El boom de los platitos: 4 restaurantes donde degustar en pequeñas raciones casi toda la carta
Un poco más grande que las tapas o las raciones, casi como las entradas, más chicos que los principales. En esa franja de tamaño pueden ubicarse los platitos, el formato gastronómico que tomó fuerza en restaurantes y bares de Buenos Aires.
La tendencia acumuló propuestas desde alrededor de 2015 en el hemisferio norte, y años después empezó a prender en el escenario local. ¿El plan? Probar más sabores, relajar los pasos de una comida y, sobre todo, compartir.
La idea del pícnic, con todo al centro, se trasladó a la mesa y a los menús, en donde la división férrea entre entradas y principales empieza a quedar difusa. Si bien no son tan estrictos y por supuesto varían según la propuesta de cada chef, los platitos mantienen la lógica de sabores más tranquilos para el comienzo –con protagonismo de untables, vegetales crudos o pickles, quesos, panes–. Sube la intensidad con algunas carnes, ensaladas bien frescas con contrastes marcados o vegetales cocidos o fermentados, por ejemplo. Y terminan con alguna propuesta de pasta, no en plan plato único sino como opción caliente para picar o rematar la comida.
Para entregarse a los platitos hace falta sacarse de encima algunas estructuras tradicionales; el formato, a cambio, devuelve una mesa dinámica e ideal para curiosos que quieren saborear recetas diferentes en una misma visita al restaurante. En esta nota, cuatro restaurantes para probar ricos platitos.
1 - VINI BAR
Con la curaduría de etiquetas a cargo de Aldo Graziani y Lucky Sosto, Vini Bar (J. L. Borges 1965, Palermo) ya garantiza una interesante selección: tienen una amplia variedad de vinos naturales, orgánicos y biodinámicos de la nueva generación local. Pero hay más: la carta de comida está a cargo de Leo Lanussol (ex Proper). Ese combo resulta en un espacio relajado para beber y comer muy rico, guiados por el equipo que sabe recomendar acompañando gustos. El menú de platitos cambia una vez por mes, garantía para encontrarse con la mejor versión de los productos. Algunos para pedir: ricota de almendras con romero frito (va perfecto con la focaccia); morcilla –de Corte Charcutería– con repollitos de Bruselas y huevo frito, un juego de texturas y sabores superinteresante; hinojo, radicchio, mandarina y alcaparras como ensalada fresca, y orechietti con porotos, una versión picantita y sabrosa del clásico italiano pasta e fagioli. Entre los vinos, además de mirar la carta, conviene escuchar las sugerencias del día; allí podemos encontrar imperdibles, como Libarna Rosé de Finca Las Glicinas, el sanjuanino Alfil Claret de Los Dragones o Nox, el pet nat de Canopus. Tiene un deck y mesas en la vereda, algunas mesitas junto a la barra y un entrepiso íntimo.

2 - COFI JAUS BAR
“La unión hace la fuerza”, dicen, y en Cofi Jaus Bar hay un buen ejemplo de eso. Este proyecto, que abrió hace dos meses en una hermosa y amplia esquina de Palermo (Humboldt 1793) y que ya tiene su segunda sede en Belgrano (Montañeses 1879), reúne el café de especialidad de Cofi Lab con los cócteles de Tres Monos (el bar de Seba Atienza) y un menú de diez platitos de estación y tres postres perfectos para acompañar ambas bebidas. ¿Lo mejor? Desde la mañana hasta la noche se puede disfrutar tanto la carta de café como la de bar. En plan almuerzo o cena, un camino posible es pedir el paté con manzanas verdes y apio, seguir con la mortadela grillada con pickles de pepino y terminar con la reversión de las salchichas con puré de papas, con chistorra a la parrilla. Están pensados para pedir varios (unos cinco entre dos) y compartir, y aunque no están separados en la carta, los primeros son más estilo entradas, y los que siguen, más fuertes. Para beber, se puede pedir el Spritz de temporada (está saliendo con las últimas ciruelas) o un Fino & Elegante (vermú dry, jerez de apio y especias, y gin). Los dos cócteles insignia de la casa condensan el concepto: Espresso Martini y Cafecito Irlandés, ambos preparados a la perfección para celebrar la unión de las espirituosas y el café.

3 - EL LIMÓN
Un bar chiquito, amigable –de esos para hacerse habitué– y con mucha calidad. Así podría resumirse El Limón (Castillo 590, Villa Crespo), el primer bar propio de Lucas López Dávalos –uno de los bartenders más reconocidos y quien creó las cartas de, por ejemplo, Trade y Casa Cavia– y Diego Aguinsky. “Sin reserva / sin garnish” suelen decir como lema del ambiente relajado que se refleja tanto en el salón como en la propuesta gastronómica. Adentro están las barras y afuera hay mesas para hacer vereda: la carta ofrece cócteles, claro, y platitos para picotear. Algunos son la palta con lima, almendras y sésamo, el sándwich de pastrón con relish, pickles y hojas verdes, y las aceitunas marinadas o los boquerones, ideales para un tapeo en modo bar clásico. Todos los cócteles de la carta tienen el mismo precio, motivo para elegir guiados por el gusto: Ya No Rasques la Alfombra sale con vodka, maracuyá, frambuesa, limón y rooibos; Del Coco (ron, vermú, banana y coco) y uno de los hits limoneros, Estás Verde, con gin, apio, ananá, pepino y limón. El otro elemento fundamental de El Limón es la música, con vinilos y playlists copadas sonando todas las noches.

4 - LARDITO
Uno de los restaurantes jóvenes imperdibles de zona norte, Lardo & Rosemary, tiene ahora su sede porteña: Lardito (Jorge Newbery 3655, Chacarita), a cargo de Pedro Silva, Clara Withington y Ezequiel Arce, que replica el formato de la sede original, con platitos de street food de todo el mundo para poner en el centro de la ronda y compartir. Después del pasillo aparece un hermoso patio al aire libre y un salón-vinoteca (ya que, además, son los creadores de la tienda de vino Club Vilardo) también con espacio para sentarse. Lardito trae a Capital varias recetas ya clásicas del L&R original: el aguachile de hongos, pepino y plátano; las papas fritas de triple cocción con jalapeño verde; el risotto crispy (con brócoli y espinacas crocantes, mascarpone y polvo de hongos), y el beef tataki, bife curado en koji con dressing de ostras, espuma de coliflor y una yema curada como corona. Entre las novedades cien por ciento porteñas están los wonton de langostinos ahumados con chili oil y el tartar de remolachas con crocante de chía, entre otros. Para reunirse con amigos y disfrutar en grupo.
