Los 62 del genio: Diego Armando Maradona y un cumpleaños eterno
Inmortalizada para siempre, la navidad maradoniana celebra cada 30 de octubre el nacimiento de su dios. Se fue, pero no se fue: Diego Armando Maradona, el más grande de todos los tiempos, sigue ahí, entre nosotros, para todos y todas. Diego, nuestro Diego, es un personaje que las palabras aún no pueden explicar del todo. Por eso, recordarlo es, de alguna manera, continuarlo: el 10 hizo para sí mismo y, fundamentalmente, en un abrazo que solo él podía dar, para que todos los demás también gocemos a su lado.
Dijo el periodista Ernesto Cherquis Bialo, quien lo conoció, investigó y vivió: “Fiorito y Dubái, barro y siete estrellas, canillas de oro y letrina”. Difícil trazar sus coordenadas. Entonces, lejos del mero tributo a su figura inabarcable, a lo imposible de sus hazañas deportivas y a lo incognoscible de su presencia en la Tierra, para celebrar su cumpleaños 62, aquí se yerguen diez momentos top & pop en la vida del 10. Los diez del 10. Donde estés: feliz cumple, animal. Y gracias.
1. PERRA, PERRA
Lo vimos hermoso, en la navidad de 2016, entrenándose en una cinta de correr mientras, de fondo, sonaban Los Palmeras. Era “Perra”, uno de sus temas favoritos y uno de los más grandes hitazos de Marcos Camino y Rubén “Cacho” Deicas. Hacía muecas, bailaba, jugaba con la cámara al son de una caminata maradoniana.

Años más tarde, en “Líbero”, programazo total, Diego cantó un pedacito. Solía sonreír con cierta complicidad: había algo en la letra que le encantaba. “Perra, tú me abandonaste como a un perro”, se escucha, y se dibuja su carita, con los ojos achinados. Lamentablemente, el encuentro de Diego con los artistas santafesinos nunca pudo concretarse.
2. MEJOR QUE EN NÁPOLES
La redonda de muzza, otra de sus obsesiones. Dice la leyenda que, después de entrenarse, en la época de Argentinos Juniors, Diego se comía una porción de parado, tiraba las monedas y rajaba para Villa Fiorito. Luego de filmar alguna publicidad, el 10 también pasaba por su ración de muzzarella. “Yo estoy a dieta pero… hoy me voy a salir un poco”, tiró el siempre bromista DAM cuando, en el programa “Argentinos por su nombre”, Andy Kusnetzoff lo llevó a la pizzería de sus amores.

“A mí me decían los napolitanos: ‘Nosotros tenemos la mejor pizza del mundo’. Y yo les decía: ‘Ustedes porque no conocen La Blanqueada’”. Los vecinos de Nueva Pompeya le exigieron a la Legislatura de Buenos Aires declararla sitio histórico de la ciudad. Lamentablemente, La Blanqueada, la pizzería en la que comía Diego, cerró en 2018.
3. PUTIN, FELIZ
Nunca nadie logró sacarle una sonrisa. O, al menos, no así. Bueno, nadie salvo él. “Todos los muchachos vinieron para verlo a usted. Y quieren una foto”, le dijo Diego a Vladímir Putin, presidente ruso, quien usualmente se muestra inmarcesible, inmarchitable, adusto. Pero con Diego no: Putin estaba contento, tomándose de la mano del astro.

Él también sabía que ese momento sería historia pura. Y DAM, pícaro, para descomprimir, lo manda al frente a Ronaldo: “Es tan tímido que me pidió a mí que te pida una foto”. Todos ríen. “Vengan, vamos a sacarnos una foto”, insistió el 10, después del sorteo del Mundial de Rusia 2018.
4. LOS DOS RELOJES
En uno de los detalles más habituales de sus outfits, Diego solía llevar dos relojes: uno en cada mano. Semejante curiosidad llamó la atención del mismísimo Mike Tyson, invitado a “La noche del 10”, quien le preguntó el porqué: “Por mis hijas”, respondió el 10.
Es que Diego, que se la pasaba trotando por el mundo, siempre tenía presente la hora del país que pisaba y, al mismo tiempo, la de la Argentina. Su conexión con estas pampas era absoluta y lo demostraba hasta en los detalles más mínimos.
5. SEGUROLA Y HABANA
Todo lo que tocaba lo convertía en oro. Incluso, sus peleas. Cada frase, cada palabra estaba delimitada por una verba karateca. Y su mera enunciación entronizaba la idea de una adquisición inmediata para la cultura popular. De esta manera, Segurola y Habana, esquina donde Diego citó a pelear a su excompañero Julio César “Huevo” Toresani, se convirtió en parte del peregrinaje maradoniano y en un latiguillo indispensable del ADN criollo.

Aunque el porqué de aquella gresca ya no importe demasiado, decir “Segurola y Habana”, intersección de Villa Devoto en la que en ese momento vivía el 10, significa una invitación a la pelea inmediata.
6. LE CORTARON LAS PIERNAS
Había sudado por todos los argentinos. Había hecho la de Rocky Balboa. Había demostrado que quería “otro Mundial”. Su propia vida profesional se había convertido en un death and rebirth: después de años atribulados, de los días en El Sosiego (Arrecifes), de los siete partidos en Newell’s Old Boys, de verlo lindo, pleno, una vez más. El Mundial de los Estados Unidos de 1994 tenía a la Selección argentina como una de sus candidatas.

La FIFA, en cambio, mostraba cierta debilidad por Brasil. Enseguida, la Argentina goleó 4 a 0 a Grecia y, tras la victoria 2 a 1 frente a Nigeria, un doping escorzó nuestra historia: el 25 de junio de 1994 fue la última vez que Diego se puso la camiseta celeste y blanca. ¿El doping? Pseudoefedrina, poco más que un descongestivo. “Me cortaron las piernas”, le dijo el 10 a Adrián Paenza. La bronca aún late.
7- UNA ZURDA INMORTAL
En una villa nació, fue deseo de Dios. En el momento más alto de la carrera del Potro Rodrigo, el cuartetero cordobés viajó a Cuba para visitar a Diego Armando Maradona, en pleno exilio y rehabilitación, para cantarle, en la jeta, su canción. Esa que todavía resuena acá, allá y en todos lados.

Fue el programa “Versus”, conducido por la modelo Jimena Cyrulnik, el que propició el encuentro del 10 con el Potro. “Maradó, Maradó”, corearon al unísono. “La rompiste”, le dijo Diego no bien conoció al autor de “La mano de Dios”. Jugaron un picado, cenaron, cantaron. “Prohibido olvidar: el Diego es nuestro”, cerró Rodrigo Bueno.
8- EL SUPERCAMPEÓN
Al animé japonés “Supercampeones” no le quedó otra que meterlo entre sus personajes. Es que su creador, Yoichi Takahashi, es un confeso fanático de la Argentina (sí, también ama a Leo) y, por eso, incorporó al Pelusa en sus historias.
En tanto, en el episodio 86, Japón, Selección protagonista de la serie, se enfrenta con la Argentina, equipo que en sus filas tenía al mismísimo Juan Díaz. Apodado como “el Genio”, Díaz no era otro que Diego Armando Maradona. Y ahí, en ese partido antológico, Japón superó a la Argentina. La fantasía nipona no conoce límites.
9- DIEGUITO BAÑADO EN CHOCOLATE
Los años 90, qué época colorida, confusa y, por qué no, genial. La publicidad de TV mostraba a un Diego (“Dieguito”, bah) animado haciendo jueguitos, cabeceando y celebrando un gol. También, bajando data sobre ecología o sobre cómo lavarse bien los dientes. “Dieguito juega con vos y te da fuerza para jugar”, decía el spot del alfajor Dieguito Maradona (bañado en chocolate con leche o chocolate blanco y, siempre, relleno de dulce de leche).

¿Bizarro? ¡Exitoso! El furor por los alfajores fue tal que hasta hay crónicas que lo señalan como el salvador de una de las más grandes compañías de golosinas de la República Argentina.
10- TE ROMPE EL RATING
Destacándose en todas las disciplinas, Diego Armando Maradona debutó como actor en el año 1980, cuando participó del film ¡Qué linda es mi familia!, junto a Luis Sandrini. Con el tiempo, mientras su figura iba agigantándose, también apareció en documentales, ficciones, especiales para TV… en todos lados. Si había un producto audiovisual popular, Diego estaba ahí haciendo de las suyas.
De hecho, ¿se acuerdan de cuando pasó por “Gasoleros”? ¿Y por “RRDT”? Por ahí pueden verse gemas, como su aparición en “Te rompo el rating”, al lado de Jorge Porcel, o su participación en “El día que Maradona conoció a Gardel”, acompañando a Alejandro Dolina. ¿Que si Diego también actuaba bien? Compruébenlo ustedes mismos.
BONUS TRACK: SU (PROPIA) NOCHE
Uno de sus momentos más esplendorosos fue cuando condujo “La noche del 10”, un show que giró alrededor de su figura y que contó con la presencia de celebridades mundiales de la talla del brasileño Pelé, la italiana Raffaella Carrà, el estadounidense Mike Tyson, el mexicano Roberto Gómez Bolaños y el cubano Fidel Castro.

Allí, incluso, Diego innovó dejando una estampa para la posteridad cuando se entrevistó a sí mismo. Y, de paso, en algún momento de 2005, los argentinos pudimos disfrutar, por única vez, de un “Diego para Messi”, en la voz de Sebastián Vignolo, cuando compartieron un partidito de fútbol tenis junto a Carlitos Tevez y Dady Brieva.