Renata Schussheim: "'Fulguraciones' tiene que ver con brillar, con resplandecer"
Dice que es la muestra más extraña que hizo en su vida y que el nombre apareció sin buscarlo. En el corazón del Centro Cultural Borges hace convivir esculturas de nadadoras suspendidas en el aire con fotografías de osos polares intervenidas.
Texto: Mercedes Ezquiaga
Fotos: Guido Limardo
La fantasía y el extrañamiento son dos sustantivos ineludibles a la hora de hablar de las exposiciones de la artista y escenógrafa Renata Schussheim, acostumbrada a desplegar universos surrealistas visualmente impactantes, como en su muestra "Fulguraciones", que abrió sus puertas en el Centro Cultural Borges.
Allí, en la cúpula vidriada de la Plaza de las Artes, se pueden apreciar nueve atléticas esculturas que nadan en el aire con traje de baño blanco, y en su danza ingrávida y silenciosa forman una espiral áurea que remite a aquellas descritas, siglos atrás, por el matemático italiano Fibonacci. Una armonía perfecta en lo visual de estas mujeres que dan brazadas y se zambullen en un océano imaginario.

“Cuando vi esa cúpula, inmediatamente imaginé hacer algo ahí. Me pareció un hermoso lugar, así que imaginé algo aéreo, el vuelo de esas nadadoras con las esferas blancas en un espiral hacia arriba”, le dice a El Planeta Urbano la artista que creó escenografías y vestuarios para Charly García, Julio Bocca y Oscar Araiz, entre otros.
Las bañistas que reciben al visitante desde lo alto, impregnadas de la luminosidad que ingresa por la cúpula, fueron realizadas con tecnología 3D, que permite modelar un cuerpo a manera de calco perfecto, realista. La mujer de ojos luminosos y cabellera colorada había estrenado este sistema para moldear una sirena, con su propio cuerpo, en su última exposición en el Centro Cultural Recoleta, en abril de 2022, cuando además intervino la fachada de azul con las figuras de hombres-pájaros como parte de la Bienal de Arte Joven. Aquella sirena en la Sala Cronopios, era una réplica exacta de Schussheim: sus ojos, sus manos, su nariz, sus hombros, sus pechos.

“La tecnología del 3D me es absolutamente fascinante y se puede utilizar para hacer distintas cosas, pero lo que más me impresiona es poder escanear a una persona y reproducirla, y hacerlo en diferentes tamaños. Eso es lo que más me impresiona, simplemente esa posibilidad”, detalla la creativa que en los años 80 escribió uno de los capítulos más masivos de la escena artística local al presentar en el Centro Cultural Recoleta una sirena (otra sirena) sobre la cubierta de un barco, de espaldas; imagen hipnótica que, por entonces, fue récord y convocó a unas 160 mil personas. Algunos, incluso, se sentaban frente a ella para meditar.
LIBERTAD PERMANENTE
Renata es una máquina de crear imaginerías tan propias como singulares: en exposiciones anteriores ha exhibido esculturas tamaño real de cuerpos humanos con cabezas de perro, personajes encerrados dentro de cajas transparentes, hombres-pájaro que aparecen como figuras de piernas cruzadas, sentadas con delicadeza en un aro de metal colgando del cielo raso. Un empecinamiento de la artista de trasladar al público a otros reinos, donde todo es posible.
En un ejercicio permanente de libertad artística, y como queriendo crear una nueva mitología, Schussheim hace convivir ahora a sus nadadoras con osos polares que habitan fotografías en blanco y negro intervenidas. Habrá que ingresar en la sala mayor del Pabellón Berni, en la segunda planta del espacio cultural, para proseguir con la visita a la muestra, esta vez en un clima intimista, casi a oscuras.

Allí se exhiben las 22 fotografías en blanco y negro que la artista encontró en internet e intervino a mano. Extrañas imágenes, impresas en gran tamaño, en las que se ve a personas disfrazadas de osos junto a niñas, niños o familias enteras.
Es un contraste entre lo que Renata pensó de la cúpula primero, lo volátil, y lo que sintió al ver la sala expositiva después, que pidió pintar completamente de gris, “con ese aire muy industrial”: “Cuando vi esa sala, con esos tubos en el techo y las columnas de hierro, me hizo acordar a la película "Brasil"; tenía algo industrial, algo rarísimo, un clima que a mí me encantó”, define.

El puente entre estos dos mundos –uno más luminoso, otro más sombrío e industrial– lo tienden las tres esculturas pequeñas (una de un solitario oso polar y dos de las nadadoras) realizadas por Schussheim. Acompaña la experiencia un video en continuo, en cámara lenta, de una ola gigante a punto de romper, junto a la banda sonora creada especialmente para la sala por el músico Damián Laplace, hijo de Renata.
“Siempre me fascinaron los osos polares. Tan blancos, misteriosos, como Moby Dick. Creí enloquecer cuando descubrí en internet fotos que reproducen situaciones surrealistas con señores disfrazados de osos. Se suma y entrelaza otra vieja obsesión, que son las nadadoras. Aéreas, intensas, zambulléndose en falsos mares y cielos estrellados. El resultado de estos mundos unidos es 'Fulguraciones'”, escribió sobre su muestra.
El título, cuenta, apareció de pronto: “Se me cruzó esa palabra, busqué el significado y me encantó: tiene que ver con brillar, con resplandecer. Son como chispazos, como pequeños resplandores, poner a la luz cosas que están un poco ocultas. Así nació Fulguraciones”, detalla.

HISTORIA DE SU ARTE
A fines de la década del 60, por pedido de Oscar Araiz, realizó su primer diseño de vestuario para "Romeo y Julieta", y de ahí en adelante alternó su trabajo de artista plástica con el de diseñadora de arte para teatro, ópera, ballet, comedias musicales, rock, cine y video.
Pero además fue pionera al realizar la ambientación del escenario para la presentación en vivo del álbum "Bicicleta", de Serú Girán, algo para nada habitual en los 80. Así, en Obras Sanitarias, colgó decenas de bicicletas forradas en papel blanco del techo del estadio junto a figuras de conejos blancos, como el de "Alicia en el país de las maravillas".

Schussheim ha realizado la ambientación de infinidad de espectáculos, entre ellos, "Boquitas pintadas", de Manuel Puig, o shows para Charly García. También trabajó con Jean François Casanovas y su grupo Caviar, y fue galardonada numerosas veces con los premios ACE, Hugo, Florencio Sánchez, Trinidad Guevara y Estrella de Mar, entre otros.
La muestra se podrá visitar en el Pabellón II y en la Plaza de las Artes del Centro Cultural Borges (Viamonte 525) hasta el 2 de julio, de miércoles a domingo en el horario de 14 a 20, con entrada gratuita.