Breaking: una revolución al ritmo del break
Forma parte de uno de los cuatro elementos de la cultura hip-hop, junto con el movimiento DJ, el rap y el grafiti; nació en las calles de Nueva York y hoy planea conquistar el mundo. El semillero de una disciplina que por primera vez en la historia logró el reconocimiento olímpico y hará su debut en París 2024.
“Algunos atletas se preparan toda la vida para los Juegos Olímpicos, nosotros ni siquiera sabíamos que esto iba a pasar”, me dijo la B-girl Luma apenas la conocí en el aeropuerto Internacional de San Pablo. Ella en representación de Colombia, yo de la Argentina, las dos viajamos a Brasil para asistir a una nueva edición de Red Bull BC One, la competencia de breaking individual más grande del mundo.
Nuestros aviones aterrizaron en el mismo horario y eso nos hizo coincidir en el viaje al hotel, un tramo de media hora en auto que me bastó para saber que ella venía en busca del título de campeona. Yo le conté sobre mi profesión y le aseguré que estaba ahí para aprender algo más sobre el breaking. Me intrigaba conocer el semillero de una disciplina que por primera vez en la historia logró el reconocimiento olímpico y está próxima a debutar en París 2024. Por eso Luma me explicó la primera regla: para hablar del tema, nunca jamás usar el término “breaking dance”.

Como es sabido, el breaking nació en las calles del Bronx neoyorquino allá por la década del 70, durante el surgimiento de la cultura hip-hop. Un DJ llamado Kool Herc notó que la gente se ponía a bailar de forma enérgica cuando sonaba el break en un tema (es decir, la parte instrumental de la pista, formada por la percusión y el bajo) y empezó a usar la técnica “Merry-Go-Round”, que consistía en poner dos copias del mismo vinilo en dos tocadiscos diferentes para poder ampliar el break. De esta forma, los bailarines (hoy conocidos como B-boys y B-girls) tenían más tiempo para desplegar sus movimientos. Y así fue como el breaking empezó a ganar popularidad. El término “breaking dance” se dio a conocer comercialmente en los años 80 por los medios de comunicación, pero no representa la identidad ni la esencia de quienes lo practican.
B-girls & B-boys
En un abrir y cerrar de ojos, junto a Luma llegamos al Hotel Slaviero Downtown, donde otros periodistas y cientos de B-boys y B-girls de Latinoamérica se hospedaron durante los días de competencia. La sinergia de arte se sentía en el aire y en la forma de vestir de cada crew: pantalones anchos, conjuntos deportivos, gorras, bandanas y muchos tatuajes eran el denominador común.
Durante los tres días de Red Bull BC One (que esta vez se llevó a cabo en el Memorial da América Latina, un importante espacio cultural para la ciudad paulista), me dediqué a conocer algunas de las reglas básicas del breaking. En este caso, la modalidad de las batallas (más conocidas como “cyphers”) era de 1 versus 1, con dos o tres entradas de los bailarines en cada set. Las presentaciones duraban entre treinta segundos y un minuto; y para determinar al ganador o ganadora, los jueces (tres en total) evaluaban factores como la creatividad, la originalidad, la dinámica, y las combinaciones de movimientos y musicalidad.
También aprendí sobre los pasos clásicos del breaking, como el “footwork”, que consiste en colocar las manos en el suelo para dar soporte al cuerpo mientras se mueven los pies y las piernas de diferentes maneras; o el “flare”, que se produce cuando un bailarín salta y gira una o más veces mientras está en el aire. “Lo que me gusta del breaking es la capacidad de lograr lo imposible”, escuché decir al B-boy chileno TikiTrix, y sus palabras me resuenan hasta hoy.

Mientras sucedían algunos talleres, workshops y batallas de exhibición, fui conociendo las historias de vida de algunos competidores, como la de la ya mencionada Luma (29), que nació en Manrique, Medellín, creció en una casa rodeada de diez mujeres y fue la única de ellas que eligió dedicarse al arte. Ubicada en el puesto número 9 del ranking mundial de esta disciplina y en el uno de Sudamérica, este año conquistó la medalla de oro en el Campeonato Panamericano de Breaking Femenino y consiguió su boleto para disputar los Juegos Panamericanos, que se llevarán a cabo del 20 de octubre al 5 de noviembre en Chile. El ganador de esta competencia obtendrá su merecido cupo para los Juegos Olímpicos de París, por eso ella se ilusiona con llegar de la mejor manera.
Hasta el olimpo y más allá
Desde que en 2020 se anunció la incorporación del breaking al programa olímpico, los mejores B-boys y B-girls del mundo tienen la vista puesta en ese objetivo, pero serán solo 32 atletas (16 mujeres y 16 hombres) los que puedan competir por el oro. Las tres principales competencias para clasificar a los próximos Juegos, son el Campeonato Mundial 2023, los Campeonatos Continentales (como el Campeonato Africano, los Juegos Asiáticos y Europeos y los Panamericanos, entre otros) y las series de clasificación olímpica. En estas últimas, los B-boys y las B-girls aún no clasificados tendrán su “last chance” para ganarse un lugar en París.
“Siento que es un aprendizaje para todos, incluso para quienes organizan los eventos. Venimos de una cultura en la que las competencias de breaking no se preparan anualmente, pero los Juegos Olímpicos tienen una preparación de cuatro años. Y además de eso, las competencias para obtener el ranking y ganarse un lugar empezaron hace menos de dos años. En natación, por ejemplo, los competidores trabajan por marcas; uno entrena para superar una marca e ir a hacerla allá. Pero el breaking es muy diferente, ni siquiera nosotros sabemos cómo hacer para superar nuestras propias marcas. Están los estándares de clasificación, que tendríamos que tratar de ajustarnos a ellos para obtener los mejores puntajes, pero el breaking sigue siendo una danza muy libre, que te permite expresarte desde tu carácter. Si bien tiene unas bases de movimientos, es un baile desde la improvisación, entonces todo es muy inesperado. Para todos es un proceso nuevo”, dice la B-girl colombiana bajo la atenta mirada de Isis, una bailarina ecuatoriana que se convirtió en su mejor amiga en el mundo del breaking.

Si bien el Red Bull BC One no forma parte del calendario de competencias que permiten sumar puntos en el ranking mundial, desde que surgió, en 2004, se convirtió en el evento más relevante del nicho. No solo porque es clave para que los competidores ganen rodaje internacional, sino también porque es la oportunidad perfecta para que demuestren su talento y que las marcas inviertan en sponsoreos (algo fundamental para que la disciplina siga creciendo). Luma explica que hoy en día es muy difícil vivir del breaking, pero agradece la existencia de eventos como este y se ilusiona con que la llegada a los Juegos Olímpicos cambie esa realidad.
El último baile
El último día en San Pablo llegó con la nostalgia de todo lo que se termina, pero también con la adrenalina de saber que todavía faltaba lo mejor: la gran Final Cypher Latam, donde los mejores 16 B-boys y las mejores 16 B-girls de América latina se enfrentaron para obtener el título de campeones. Dando vueltas sobre sus cabezas, haciendo mortales en el aire y dejando ver sus mejores pasos de baile, los competidores Ricky Rulez (25 años, Colombia), Danny Chico (32 años, Chile), Luma y Lakshmi Hop (24 años, Ecuador) avanzaron hasta la ronda final. Pero Colombia tenía guardado el batacazo: para sorpresa de unos pocos, el B-boy Ricky Rulez y la B-girl Luma se consagraron campeones.

“Para ganar una final como la de hoy, primero, tienes que tener el material listo. Hay una manera específica de bailar el breaking, tiene sus fundamentos y movimientos básicos, pero tú tienes que crear una propuesta propia con eso. Tú tienes las letras, pero tienes que formar las palabras y luego escribir un poema. Y la estructura del breaking es tan complicada como escribir un poema. De eso se trata, de escribir tu propuesta y luego ser capaz de hacerla, porque a lo largo de los rounds no puedes repetirte, entonces tienes que guardar movimientos para convencer a los jurados de que tienes repertorio y que puedes seguir bailando por horas”, explica Ricky Rulez, que también tiene su plaza para disputar los Juegos Panamericanos de Chile y buscará llegar al desafío olímpico. Luma, por su lado, dijo que se sentía representada por cada una de las mujeres presentes en la competencia; y yo recordé que mi instinto no había fallado apenas llegué a Brasil. A veces lo mejor está delante de los ojos, solo que hay que aprender a verlo.
Fotos: gentileza Red Bull