A 15 años de "Gira Me Verás Volver", el último álbum de Soda Stereo: una crónica de cómo se gestó uno de los reencuentros más esperados de la historia del rock

Gustavo Cerati, Zeta Bosio, Charly Alberti, un tour continental y la promesa inconclusa de una de las bandas más grandes de América Latina.

“¡Por fin! Una eternidad esperé este instante. ¿Saben qué acorde es este? Sí. ¡Bienvenidos!”, gritaba Gustavo Cerati mientras ingresaba al escenario de un River Plate encendido. Y así, tocando el riff de Juegos de seducción con su icónica Jackson azul y la luna de testigo, la voz líder de Soda Stereo daba inicio a lo que sería el comienzo de la última gira.

Había pasado una década desde que el trío de rock, en ese mismo estadio, ponía punto final a su carrera, producto del agotamiento físico, mental y emocional que repercutía en los tres miembros del conjunto. Pero aquel desenlace de expiración rotunda del 97 no fue definitivo y, durante el invierno del 2007, se produjo uno de los reencuentros (si no “el” reencuentro) más anhelado de la historia del rock latinoamericano. 22 shows, 9 países, un disco doble y más de un millón de espectadores formaron parte del regreso de una de las bandas más importantes de habla hispana.

El eterno retorno

Si bien los rumores de una reunión de los ex Soda empezaron a circular a principios del mes de junio, el anuncio se hizo oficial a través de una conferencia de prensa con sede en Museum. Entre los acordes de En la Ciudad de la Furia (cuyo videoclip fue grabado en esa misma locación) y Sobredosis de TV, y bajo la conducción de Lalo Mir, el mundo recibía la noticia certera de que Soda Stereo volvería a juntarse por solo dos meses en una gira que recorrería gran parte de Latinoamérica y EE.UU. El jolgorio, la euforia y la emoción se apoderaron del espacio y de un país entero.

22 shows, 9 países, un disco doble y más de un millón de espectadores formaron parte del regreso de una de las bandas más importantes de habla hispana.

“No es a partir de una propuesta de dinero que la banda se junta –aclaraba Zeta–. Es a partir de una situación que vemos nosotros en donde hay una posibilidad. Si fuera por una propuesta de dinero, nos hubiéramos juntado muchos años antes. Además, dijimos muchas veces que esto lo hacíamos realmente por una cuestión que nos motivaba, donde encontrábamos un espacio de diversión y un espacio que nos hacía felices”.

Cerati recordaba que Andy Summers, guitarrista de The Police y con quien forjó una relación luego de hacer un cover juntos, le comentó: “Vas a ver que cuando te juntes, a los 5 minutos, van a aparecer todos los problemas por los cuales te separaste”. Sin embargo, el músico explicaba que lo que había cambiado radicalmente era la óptica. “Nosotros nunca nos peleamos, tuvimos agotamiento; agotamiento creativo, agotamiento humano, de relación, pero no hubo una concreta pelea por la cual no nos podíamos ver más. Es verdad que uno tiene que cambiar la actitud y uno necesita cambiar la actitud para disfrutar, porque sí: está la plata, está la gente que arde por esta situación, está el momento conmemorativo, los River, pero en definitiva, si no disfrutamos, todo el resto no lo vale”, agregaba la voz de Soda.

“Creo que también lo que nos está pasando es un redescubrir a la banda –sumaba Charly–. Durante muchos años estuve como fuera de todo esto, entonces quizás las emociones para mí son todavía un poco más fuertes porque es un reencuentro con muchas cosas: un reencuentro con la masividad, un reencuentro con ellos y un reencuentro con la música que quise durante un montón de años”.

Había pasado una década desde El Último Concierto, aquel donde Gustavo pronunció el epílogo “Gracias totales” en el mítico Estadio de River Plate para ponerle fin a la supuesta gira despedida de Soda. “Quiero aclarar por milésima vez que yo me di cuenta que no podía enumerar a toda la gente y simplemente cerré con esa frase que quedó en la memoria colectiva y me perseguirá forever jamás”, decía durante la conferencia de prensa de Me Verás Volver, y agregó: “Fue realmente producto de ese momento y lo que menos quiero ahora es pensar qué carajo voy a decir porque si no me vuelvo loco”.

Había pasado una década desde El Último Concierto, aquel donde Gustavo pronunció el epílogo “Gracias totales” en el mítico Estadio de River Plate para ponerle fin a la supuesta gira despedida de Soda.

Después de finalizar aquel show en el 97, los tres integrantes de la banda se despidieron del público y cada uno se fue por su lado. No se saludaron entre ellos y no se volvieron a ver sino hasta varios años después. El Último Concierto, yo personalmente, no lo disfruté –recordaría Gustavo–. No puedo disfrutar una despedida continua, a mí me costó todo eso, pero realmente me costó. Creo que la música sobrevivió y pudimos hacer un buen show, aun a pesar de toda la situación, pero no era una cosa muy alegre que digamos. Capaz que esta es una especie de venganza, de poder disfrutarlo realmente desde otro lugar y lo que nos permite hacerlo es el tiempo transcurrido”.

Es amor lo que sangra

Tanto la gira Me Verás Volver (que arrancó el 19 de octubre y culminó el 21 de diciembre) como el disco grabado en vivo, fueron un éxito masivo. En un lapso de dos meses la banda se presentó en Argentina, Chile, Ecuador, México, Colombia, Panamá, Venezuela, Estados Unidos y Perú. En los 2000 la compra y sold out de tickets de manera anticipada no era moneda corriente, pero los Soda batieron el récord de ventas de los primeros tres River en menos de dos días, superando a Robbie Williams, que hasta entonces se llevaba el podio. Además, el trío lideró otra marca cuando, al sumar una sexta función en River, vencieron a los Rolling Stones, que llevaban la corona con cinco.

En los 2000, la compra y sold out de tickets de manera anticipada no era moneda corriente, pero los Soda batieron el récord de ventas de los primeros tres River en menos de dos días.

En total fueron 22 conciertos ante más de un millón de espectadores y, si bien les llovieron las ofertas para continuar al año siguiente, decidieron frenar y armar una reunión para dentro de tres años. “Estamos tremendamente felices por el amor de ustedes, de todos los lugares donde fuimos. Se habló mucho de la plata y de esto y lo otro. Pero a nosotros se nos suma un éxito interno que es el de recomponer nuestras relaciones. La pasamos increíble”, cerró Gustavo al finalizar el último show.

Un año después de la gira reencuentro, salió a la venta lo que se convertiría en el último disco de Soda Stereo: Gira Me Verás Volver (2008) fue grabado en vivo y consta de una selección de 28 canciones divididas en dos álbumes. Los tres miembros de la banda estaban acompañados por Tweety González en teclados, Leandro Fresco en teclados, percusión y coros y Leo García en guitarra y coros. Durante el último recital también se sumaron a tocar y cantar Andrea Álvarez, Richard Coleman, Fabián Zorrito Von Quintiero, Carlos Alomar y Gillespi. Al poco tiempo del lanzamiento del disco doble, se presentó el DVD de la gira, que contiene temas en vivo y testimonios de la banda e invitados.

Lamentablemente, aquella utópica reunión que volvería a juntar a Soda Stereo una vez más, se vio frustrada por el accidente cerebrovascular de Cerati en Caracas. El astro se descompensó después de cerrar su concierto con Lago en el Cielo en el marco de la gira de Fuerza Natural en 2010. Fue trasladado a Buenos Aires y falleció en la ciudad que lo vio nacer, tras cuatro años en coma.

Un año después de la gira reencuentro, salió a la venta lo que se convertiría en el último disco de Soda Stereo: Gira Me Verás Volver (2008) fue grabado en vivo y consta de una selección de 28 canciones divididas en dos álbumes.

Y sin embargo, es admirable y portentosa la notable presencia que tiene aún hoy la banda pese a la ausencia física del trío. Recientemente, la Academia Latina de la Grabación (Latin Grammy) anunció que Soda Stereo recibirá el Premio a la Excelencia Musical de este año, un reconocimiento que se otorga a intérpretes que durante su carrera han hecho contribuciones creativas de sobresaliente valor artístico a la música latina y sus comunidades.

Y es que claramente las melodías son una celebración continúa, en cuerpo, alma y espíritu, que trascienden las dimensiones, el tiempo y los espacios. Y tal como exclamó Gustavo con el brazo en alto mientras se preparaba para tocar Telekinesis en aquel verdadero último concierto de Soda, “la música mueve objetos a la distancia”, y por objetos, el ídolo se refería claramente a cada uno de nosotros, donde sea que nos encontremos.

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