Ruta 11: 5 escapadas cerca de CABA, entre bosques y mar
La famosa ruta interbalnearia funciona de puente, uniendo las localidades de Punta Lara y Mar del Sur, a través de sus 583 km de longitud. Si bien es muy concurrida en el período estival, dado que bordea las costas del Río de la Plata y luego, las del Mar Argentino, conectándonos con las playas más populares de nuestro país, existen también ciertos espacios poco explorados y menos concurridos que merecen la pena ser visitados a través de este noble trayecto.
Aguas Verdes
Un tranquilo sitio balneario perteneciente al Partido de La Costa que es ideal para ser visitado por familias o parejas que buscan alejarse del bullicio y las grandes aglomeraciones de gente. La inmensidad de sus playas, el cordón de dunas de casi 6 metros y su vegetación, hacen que este destino sea una gran opción para sumergirse en la naturaleza. Aguas Verdes se encuentra atravesada por una de las atracciones arquitectónicas más maravillosas del lugar: el famoso Castillo Duhau que puede verse desde los médanos.

Atlántida
Su nombre es igual al de la ciudad perdida que se hundió llevándose los secretos y el conocimiento de un período fundamental de la humanidad. Esta localidad de nombre homónimo, perteneciente al partido de Mar Chiquita, se caracteriza por ser una reserva forestal, donde los pinos y los eucaliptos son las estrellas indiscutidas. Su colchón verde nos abraza brindando tranquilidad y calma para los paseos que se complementan a la perfección con la amplitud de sus playas. Es un remanso casi único de nuestra costa, de tal magnitud que hasta el músico Roberto Goyeneche supo tener un refugio allí.

Bosque de Miramar
A sólo 5 km de la ciudad balnearia, se erige este bosque de pinos, denominado centro místico, que es visitado por turistas de todo el mundo, debido a que desafía las leyes de gravedad. El magnetismo del lugar es indiscutible: es conocido por el fenómeno de tomar dos ramitas del suelo y colocarlas en forma de “T”, y las mismas quedan sostenidas de una manera imposible. Algunos lo atribuyen a la caída de un meteorito en el lugar hace miles de años, otros cuentan que allí había un antiguo cementerio de pueblos originarios y que sus espíritus se hacen presentes y otros aseguran que es un portal dimensional. Lo cierto es que este bosque encantado es el enigma mejor guardado de la costa atlántica.

San Eduardo del Mar
Este lugar pertenece a una localidad del partido de General Pueyrredón, próxima a Chapadmalal, pero con menos gente aún. Posee un paisaje muy peculiar, con una reserva dunícula (que los vecinos apodaron ‘lugar mágico’) que es muy cuidada, tanto por los lugareños como por los visitantes. En esta área protegida no se permite el acceso de vehículos motorizados como 4x4, cuatriciclos o motos, lo que hace que el sonido del viento, junto con las olas del mar, sea la orquesta protagonista. Esta peculiar ciudad balnearia cuenta con una playa llamada ‘La escondida’, haciendo honor a los sitios poco frecuentados, principalmente por los veraneantes.

Punta Médanos
A 30 kilómetros de Pinamar se encuentra este lugar con dunas monumentales que hacen que sea un sitio perfecto para los amantes de la aventura. Sus espacios agrestes, casi desprovistos de gente, nos conducen a su antiguo faro, protagonista de la Punta. Además, durante el recorrido por la arena, se pueden ver los esqueletos de barcos que naufragaron encallados en la costa y, para los que les gusta sumergirse en las profundidades, los hay también en el fondo del mar. Caminatas, cabalgatas, avistaje de aves, deportes náuticos y pesca, son sólo algunas de las actividades que ofrece esta propuesta turística.

Coautora: Carolina Barbosa