París no se acaba nunca

Entre mediados del siglo XIX y la Segunda Guerra París fue, sin lugar a dudas, la capital del mundo occidental. En qué otra ciudad podrían haber convergido simultáneamente Ernest Hemingway, Scott y Zelda Fitzgerald, Gertud Stein, Sartre y Beauvoir, Picasso, Dalí y García Lorca. La estela de esa gloria perdura hasta hoy, como si se tratara de un perfume sofisticado e inasible.

Le Marais

 

El antiguo barrio judío se transformó en el hogar de la juventud trendy, el sitio elegido por los gays y la bohemia chic. Repleto de pequeños cafés, tiendas de diseño, ropa de autor y hoteles boutique. Es, con certeza, el barrio más joven y divertido de París. La noche no acaba nunca y el día es un desfile de personajes.

 

 

Compite en encanto con el Soho londinense o el Chelsea neoyorquino. Definitivamente, el sitio donde estar.

 

 

 

 

 

 

 

Las bicicletas y las motitos, dos clásicos parisinos en las calles del Marais, el nuevo barrio cool.

 

Colette

 

 

Es una de las mejores multitiendas del mundo. Entre sus clientes hay actores de Hollywood y supermodelos. Tiene dos plantas y un subsuelo, donde funciona un bar que se especializa en... aguas minerales. En el resto del espacio, ubicado muy cerca del Museo del Louvre, se pueden conseguir desde cosméticos Kiehl’s hasta iPods Nano, edición exclusiva de la tienda; pasando por zapatos de Charlotte Olympia y ropa de hombre y mujer de Chloé, Lanvin, Marni o Prada. Todo ello expuesto como en un museo. ¡Ah! Y la mejor música del mundo.

 

 

 

 

 

 

La multitienda Colette es la favorita de las celebrities: tiene de todo.

 

El Palais de Tokyo

 

Localizado cerca del Trocadero, este exquisito museo está dedicado al arte moderno y contemporáneo y, fundamentalmente, a las vanguardias. El emplazamiento del palacio es magnífico, separado del Sena solamente por la Avenue de New York, conocida alguna vez como Avenue de Tokyo. Toda la bohemia cool de París camina por sus salones, o almuerza en su supertrendy restaurante. Para no perdérselo.

 

 

 

 

 

 

El Palais de Tokyo es uno de los museos más exquisitos de la ciudad y atrae tanto por sus salas como por su restaurante.

 

 

 

 

 

Centro Pompidou/Beaubourg

 

 

Es el museo de arte moderno por excelencia. Su excéntrica arquitectura fue archiresistida por los parisinos en los lejanos 70. Pero lo cierto es que hoy la ciudad sería inimaginable sin él. Está en el espacio que antiguamente ocupaba el mercado de Les Halles. Su nombre coloquial, Beaubourg, ha sido transferido a todo el barrio que lo rodea, siempre lleno de actividad intelectual y artística; cafés ultra in y decenas de tiendas de objetos y arte. Como si esto no bastara, su restaurante Georges, en el último piso, goza de una de las más increíbles vistas de París por el precio de un café au lait.

 

 

Fue un escándalo cuando se inauguró, pero el Centro Pompidou terminó convirtiéndose en un ícono tan característico como la torre Eiffel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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