Playas multicolor: conocé estos 7 destinos donde la tonalidad de la arena sale de lo común

Todos menos el dorado: en estas costas el camino hacia el mar es blanco, negro, rojo, verde, rosa, púrpura y hasta naranja. Un arcoiris de opciones que, además, es parte fundamental de entornos mágicos y paradisíacos.

PLACER BLANCO: HORSESHOE BAY (BERMUDAS)

Ubicada en el famoso territorio de ultramar británico, desgranado en un archipiélago del Atlántico Norte, esta playa insular de finas arenas blancas y una piscina natural de aguas turquesas enseñoreándose entre rocas gigantes, es la más famosa y fotografiada de las Bermudas.

Con lugar en la parroquia de Southampton (no confundir con otra del mismo nombre, ubicada en Tucker’s Island) su extensión playera en forma de herradura está bordeada por acantilados de piedra caliza natural y grandes arrecifes, donde los buceadores pueden explorar la gran variedad de peces y la vida marina.

Muchos viajeros la visitan en julio/agosto –depende de la fecha en que caiga el Día de la Emancipación- para disfrutar de la Bermuda Beachfest Emancipation Celebration, un evento de 2 días con entretenimiento en vivo, deportes de playa, actividades que honran las tradiciones culturales y mucho más.


ENCANTO NEGRA: PUNALU'U BEACH (HAWÁI)

Perla del estado insular del Pacífico perteneciente a los Estados Unidos (único ubicado fuera de Norteamérica y único situado en el trópico), esta playa es muy popular en Hawái por su arena color azabache, producto de la lava de los volcanes que la rodean.

Ello hace que también se deba andar con cuidado por su superficie: la arena –basalto pulverizado- toma mucha temperatura al calor del sol y además se pueden encontrar piedras afiladísimas. Dos atractivos más se suman a los ya apuntados: los altos cocoteros verdes que la rodean y una vasta población de tortugas verdes marinas, que anidan y se alimentan de la algas rojas (su comida favorita) que crecen en los arrecifes de la bahía.

Se acercan a la playa sin complejos: los turistas (por una ley que las protege, ya que se encuentran en peligro de extinción) deben mantener una distancia de al menos 6 metros.


ROJO PASIÓN: KAIHALULU (HAWÁI)

Una de las pocas playas de arena roja del mundo está –también- en Hawái. Más precisamente en Hana Bay, costa oeste de la isla de Maui.

Es una “playa secreta” y llegar supone toda una aventura: hay que atravesar propiedades privadas, el camino es descendente y empinado, angosto y con curvas, y puede volverse resbaladizo ya que detrás de la playa hay un cono de ceniza de lava que provoca una constante erosión, amplía constantemente la cala y dota de minerales la colina (hierro, principalmente) que la rodea. De ahí el color cobrizo de la arena.

El nombre de la bahía, kai halulu, significa mar rugiente en hawaiano y está bien: el agua no es precisamente calma por esos lares. Pero a no temer: la playa está resguardada de las grandes olas debido al arrecife de alta mar que tiene enfrente.

LA VIE EN ROSE: ELAFONISI (GRECIA)

El mar es el Mediterráneo, de aguas cristalinas; el lugar, una pequeña isla griega ubicada en el extremo occidental de otra isla: Creta; y el color de la arena, rosa, fenómeno que se debe a la erosión de corales y caparazones de organismos marinos.

O al menos eso puede verse en las miles de fotos que adornan cada artículo turístico donde esta playa figura con lugar de privilegio. Los que la visitaron aseguran que tal tono depende del momento del día y de la luz que irradie el sol. Y también cuentan que los días de marea baja, el trayecto que va de la costa de Creta a la isla puede cubrirse a pie o apenas con el agua en la cintura.

VERDE QUE TE QUIERO: PAPAKOLEA BEACH (HAWÁI)

Más Hawái. Y otra curiosidad de este archipiélago plagado de playas asombrosas. En este caso una de arenas verdes que, como se puede sospechar leyendo más arriba (una característica de los destinos de playa hawaianos), también deben ese color a la actividad volcánica.

Aquí, la fuerza erosiva del océano contra el barranco que custodia la playa produjo los mini cristales de olivina -una piedra semipreciosa producto del cono volcánico que la encierra- que se fueron sumando a la arena hasta darle este particular color.

Está ubicada cerca de South Point, en el distrito Kaʻū de la isla de Hawái. De difícil acceso, una vez allí, a pesar de lo protegidas que están este tipo de playas, está permitido el baño.

VIOLETA ES EL COLOR: PFEIFFER BEACH (CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS)

La llamada “Big Sur” es una región montañosa situada al sur de la península de Monterey, en la Alta California. Allí, entre enormes acantilados que miran al Pacífico Norte se encuentra esta playa, una de las más populares de la costa central californiana por ser uno de los pocos accesos al océano (que tampoco es fácil cubrir ya que los caminos son realmente angostos) permitidos por el escarpado entorno.

El particular color de sus arenas, apreciable en parches que oscilan entre diferentes tonos de púrpura, es causado por la erosión de manganeso que se produce en las laderas cercanas. Además de esta notable característica, el revoltoso océano ofrece una oportunidad única para los surfistas, y el carácter federal del territorio permite el nudismo, siendo el extremo norte de la playa en el lugar donde más se practica la liberadora costumbre.

PIEL NARANJA: XI BEACH (GRECIA)

Final del camino con regreso a Grecia. Específicamente a la península de Paliki, en la isla de Cefalonia, donde esta playa de 4 kilómetros de extensión (y con solo 50 metros de costa en algunos tramos) ofrece uno de los mares más calmos que puedan hallarse, con sus aguas poco profundas y su mínimo oleaje, lo que la convierte en el destino ideal para disfrutarla en familia (el desarrollo hotelero y turístico en general que se alza alrededor de ella es una buena prueba de ello).

Acceder a la zona requiere un tramo a cubrir desde las ciudades de Lixouri o Argostoli y el color naranja de sus arenas (producto de la arcilla) contrasta con el blanco de los acantilados que la rodean y el turquesa de sus aguas.

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