Julieta Díaz: la hora de la verdad
En un mismo año está cumpliendo el sueño de estar en la Televisión Pública interpretando a la terapeuta de Diego Peretti en la tercera temporada de En terapia; el de trabajar con el director Diego Lerman, protagonizando la elogiada Refugiado, y el más especial de todos: muy pronto dará a luz a su primera hija. Para ella, hoy es tiempo de cosecha.
El ornamentado edificio francés de Recoleta no prepara a las visitas para la imagen que aparece tras la puerta: una Julieta Diaz fresca y radiante con el pelo recién lavado, outfit deportivo y una panza flamante de cinco meses. “Vengo de natación, explica, y empieza a preparar una copiosa y orgánica merienda. Está en plena etapa de cosecha: acaba de terminar las grabaciones de la tercera temporada de En terapia y hace poco estuvo en Cannes recibiendo elogios por su protagónico en Refugiado, la película de Diego Lerman que se estrena este mes. Julieta es sencilla, amable y muy graciosa, habla de todo pero también se desmarca rápido de lo que no quiere:“Nunca dije que era K”, aclara, y explica que su posición es moral, más que ideológica. En la charla aparece su participación en la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Interpretes (Sagai) y el ciclo de entrevistas que condujo para la entidad. “Me gustó mucho, me toco gente como Darío Grandinetti y Cristina Banegas, que trabajaban cuando yo todavía ni estudiaba, y vienen de generaciones que incluso eran más exigentes”, repasa llegando al tema que evidentemente más la emociona: la actuación.
–¿Hay menos exigencia hoy?
–Siempre ponemos el mismo ejemplo, pero en la época de Alberto Migre vos tenías que entrar al estudio sin el libro y saberte la letra tal cual, porque te corregía los puntos y comas. Los actores que han trabajado con esos directores tienen eso y nosotros no; la televisión ahora es distinta, ha crecido en un montón de aspectos porque se ha modernizado, pero eso lleva a que a veces abusemos.
–No en propuestas como En terapia.
–No, ahí viví mas lo de Migre porque mi personaje es una terapeuta freudiana tradicional, muy de manual, y Alejandro Maci, quien hace la adaptación de los libros con Esther Feldman, es hijo de un gran psiquiatra, sabe mucho del tema y, además de escribir, dirige. Entonces había que ser muy precisos (...)