Ludovico Di Santo: "No me pongo creativo en la soledad, no me pega bien"
Ludovico Di Santo no pasa inadvertido. Su presencia, aun sumergido en la multitud, se evidencia inmediatamente. Puede ser por su altura, que lo destaca por sobre el promedio, o por su cadencia en el andar. Tal vez sea su mirada penetrante, aquella que le ha servido como herramienta de trabajo en más de una oportunidad.
Porque Ludovico inmortalizó a algunos de los personajes más intensos de las tiras de prime time de la última década, como a Diego Jáuregui en "Sos mi hombre", o aquel Octavio Linares Calvo en la recordada "El elegido".
Mucha agua corrió ya bajo el puente, pero el actor fue uno de los que estaba grabando una ficción diaria de Pol-ka cuando comenzó la famosa cuarentena por la covid–19. "Separadas" se había estrenado el 20 de enero de 2020 y era la gran apuesta del canal, con un elenco donde además de él estaban Celeste Cid, Agustina Cherri, Mónica Antonópulos, Gimena Accardi, Mariano Martínez y Sebastián Estevanez, entre otros.

“Los dos primeros meses uno esperaba; después ya sabía que no iba a volver. Me acuerdo de que iban sumando la cuarentena de a quince días y después otros quince días. Al tercer tramo de quince días, uno se empezaba a plantear que ya fue, que se había caído todo”, recuerda. Fueron tiempos difíciles desde lo emocional tanto para el actor como para mucha otra gente a la que el encierro le dejó secuelas de las que aún hoy debe ocuparse.
–¿Cómo viviste ese momento?
–El inicio fue como de ciencia ficción, de repente todos encerrados, ¡¿what?! Sin información, sin saber qué carajo pasaba, con gente superasustada, con otra gente menos asustada y haciendo caso. A mí no me encierran nunca más. Lo único que te puedo decir de la situación es que a mí no me encierran nunca más porque la he pasado muy mal. No soy una persona que sirva para estar encerrada. Viste que hay gente a la que le gusta, que se puso a cocinar, que estudió... a mí no. Yo necesito estar al aire libre, necesito estar con gente, afuera.
Yo para estudiar un guion me voy a un bar, no lo estudio en mi casa, o me voy a una plaza, necesito gente a mi alrededor. Hablo solo y me importa tres carajos que me miren y digan “este tipo está loco” si voy leyendo en voz alta y hago caras. Necesito aire alrededor de mí, circulación, gente. No me pongo creativo en la soledad, no me pega bien.
–Alguna vez contaste que tuviste depresión en tu adolescencia, ¿cómo manejaste eso durante este período?
–Sí, a los 18, 20, estuve deprimido. En la cuarentena me vino como otra sensación pero porque estábamos encerrados y me atajé desde otro lado, y cuando empezaron a abrir un poco las cosas, empecé a hacer lo que necesitaba, que era salir, ver amigos en la calle, era un “¡basta!”, no aguantaba. Había que sobrevivir. Y el laburo es un ordenador fundamental en la vida de las personas, o en la mía, ponele. A mí me ordena, me estimula, es clave.

–Hace pocos días estrenaste "Frágiles", donde interpretás al líder de una secta. ¿Qué te gustó de este proyecto?
–Primero, que es un personaje doble, Camilo y Camilo; son dos en uno, lo cual ya me resultaba atractivo. Después, trabajar con Luciano Cáceres. A mí me divierte mucho trabajar con él. Y la historia me resultaba muy atractiva, todo este tema de una secta... Era bastante peligrosa la serie, en el sentido de correr riesgo desde algo que no es cotidiano, que juega bastante al límite. El guion está muy bien, está bien la fotografía, el arte. Es redondo todo.
–El día de la presentación les mostraron el primer episodio a ustedes y a varios periodistas, ¿te gusta verte? ¿Sos muy crítico de vos mismo?
–Soy muy crítico de mí mismo y no me gusta verme. Siempre pienso que hay algo que podría haber hecho diferente y soy muy malo. Hay un dicho que dice algo así como “tratate a vos como tratarías a tus amigos”. Si yo tratara a mis amigos como me trato a mí, no tendría ninguno, básicamente.
–Pero justamente la idea es la inversa.
–(Risas) Claro, claro.
–Si sos tan crítico de vos mismo, imagino que tampoco andarás preguntando demasiado qué le pareció al resto, ¿o me equivoco?
–No, ni en pedo. Dejo que llegue la info que llega.
–¿Y sabés recibir el elogio?
–Estoy entrenándome, con los años sí.

MENSAJES EN LA RADIO
–En 2021 hiciste un programa en la Rock & Pop, querías hacer radio desde muy chico, ¿fue lo que imaginabas?
–Claro, desde que tengo 10 años. Sí, me encantó. Me encantaría volver a hacerlo. Yo escucho mucha radio, estoy en casa con el celular escuchando la radio como si fuese la vieja Spika mientras cocino. En el auto escucho radio, entrenándome escucho radio. Después hay un horario en el que empiezo a escuchar música. O la semana previa a las elecciones escuché música, porque ya no aguantaba más la saturación de las elecciones. Me había deprimido tanto todo que dije “basta” (risas). Escuché Queen toda esa semana.
–¿Cuál es tu recorrido radial? ¿Con qué te informás, con qué te distraés?
–Escucho mucho Radio con Vos; arranco con [Ernesto] Tenembaum, hacemos un poco de [Reynaldo] Sietecase, nos vamos un rato para el Beto Casella con María Carámbula, hacemos un poco de Ale Bercovich, un poco de Vorterix antes...
Me gusta escuchar a [Sebastián] Wainraich a la tarde, paso por todos lados. Pero básicamente me informo con Tenembaum, que discuto con la radio solo. Con Berco nos llevamos mejor, con Reynaldo también me llevo un poco mejor, con el Beto me río.

–Originalmente, tu idea era estudiar Comunicación Social y tuviste una experiencia trunca, ¿en algún momento te volvió a picar ese bicho de formarte como periodista, locutor?
–¡Noooooo, noooo! Locución puede ser, pero periodismo cada vez menos. Con todo el respeto del mundo te lo digo, me estoy ganando todos los enemigos (risas). Pero noooo. Si querés hacer periodismo no hagas periodismo, hacé otra cosa, ¿no? Es muy poco el lugar que hay para hacer periodismo, está muy bastardeada la profesión. La nuestra también, eh; pero hay algunos espacios donde todavía se puede resistir. En la de ustedes también, pero cada vez es menos.
Está todo muy precarizado, los contenidos están muy controlados, es muy difícil hacer periodismo así. Ya es muy difícil creerle a alguien, es como la confianza, es exactamente lo mismo: lleva un montón de tiempo construirla y se destruye en un acto. Y el periodismo tiene eso también. Y yo soy una de las personas que escucha gente que no piensa como uno, ¿ok? No estoy escuchando lo que quiero que me digan todo el tiempo porque me aburre, escucho a [Carlos] Pagni, ¿entendés? Y no es un tipo que piensa como yo pienso, pero es un tipo que está informado; o Hugo Alconada Mon.
A Tenembaum lo valoro mucho, a Reynaldo también. Pero Reynaldo está más cerca de lo que yo pienso. Es gente que trata de llevar las dos campanas al programa, de ser plural en las opiniones. Y después la línea editorial es la línea editorial de cada uno de ellos. Eso me resulta valorable.

–Después de esa semana de escuchar Queen, tras las PASO, ¿seguiste escuchando Queen o volviste a la realidad?
–No, volví, volví. Pero ya estoy para dejar otra semana (risas). El dólar va a subir, va a bajar y me voy a enterar igual. Vas a comer, vas a comprar, y te enterás. Lo que queda de acá a octubre, como diría mi madre, que es malhablada, es paja mental, ¿no? Qué sé yo. Especulaciones de por qué votaron, por qué no votaron, a quién van a votar. Nada.
–¿Y cómo te llevás con la incertidumbre que, de por sí, viene de la mano de tu profesión?
–Al principio me costó mucho. Después me amigué. Pero ahora hay tanta incertidumbre en todos lados que me hinchó los huevos (risas). Pienso que algún lugar de certeza tenemos que tener. Busquemos uno.