UN LUGAR LLAMADO PIPA
Los rankings internacionales no las nombran, pero para los aventureros más exigentes, las mejores playas del mundo están en una pequeña localidad al noreste de Brasil.
Por algún motivo que no es fácil precisar, de las muchas playas que he recorrido en buena parte del mundo (casi el 30 por ciento, según una de estas nuevas aplicaciones que lo saben todo), tengo especial devoción por la muy particular playa de Pipa. En realidad, por el conjunto disímil y al mismo tiempo armonioso de playas que forman este sitio en el muy nordestino estado brasileño de Rio Grande do Norte.
Todas estas playas, que tienen la particularidad de estar al pie de enormes y muy bellos acantilados, están nucleadas por una pequeña villa que, atravesada por una pintoresca calle central, mezcla de la Rua das Pedras de Buzios con la Broadway de Arraial, oficia de lugar de reunión, compras y paseos nocturnos. La noche de Pipa es muy animada y la oferta de restaurantes, cafés y galerías es más que interesante.

Las playas, de sur a norte, son muy frecuentadas por los surfers y el público joven, aunque Praia do Amor está al tope del ranking para los adolescentes. El derrotero parte desde la playa principal, demasiado concurrida y la menos atractiva geográficamente; la Bahía dos Golfinhos, o Bahía de los Delfines, con su santuario natural, su belleza y su carácter único; la Praia do Madeiro, con hermosas posadas y muy buen servicio de playa, y la más solitaria y hermosa al atardecer, Tibau do Sul.
En Pipa, sin importar el nombre de la playa, la mayoría apuesta por el surf, la navegación en kayak y el snorkel. Brasil auténtico.
La Bahía dos Golfinhos es una reserva natural, que cuenta como único acceso el cruce a pie desde la Playa del Centro o desde Madeiro durante la marea baja. El viajero desprevenido puede creer que alguna canoa o una pequeña lancha lo llevará mar adentro a avistar delfines. La sorpresa es que, apenas adentrado en las aguas verdes y tibias, los delfines vienen al encuentro: saltan de a pares, rodean a los nadadores y convierten la puesta del sol en una fiesta inolvidable.
Todas estas playas tienen la particularidad de estar al pie de enormes y muy bellos acantilados. Nucleadas por una pequeña villa que, atravesada por una pintoresca calle central, mezcla de la Rua das Pedras de Buzios con la Broadway de Arraial, oficia de lugar de reunión, compras y paseos nocturnos.
