Romina Giardina y Santiago Talledo hablan sobre el estreno de ‘Cualquier cosa te llamamos’

La dupla nos cuenta cómo la sabiduría del tiempo y la creencia en los sueños la llevaron a estar haciendo lo que desea.

Llevar a cabo una entrevista con ellos en conjunto es un placer y un desafío al mismo tiempo. Son una máquina de tirar una enorme cantidad de chistes y comentarios irónicos por segundo. Imposible no tentarse ante tantas ocurrencias, y el humor, en estos tiempos, se agradece. A medida que transcurre la charla, ambos abren parte de su alma para compartir la felicidad y el gran momento que están viviendo.

Podríamos hacer una lista interminable de los lugares donde trabajaron y las cosas que hicieron, porque tanto Romina Giardina como Santiago Talledo tienen un extenso recorrido en el medio y la profesión, pero si bien su pasado, en parte, es lo que los formó y los trajo hasta acá, hacer hincapié en lo que fue nos correría del foco de conocer lo que son hoy, y en eso nos vamos a centrar en esta nota.

Ambos la están rompiendo en redes sociales: ella es actriz, humorista e influencer; él es director, escritor, actor e influencer también, y juntos estrenaron, a sala llena, la obra Cualquier cosa te llamamos(Viernes y sábados, a las 24 en el Teatro Picadero, y los jueves en el Centro de Arte Radiocity de Mar del Plata) que promete ser una de las revelaciones de la temporada acá y en la costa argentina.

“La obra tiene algo muy original, es como experimental, el público es parte, le dimos un vuelo distinto donde desestigmatizamos un poco el fracaso.”

–¿Cómo se conocieron?

Santiago Talledo: –A través de Sofi Morandi, ella nos presentó. Empezamos a hablar con Momi por Instagram y nos cagamos de risa mal. Al tiempo vino a casa a comer y fue como amor a primera vista. Nos llevamos muy bien y nos hicimos amigos enseguida.

Romina Giardina: –Hubo mucha conexión de una. ¿Viste cuando ves a una persona y decís: “Ay, es increíble, parece que la conociera de toda la vida”? Eso me pasó con Santi.

S. T.: –A mí con ella no, pero bueno (risas). No, mentira. Fue hermoso de toque. Aparte tenemos el mismo humor, somos muy parecidos, es un placer y superfácil estar haciendo esta obra con ella.

–¿Cómo surgió la idea de trabajar juntos?

R. G.: –Yo había reemplazado a Nara Ferragut (productora del espectáculo) en su programa Nara que ver, y me hizo una propuesta teatral. Estaba recontraemocionada y feliz porque hacer un unipersonal siempre fue uno de mis sueños, y me ofreció una directora, muy conocida, de nombre superprestigioso. Tuve la entrevista con ella y, más allá de que me pareció increíble y todo, sentí que al no conocernos iba a ser difícil armar un espectáculo en tan poco tiempo, y pensé que la persona que podía llevar a cabo eso era Santi, porque es megatalentoso, me conoce, manejamos el mismo humor y confío ciegamente en él. Al principio se me hizo un poco el difícil, me dijo que estaba con muchas cosas, como todas las estrellas (risas), pero finalmente lo convencimos y acá estamos.

–¿Cómo está siendo la experiencia?

S. T.: –Espectacular. La verdad es que yo estaba con mucho laburo y también me daba un poco de miedo el proyecto porque nunca había escrito y dirigido teatro. Sí lo hice con series, como Adentro, que la sacamos adelante en pandemia. Cuando vino Momi con la propuesta, estuve en duda, no sabía si lanzarme o no, y desde el día uno que empezamos a trabajar fue bárbaro. La obra tiene algo muy original, es como experimental, el público es parte, le dimos un vuelo distinto donde desestigmatizamos un poco el fracaso. Es una especie de parodia sobre la frustración y rompe un poco con lo que es el éxito.

–De tu relato se desprende una pregunta casi obligada, ¿qué es el éxito para ustedes?

R. G.: –Desde mi lugar, creo que son las metas que una tiene o proyecta, y a medida que las vas cumpliendo te sentís exitosa. No es que digo que convertirme en famosa es ser exitosa, ni a palos. Por ahí tiene que ver con que siempre soñaste con formar una familia y llegaste a eso. En mi caso, como te dije en un comienzo, hacer un unipersonal era mi sueño y lo estoy logrando: el éxito es lo que a uno lo hace feliz.

S. T.: –Yo estoy un poco en desacuerdo con el concepto del éxito en general. Hay personas que lo encuentran en cosas pequeñas. Otras que para el afuera lo tienen todo pero no cuentan que la están pasando mal y no pueden disfrutarlo. El éxito es algo muy personal y subjetivo, por eso en el guion tenía ganas de romper un poco con las ideas preconcebidas. En el espectáculo nos reímos del fracaso, como que no puede ser algo tan grave.

–El fracaso es parte de un camino, y si uno sabe capitalizarlo termina haciendo lo que ustedes están haciendo, que es materializando un sueño.

S. T.: –Totalmente. Nosotros pensamos que es parte de la vida, eso es lo bueno, entenderlo así hace que no te termines frustrando. Siempre se encuentra algo lindo dentro de lo que uno no logra. Porque, si no, siempre estás pensando a dónde vas a llegar y te perdés en el camino de experimentar un montón de cosas re copadas.

“Yo lloro de risa viéndola en los ensayos y en las funciones, por eso digo que no puedo ser el único pelotudo al que le pasan tantas cosas viéndola actuar” (Santiago Talledo sobre Romina Giardina)

–¿Con qué cosas nos vamos a encontrar en el espectáculo? ¿Qué elementos tiene este unipersonal?

R. G.: –Es una experiencia, la gente entra en una audición y se le pone un número a cada uno. Hago muchos personajes, todo cien por ciento desde el humor. Yo me río haciéndolo, en los ensayos me tiento, por eso la gente lo disfruta. Por momentos sale como una cosa medio standapera, rompemos la cuarta pared e incluimos al público. Que Santi sea el director, que es una persona joven y con un vuelo artístico increíble, hizo que este show sea moderno, con multimedia, interactivo… Tiene de todo y el público responde superbién, estamos muy agradecidos.

–Santi, se te ve mucho en las redes hablando de salud mental, ansiedad, estrés, depresión, ataques de pánico. ¿Usás Instagram como una herramienta de concientización?

S. T.: –Por momentos sí. Cuando estás con esos temas te sentís muy solo, hay mucha gente que no se anima a decirlo, por miedo o por pensar que está mal. Yo desde los 12 años que estoy con esto –bueno, al final parece que tuve toda una vida de mierda (risas)–, pero la verdad es que a partir de esa edad tuve una crisis muy grande y no había redes, no había nada, me sentía muy incomprendido, por más que contaba con mucha contención familiar. Me hubiese gustado escuchar a otras personas contando sus experiencias, diciendo que pasaron por eso y lo pudieron superar. Hoy en día tengo el poder de brindarles ayuda a las personas a través de las redes y me da placer.

–Romi, se produjo un furor con los TikTok que hacen en conjunto con tu hija y con tus distintos personajes en Instagram. ¿Qué representan esos canales de expresión?

R. G.: –Yo había empezado a grabar unos capítulos en la serie Separadas en donde era la ex mujer de Sebastián Estevanez, y por la pandemia, obviamente, no pudimos continuar, entonces me quedé sin laburo y dije: “Ok, estoy encerrada en mi casa, por algún lado tengo que sacar lo que tengo adentro y ver qué hago de mi vida”. Arranqué vendiendo esas maquinitas que resultaron ser una estafa piramidal y después me volqué a hacer videos porque estaba aburrida en casa: mi hija me ayudó un montón y ahí fue que las redes explotaron. No sólo parodiando a las influencers, sino también haciendo personajes con humor, como el de la madre, que tuvo mucha repercusión, por ejemplo, o la vieja, el taxista…

–¿Con qué tiene que ver el humor para vos?

R. G.: –Yo siempre digo que el humor tiene que ver con la identificación. Creo que las personas se sintieron identificadas con lo que hacía y eso hizo que me acercara más a la gente. Ahí se me abrieron muchas puertas, pero bueno, también tuve el tiempo de poder hacerlo, ese fue como el lado positivo de la pandemia.

–¿Se imaginan en un escenario juntos?

R. G.: –Si, re, esa era un poco la idea al principio. Yo le insistí, le dije: “Esto es un quilombo, ¿te podés subir conmigo al escenario, por favor?”. Pero ella es una diva, no quiso (risas).

S. T.: –Es el momento de Momi, tiene que brillar ella. La gente la tiene que ver, la verdad es que está a otro nivel lo que hace, es espectacular. Yo lloro de risa viéndola en los ensayos y en las funciones, por eso digo que no puedo ser el único pelotudo al que le pasan tantas cosas viéndola actuar. Los invitamos a que vengan; en este momento complejo está bueno ir al teatro, distraerse, conectar con otra cosa y pasarla bien.

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