migas alrededor. Ese enchastre es sinónimo de calidad. Además, tienen reversiones, como el de almendras ($600), el de mascarpone y frutos rojos y el de crema de pistacho ($700). Imperdibles las viennas con pastelera ($650).
Av. Olazábal 3827, Villa Urquiza
@cruasan.ba

PICCOLINA CAFÉ
De MasterChef al negocio propio, Julia Delco participó de la segunda edición local (2015) de este certamen culinario, y ya en ese entonces se reflejaba su pasión por la gastronomía. Luego siguió formándose entre cenas a puertas cerradas, pop ups con sello propio, clases de cocina y el abastecimiento de varios productos a distintos cafés de la ciudad. Ese recorrido y ese esfuerzo dieron sus frutos, y hoy está al frente de su hermoso local, con un ventanal enorme y cocina a la vista.
La carta es generosa y se divide en tres: panadería, pastelería y cocina, con un sinfín de laminados que son las estrellas de la casa, como las danesas ($600), la clásica palmerita ($400) o los rolls ($600).
Las medialunas ($400) bien doradas, almibaradas y mantecosas son de las favoritas y vuelan rápido. El pretzel ($1.500) con rúcula, prosciutto, mostaza y pickles tiende a ser el must del café por su originalidad y sabor. También hay alfajores ($500) budines ($600) y tortas del día ($1.500), entre otras tantas opciones, que combinan perfectamente con tu próximo flat white.
Fray Justo Santa María de Oro 2148, Palermo Soho
@piccolinacafe

Texto: Emmanuel D' Amelio.