En la piel de la Princesa Margarita, Lesley Manville brilla en la quinta temporada de "The Crown", en Netflix
Silvina Ocampo se trepaba a los árboles de la finca familiar y comía terrones de azúcar con limón. Era la menor de seis hermanas, ocupaba el lugar del etcétera, decía. También amaba el enorme departamento de la calle Viamonte donde transcurrió no sólo su infancia sino también su educación. Escribía largas cartas en inglés a amigas reales e imaginarias porque estaba negada con la gramática castellana. Se pasaba el día redactando composiciones basadas en la historia de Inglaterra, sobre todo acerca de los príncipes Eduardo y su hermano Ricardo, los niños encerrados en la Torre de Londres.
Silvina sabía que ser un etcétera tenía cierta gran ventaja: los ojos no estaban puestos en ella sino en su hermana Victoria. Ella podía ser libre, imaginar universos fantásticos, ir a caballo con Bioy, tener una relación inclasificable con Alejandra Pizarnik. Algo de todo eso está en La hermana menor, el libro de Mariana Enríquez que se instala en tu cabeza cuando ves la quinta temporada de The Crown en Netflix.

Es inevitable pensar en algún remoto paralelismo entre la hermandad de Silvina y Victoria Ocampo, y esta de la Reina Isabel y la Princesa Margarita. Un vínculo que sobrevivió a todos los desastres familiares y personales pero no esquivó el conflicto de la desigualdad que acarrea el poder.
En The Crown, tanto Vanessa Kirby como Helena Bonham Carter construyeron retratos certeros de Margarita, pero quizás Lesley Manville, la extraordinaria actriz británica que la interpreta en esta temporada, sea quien supo dotarla de real humanidad. La gracia, la chispa y los ojos tristes de quien recuerda todo lo que pudo ser y no fue, encuentran en Manville a su perfecta criatura.
LAS HERMANAS SEAN UNIDAS
Lesley Manville ya fue otra hermana estupenda –de Daniel Day-Lewis, en El hilo fantasma– y su nominación al Oscar puso en primer plano a esta actriz tan sutil como trabajadora del oficio. Fue la fuerte y amorosa mujer que ama en silencio a Stellan Skarsgard en River y vivió otro amor turbulento con Gary Oldman, padre de su hijo, en la vida real. Por estos días podemos verla en el cine junto a Isabelle Huppert en La Señora Harris va a París, donde encarna a una ama de casa obsesionada por un vestido. Manville puede ir del departamentito en los suburbios al Palacio de Buckingham y ser genuina en todos lados.
En esta quinta temporada, la serie se interna en años difíciles para la Corona, con el divorcio de Carlos y Diana (los estupendos Dominic West y Elizabeth Debicki), las dificultades que genera la relación de los herederos al trono con Camilla Parker Bowles (una genial e irreconocible Olivia Williams), el incendio del Palacio y los problemas conyugales entre la Reina y su marido Felipe (Jonathan Pryce, el hombre que puede encarnar a la perfección tanto al Papa Francisco como a este príncipe aburrido hasta los huesos). Pero el corazón de esta quinta entrega es la tensión que estalla entre Isabel y Margarita.
Un lazo irrompible, su amistad eterna con Imelda Staunton −la exquisita actriz que esta temporada personifica a la Reina Isabel−, un James Bond inesperado, el humor que no se rinde, la expectativa que se generó a partir de la muerte de Isabel ll y cómo ser libre a pesar de todo, en este mano a mano que mantuvo con EPU.

–La relación entre la Reina Isabel y la Princesa Margarita es muy única y se fue modificando con el correr del tiempo. ¿Cómo trabajaste ese lazo tan particular entre las hermanas?
−Tenés razón en que hay algo particular en esa relación, fueron unas hermanas increíblemente cercanas y unidas. Debido a las obligaciones de sus padres, de chicas pasaban muchísimo tiempo juntas sin ellos, sobre todo durante la guerra.
Eso hizo que se construyera un lazo increíble entre ambas. Lo notable es que eran dos seres humanos muy diferentes y las cosas se modificaron aún más cuando Isabel se convirtió en Reina. Ahí sus vidas se bifurcaron.
–Da la impresión de que algo se quebró con la llegada de Isabel al trono, pero a la vez hay cierto código indestructible entre ellas. ¿Lo pensaron desde ese lugar?
−Eso está, indudablemente. Isabel se debía a sus obligaciones y se entregó a ellas durante 70 años, ¡nada menos! Margarita, por su parte, era una Royal pero no existía ese deber diario con la Corona.
Por supuesto que tenía obligaciones, pero también se las arregló para manejar cierto grado de libertad, ser ella misma y vivir la vida como quería. Margarita era bastante más aventurera e indisciplinada que la Reina, pero eran tan cercanas que, pasara lo que pasara, hablaban por teléfono todos los días.
–Algunos intérpretes dirían que sólo se trata de actuar, pero la hermandad no es fácil de recrear, porque hay una confianza y una historia compartida para transmitir. ¿Con Imelda Staunton tuvieron que convertirse en hermanas reales?
–¿Sabés algo? Imelda y yo nos conocemos desde hace muchos años. Somos muy amigas, nacimos el mismo año, con dos meses de diferencia. Así que para mí fue brillante compartir esa relación de hermanas en la serie y creo que puedo hablar por ella también, porque lo charlamos y estaba feliz de que hiciéramos esto juntas. Por suerte ese amor y ese entendimiento entrañable ya existía entre nosotras antes de ponernos en la piel de nuestros personajes.
Además, somos muy parecidas desde lo profesional; como actrices, la manera de abordar nuestros roles es muy similar, somos de darle duro al trabajo, nunca llegamos al set sin una preparación previa. Así que, cuando supe que iba a trabajar con Imelda, ya me entusiasmé desde el minuto uno. Estaba segura de que, ni bien llegáramos, iba a pasar algo maravilloso. Yo confío en ella y ella en mí; sólo así pudimos lograr esa química en escena.

–Hay un gran momento en el episodio 4 en el que Margarita finalmente se enfrenta a su hermana y le pasa todas sus facturas pendientes…
−Ahí se da lo que te decía: sólo con confianza mutua podés sacar a flote semejante escena, donde las hermanas chocan y explota todo. Pero creo que en esta temporada vamos a ver a una Margarita cuya vida social está más calmada. Se convierte en una mujer que decide manejarse más en un segundo plano, porque, hay que decirlo, está mayor.
Y me parece que eso redunda en un momento de autorreflexión en esta etapa de su vida en la que está bastante sola. Este episodio que mencionás hace foco en todas las diferencias que han tenido Margarita e Isabel. Son cosas que arrastran desde el pasado y de pronto salen a la luz, pero terminan resolviéndose porque el vínculo de ellas trasciende todo.
−Hablando de vínculos, necesitamos charlar sobre algo importante. En esta temporada, Margarita se vuelve a encontrar con Peter Townsend, un gran amor del pasado. Ese personaje es interpretado por Timothy Dalton y hay algo que ella no sabe pero nosotros sí: aparte de Peter, ¡Dalton es James Bond! ¿Cómo fue esa experiencia?
−Realmente no estuvo nada mal (se ríe). Es más, creo que para la Margarita joven y enamorada, Peter Townsend era una especie de Bond con el que se sentía cuidada; una figura heroica, deslumbrante, y Timothy es todo eso.
Debo confesar que, como actor, odiaría que me etiquetaran por mis trabajos previos, porque te reducen a algo que ya hiciste. Pero creo que Timothy en algún lugar es James Bond, aunque también es tantos otros personajes espectaculares que ha hecho en su larga carrera.
Fue una elección de casting espectacular, lo tiene todo: está en la edad justa, tiene un porte tremendo, ¿viste lo guapo que es? Fue una elección perfecta y la pasamos genial trabajando juntos.
−Margarita tiene una característica que la diferencia de todos los otros personajes, y es su gran sentido del humor. ¿Esa irreverencia fue un factor esencial en la construcción del personaje?
−Definitivamente sí, es fundamental. Ella es divertida, traviesa, positiva, tiene mecha corta, hace lo que se le da la gana. Todas esas cosas son absolutamente deliciosas para actuar y, te digo la verdad, me identifican. ¡No sabés lo que disfruté la experiencia de componerla! Interpreté muchos personajes que me han gustado a lo largo de mi carrera, pero siempre tiene un gusto especial hacer a alguien que maneja la picardía, y ella es muy pícara.

−Esta es una temporada muy especial para The Crown porque, como todos sabemos, la Reina Isabel falleció en septiembre. ¿Cómo pensás que puede repercutir eso en el público?
−Me parece que desde la triste partida de la Reina comprobamos que el público está aún más interesado en The Crown. Después del fallecimiento de Isabel, los visionados de la serie se dispararon hasta el Top 5 de programas más vistos en Netflix. Creo que la gente quiere recordarla, ver la serie es como un rito para rememorar su historia.
The Crown no es un documental, dramatiza su vida y la de su familia, es pura ficción, pero cada nueva temporada genera muchísimo interés ya desde la previa. Creo que se da porque sentís que es una oportunidad para aproximarte a esos personajes. Por eso esta vez será especial, es como volver a sentirte cerca de la Reina por un ratito.
Fotos: Nick Thompson (Netflix)