A 40 años del lanzamiento de "Clics modernos", la obra cumbre de Charly García
“Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar”, cantaba Charly García en Bicicleta, el tercer álbum de Serú Girán. La canción miraba con desdén a las tendencias musicales de ese momento, el pop bailable que traía la new wave, en la que predominaban los instrumentos electrónicos.
Corría 1980 y con el cambio de década el rock que tanto añoraba Serú estaba en retroceso, en especial el progresivo, donde incluso las bandas clásicas del género habían renunciado a las pomposas y extensas suites para abrazar el nuevo sonido pop. Dos años más tarde, Charly también se rindió, pero con su visión vanguardista esta nueva música, adquirió una dimensión diferente y el resultado fue un álbum revolucionario, "Clics modernos", que 40 años después es innegable que marcó un antes y un después en el rock nacional.
Tras la separación de Serú Girán, Charly grabó la banda sonora de la película Pubis angelical y Yendo de la cama al living, su primer álbum solista, que se benefició de la masividad que adquirió el rock argentino durante la Guerra de Malvinas y la prohibición de pasar música en inglés. Aquel trabajo presentaba una novedad en su discografía, la batería electrónica Roland TR-808, pero seguía manteniendo la estética que había desarrollado con su anterior banda.
Un argentino en Nueva York
En 1983 se mudó una temporada a Nueva York para absorber las vibras de la ciudad más cosmopolita del mundo y se sintió inspirado para grabar su siguiente disco. Acompañado por Daniel Grinbank, su representante, fue con presupuesto suficiente para trabajar en el mejor estudio, Electric Lady, fundado por Jimi Hendrix y uno de los más importantes de la historia del rock. La producción estuvo a cargo del ingeniero de sonido Joe Blaney, que venía de consagrar a The Clash con Combat Rock, el LP más exitoso (es el que tiene “Should I Stay or Should I Go”) y musicalmente variado de su carrera, por lo que entendía perfectamente cómo incursionar en otros sonidos sin perder la esencia rockera.

Charly se hizo cargo de prácticamente todos los instrumentos, en especial del piano, los teclados, los sintetizadores y la guitarra. Su intención era sumar a un baterista, pero tras probar al del tecladista Jan Hammer (ex Mahavishnu Orchestra), decidió utilizar la caja de ritmos electrónica, aunque algunas partes las tocó Casey Scheuerell, célebre por sus colaboraciones con Herbie Hancock, Santana y Stevie Wonder. Participan dos músicos estadounidenses más: el sesionista Doug Norwine toca el saxo en “Nuevos trapos” y el guitarrista Larry Carlton, que trabajó con Steely Dan y Joni Mitchell, hizo lo suyo en “No soy un extraño”, “Los dinosaurios” y “Plateado sobre plateado”. El único colaborador argentino es Pedro Aznar (aportó bajo y voces), que en ese momento vivía en los Estados Unidos como miembro del Pat Metheny Group.
Clics modernos sorprendió a todos al mostrar una faceta desconocida de García. De pronto, el fundador de Sui Generis y La Máquina de Hacer Pájaros estaba haciendo música para bailar y casi sin tracción a sangre. Hasta incursionó en el uso de samples, donde se destaca el grito de James Brown en su canción “Hot Pants Pt. 1”.
Con el regreso de la democracia, el rock nacional empezó a arrastrar al público a la pista de baile y sus letras reflejaron ese cambio de época, el de una sociedad liberada que ya no tenía miedo de expresarse. De eso se trata esta gran obra maestra de Charly García, que fue la que inició ese camino de expiación tan necesario en un país que había sido tan dañado por el gobierno de facto. Canciones como “Nos siguen pegando abajo”, “No me dejan salir” y “Los dinosaurios” son referencias directas al período oscuro que vivió la Argentina en los 70, pero muchas de ellas manifiestan el espíritu festivo digno de ese período de transición: la dictadura, por fin, se había terminado y eso ameritaba una celebración.

Como todo álbum clásico, su portada también es icónica. Charly salió a caminar por Nueva York con el fotógrafo Uberto Sagramoso buscando una pared donde grafitear la leyenda de una de sus nuevas canciones, “Nuevos trapos”, como iba a llamarse originalmente el disco, y se encontró en una esquina con la silueta oscura pintada por el canadiense Richard Hambleton que le recordó al Siluetazo, una intervención artística que se había hecho en septiembre de 1983 en el marco de una marcha organizada por las Madres de la Plaza de Mayo y otros organismos de Derechos Humanos.
Al lado, otro grafiti rezaba “Modern Clix”, que era el nombre de una ignota banda de postpunk local. Traducido al español, García había encontrado el concepto que mejor encajaba con su nueva música y con la nueva era en la que entraba el país. Clics modernos salió el 5 de noviembre de 1983, un mes antes de que los militares se retiraran definitivamente del poder. Sus nueve composiciones se transformaron en la banda sonora de esos vientos de cambio y contagió al resto de los artistas de rock argentino.
La presentación oficial fue el 15 de diciembre en el Luna Park, en plena Primavera Alfonsinista, con Charly acompañado por la base rítmica de Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth (los futuros GIT), Daniel Melingo y el Gonzo Palacios en saxos, Fabiana Cantilo en coros y Fito Páez en teclados.
La esquina de Charly
La mítica foto de portada de Clics modernos se tomó en la esquina de Walker St. y Cortlandt Alley, en el barrio de Tribeca. Hoy la pared está inmaculada, pero gracias al actor y director Mariano Cabrera, radicado en los Estados Unidos, y al Consulado argentino en Nueva York, las autoridades de la ciudad la reconocerán con una placa alusiva el próximo 6 de noviembre a las 11 de la mañana como la “Charly García Corner”, que se convertirá en un punto obligado para todos los argentinos que visiten Manhattan, de la misma forma en que el cruce de Abbey Road es el lugar al que todo fanático de The Beatles debe ir cuando se viaja a Londres.

“Hasta hace poco no se conocía la dirección exacta de donde se tomó la fotografía –explica Cabrera a El Planeta Urbano–. Todo se empezó a gestar durante la pandemia, cuando se fue armando el rompecabezas entre blogueros de los Estados Unidos, periodistas, argentinos y fotógrafos internacionales”.
El año pasado, durante una de sus clases en Nueva York, el actor recibió el mensaje de un amigo que le confirmó que por fin habían hallado el lugar. Al ver que estaba a 20 minutos en metro de donde estaba, se fue directamente para allá. “Mientras estaba viajando pensaba que iba a tener que descubrir cuál de las cuatro esquinas iba a ser la de Charly porque estaba seguro de que después de 40 años la fachada no iba a estar exactamente igual. Sin embargo, cuando estuve a media cuadra de distancia ya la podía divisar. Solo faltaban las pintadas”. En la actualidad, la pared pertenece a un hotel cuyo restaurante lo maneja el chef argentino Fernando Trocca.
Tras el descubrimiento, Cabrera inició este proyecto junto al Consulado argentino en Nueva York para que se reconozca oficialmente la importancia histórica de ese punto, que finalmente se hará realidad en una inauguración que contará con la presentación en vivo de artistas que tocaron con Charly, como Hilda Lizarazu, los tecladistas Alfie Martins y Fabián “Zorrito” Quintiero y dos de los músicos chilenos que integraron su última banda The Prostitution, el baterista Toño Silva y el guitarrista Kiuge Hayashida.

Luego se va a descubrir la placa “para que quede para siempre como un lugar de peregrinación para todos los amantes de la música de Charly y de la cultura en general, no solo de la Argentina sino de toda Latinoamérica”, dice con orgullo Cabrera. ¿Cómo se tomó el músico la noticia? “Mecha, su pareja, me llamó para agradecerme y me dijo que Charly no paraba de decirle que no podía creerlo. Migue y sus hermanos estaban muy emocionados también”.
Clics modernos, posiblemente el álbum más importante de la carrera de García, ofició como banda sonora del renacer de la República y a 40 años de su lanzamiento no podía tener homenaje más adecuado. Ahora, todos van a poder recrear la clásica foto de su portada y, por un instante, sentir por sus venas la misma energía que corrió por la sangre del músico y lo llevó a grabar uno de los mejores discos del rock nacional.
FOTOS: GABRIEL ROCCA