Cómo es el Museo del helado, uno de los spots más populares en TikTok
Comer helado en cada sala, nadar en una pileta llena de granas de colores o tirarse del tobogán interior más alto de Nueva York: un museo pensado para sacarse selfies, grabar videos y compartir la experiencia en las redes sociales.
Por Mercedes Ezquiaga
“Pintamos toda la casa y sin dejar caer una sola gota de pintura que no sea… ¡¿Qué es eso?!” La frase de Bob Esponja, una de las más populares de los últimos tiempos en TikTok, bien podría estar refiriéndose al alegre y colorido Museo del Helado, el sueño febril de Willy Wonka hecho realidad, un sitio donde podemos comer helado en cada una de sus habitaciones, mientras nos tomamos selfies en ambientaciones de gran impacto visual, una piscina repleta de granas de colores, una sala con alas de mariposas gigantes, un mini parque de diversiones con hamacas, todo con acceso desde la calle Broadway, en pleno Manhattan. Porque el Museo del Helado no solo es el museo neoyorquino más popular en TikTok sino que es el segundo más popular en el mundo en esa red social, la más elegida hoy.
El Museum of Ice Cream (MOIC) se transformó en uno de los favoritos de los usuarios sin tener una colección de miles de años ni grandes nombres de artistas. Mucho menos, millones de dólares en obras de todos los tiempos. Según un estudio difundido por Singulart, una tienda de arte contemporáneo, el dulce Museo del Helado tuvo más de 70 millones de visualizaciones del hashtag #museumoficecream en los últimos doce meses. Porque las reglas dicen que en TikTok se busca entretener, y en ese contexto, el MOIC, o más bien su hashtag, logra el objetivo ampliamente. ¿O es que acaso existe otro lugar con puertas de entrada rosa pastel, temática de helados y el tobogán interior más alto de Nueva York? Tiene sentido que lo etiqueten tanto si es el escenario perfecto para las redes sociales.

Los spots más instagramables en el Museo del Helado
Sin duda, en el primer puesto de lo fotografiable se ubica la piscina sprinkle, una de las principales atracciones, suerte de pelotero donde sumergirse entre miles de granas de colores, como si se pudiera nadar en la cubierta de una dona o un postre azucarado. Pero también está el tobogán de casi tres pisos de altura, la sala repleta de bananas colgantes, de colores amarillos y rosados, el vagón de subte iluminado con luces de neón rosa chicle (locación preferida para coreografías o bailes que van a parar a la red social) y, claro, helados de diferentes sabores en cada sala.
El Museo del Helado no solo es el museo neoyorquino más popular en TikTok sino que es el segundo más popular en el mundo en esa red social, la más elegida hoy.
Este imperdible de la ciudad de Nueva York, en la coqueta zona del Soho, ofrece una de las más curiosas propuestas en lo que a museos se refiere, una “celebración”, dirán los organizadores a los visitantes una vez dentro del espacio, un itinerario que está planificado para ser recorrido en 45 minutos a través de puertas y salas que no permiten volver hacia atrás. “Hay que ir siempre hacia adelante”, invitan los integrantes del staff.

Cada paso dentro de este laberíntico museo es digno de una foto o de una selfie: el itinerario comienza con una suerte de bar vintage, rosa y colorido, donde se reparten helados y, luego, un excepcional banquete de postres, aunque en este último caso, solo para la foto (todo es de utilería), entre globos suspendidos que conforman una excelente toma. Todo todo es digno de una foto.
Una de las guías del museo, vestida con alas de ángel, pregunta si alguien quiere un helado de palito y comienza a repartirlos entre los visitantes: falsa alarma, no es este el tipo de helado que se comerá el resto de la visita. Está justo por empezar lo mejor del Museum of Ice Cream en Nueva York.
Hay que subir escaleras, correr cortinas y atravesar salas completamente espejadas para realizar el recorrido por este atípico museo, que incluye, por ejemplo, un espacio exactamente igual a un vagón de subterráneo, con sus asientos, pasamanos y ventanillas, donde la iluminación neón genera un inesperado clima. Clic.

Hay paredes repletas de letras imantadas, que permiten escribir nombres y mensajes, salas para sentarse y dibujar o confeccionar camioncitos de cartón troquelado, inspirados en esos que pasan vendiendo helados. Y, claro, más helados de diferentes sabores.
El Museum of Ice Cream (MOIC) se transformó en uno de los favoritos de los usuarios sin tener una colección de miles de años ni grandes nombres de artistas. Mucho menos, millones de dólares en obras de todos los tiempos
Uno de los puntos fuertes del museo es una suerte de pasillo con arcos de colores que representan al arcoíris en orden cromático, luces de neón que coronan los bordes y marcan el recorrido, guiño al orgullo LGBTIQ+. Hay también una especie de parque de diversiones con hamacas, toboganes, un juego para embocar las pelotas en el aro y, finalmente, la piscina de natación, inmensa, incluidos los trampolines (como estar dentro de un natatorio), que en vez de agua está repleta de chispitas de colores. Hay que sacarse los zapatos y, una vez dentro, continuar con el ritual de las fotos. Es uno de los momentos más divertidos de la visita.

Un edificio de tres pisos, todos los helados posibles y trece instalaciones multisensoriales son los números oficiales que conforman este peculiar templo que posee sedes similares en Austin (Texas), Dempsey Hill (Singapur), Chicago y Shanghái. Lo curioso es que el Museo del Helado había nacido en 2016 como una experiencia efímera, un museo pop-up, una iniciativa con fecha de vencimiento que provocó tal furor entre el público que, unos años después, le dio vida al preferido de los centennials en TikTok. Es cierto que no es un museo ni una heladería o una tienda, pero su concepto esquivo posee una estética concreta y apunta, sobre todo, a vivir una experiencia. Tanto es así que su fundadora, Maryellis Bunn, encontró una palabra para definirlo, que combina en inglés “experience” y “museum”: “experium”.
Como promete la descripción de la cuenta de TikTok, el Museo del Helado es un lugar para la imaginación y la conexión, donde todo es posible. Porque el helado, están convencidos puertas adentro del museo, es imaginación, nostalgia y memoria.
