Violeta Urtizberea: "Tengo una vida re divertida y hago lo que quiero"
A días del estreno de su nueva película, la actriz que conquistó la pantalla chica se define como una persona conectada con sus propios deseos y asegura: “En general, hago lo que quiero”. En este mano a mano con EPU, habla de su relación con el músico Juan Ingaramo, sostiene que está bueno mantener una dosis de misterio y dice que le encantaría volver a trabajar con su papá.
A diferencia del monólogo que lleva adelante en Una casa llena de agua, la obra que protagoniza desde hace ya tres temporadas en Dumont 4040, el diálogo con Violeta Urtizberea es un ida y vuelta constante.
La actriz, que reparte sus días entre la crianza de su hija Lila (3), las funciones de teatro y sus amistades (“mis grandes organizaciones son tanto para lo laboral como para lo social, para mí son igual de importantes las dos cosas”, dirá a lo largo de esta nota), busca el espacio para hablar con El Planeta Urbano,y en unos pocos minutos la entrevista se convierte en una charla amena.
Esta semana sumó a su agenda el estreno de Casi muerta (en cines desde el 6 de julio), y esa fue la excusa para recordar sus comienzos en Magazine For Fai, donde debutó en la actuación de la mano de su papá, Mex Urtizberea. Aunque también aprovechó el espacio para dar su postura sobre varios temas.
En este mano a mano: qué cambió en su vida después de la maternidad, cómo lleva su relación con el músico Juan Ingaramo (en pareja desde hace más de ocho años) y por qué durante mucho tiempo eligió no trabajar en familia. “No es lo mismo estar en un grupo de trabajo con tu viejo en frente que sola. Entonces dije: ‘Necesito que este espacio sea mío’”, revela.

–Hablemos de "Casi muerta". En la película, al personaje de Natalia Oreiro le descubren un problema en el corazón y le dan un mes de vida, por eso ella y sus amigos empiezan a tachar su lista de pendientes. ¿Vos tenés tu propia lista?
–(Piensa) Supongo que sí, pero no se me viene algo puntual a la cabeza. Me considero una persona bastante conectada con los deseos; tengo una vida re divertida y hago lo que quiero, en general. Por eso trato de siempre recordar que la vida es ahora. Es muy difícil, porque en el día a día te ponés de mal humor, te enojás por cualquier boludez, pero cada tanto me lo repito.
Cuando estoy medio angustiada por cosas que son solucionables o no son muy trascendentes, me recuerdo a mí misma que estamos de paso. Y que, dentro de todo, mi vida es bastante privilegiada, entonces tengo que ser un poquito más agradecida. Pero después, ya te digo, tengo una hija de casi cuatro años y salgo un montón, me re divierto.
–No es que te privás de algo por la maternidad.
–No, no… O sea, por supuesto que me privo de algunas cosas, pero me organizo. Mis grandes organizaciones son tanto para lo laboral como para la vida social, para mí son igual de importantes las dos cosas.
–¿Con el nacimiento de Lila se reordenaron tus prioridades?
–Sí, a mí me agarró justo que a los seis meses de Lila empezó la pandemia, o sea que la cuestión muerte estuvo muy presente. Esto de decir “yo traje una vida al mundo, y el mundo se va a convertir en esto”. Viste que no se entendía si algún día íbamos a volver a vernos. En un punto, pensaba: “Bueno, al no haber conocido la realidad anterior, capaz no lo sufre tanto, pero qué triste”.

Por supuesto tuve grandes planteos existenciales con ese tema, pero hoy en día el mayor miedo tiene que ver con que le pase algo a ella. Es como un fantasma horroroso que está en mi cabeza y que aparece de vez en cuando, y es como… “Fuera, fuera, fuera”. Porque, bueno, listo, mi vida se arruinó en un segundo.
También, que me pase algo a mí tiene más que ver con ella que conmigo, con dejarla sola. Una sola vez viajamos juntos con Juan, solos en el mismo avión, y era como: “Dios mío, que no pase nada”. Pero sí, se me cambió un poco la importancia de la vida con respecto a eso.
–Sin spoilear demasiado, una de las escenas más importantes de la película es la que transcurre durante la Navidad. Convengamos que es una cena bastante caótica. ¿Te acordás cuál es la peor Navidad que pasaste en tu vida?
–Sí, tuve un par de navidades para el olvido, con peleas familiares fuertes, todo mal. No sé si habíamos llegado a las 12 o fue después de las 12, pero quilombo. Yo era chica y decía: “¡¿Qué pasó?!”, todos gritando (se ríe). Aparte, mi familia es muy multitudinaria, en la familia de mi viejo son seis hermanos, más sus hijos… Siempre éramos como 50 personas, porque también hospedábamos mucho a gente que estaba sola, entonces algún quilombo se armaba.
Después, siempre hay alguno que se disfraza de Papá Noel, y me acuerdo de una vez que se disfrazó un tío que estaba muy en pedo y fue muy border. Los niños después recordaban cosas de Papá Noel que eran muy border.
–Claro, decís: no sé si está tan buena esta imagen de Papá Noel.
–No sé si mostró el culo, alguna de esas cosas… (se ríe).
–Recién lo mencionabas a Mex, tu papá. Vos empezaste con él en la televisión haciendo "Magazine For Fai", pero después no volvieron a hacer muchas cosas juntos. ¿Te gustaría volver a trabajar con él?
–Sí, hoy en día creo que ya sí. Durante mucho tiempo no quise trabajar con mi papá, a partir de los 20 años le dije: “No trabajamos más juntos”.

–¿Por qué?
–Primero, porque cada vez que me hacían una nota, el título era “La hija de Mex Urtizberea…”. Siempre todos los títulos eran sobre mi papá. También, trabajando en el mismo lugar, sentía que yo estaba un poco cohibida. No es lo mismo estar en un grupo de trabajo con tu viejo en frente que sola. Entonces dije “necesito que este espacio sea mío y que no tenga nada que ver con él”.
Y también busqué despegarme de él mediáticamente. Me ofrecían mucho hacer notas con él, tipo Día del Padre, todo con él. Y yo empecé a decir: “No, no, no”. Después trabajamos juntos porque no quedaba otra opción; en Graduados, en Viudas e hijos del rock and roll nos llamaron a los dos, pero nuestras historias casi no se cruzaban.
–Compartían elenco pero no tenían escenas juntos.
–Claro, me habré cruzado tres veces en una escena con mi viejo en ambas ficciones. Pero si yo podía elegir, elegía que no. Recién cuando la tuve a Lila, como que algo de eso… (piensa), y también saber que hoy en día mucha gente no entiende si es mi papá, mi hermano o directamente no nos relaciona juntos.
–Es que yo creo que hay una generación a la que le decís “Urtizberea” y piensa en Violeta, y hay otra que piensa en Mex, ¿viste? Como que hay una división ahí.
–Sí, sí, siento que hice un buen trabajo de confundir un poco a la gente, no mostrándonos tanto juntos (se ríe). Ahora con las redes sociales quizá sí, porque uno muestra más su cotidianidad, pero a nivel laboral no hice más nada con él.

Hace poquito hicimos juntos un programa para Canal Encuentro que se llama Futuralia, era algo muy chiquito, una conducción de cuatro capítulos, y estuvo re bueno, nos divertimos. Por eso creo que ya estoy como de vuelta, como para volver a hacerlo y pasarla bien.
–Recién hablabas de las redes y de cómo nos acostumbramos a mostrar nuestro día a día, pero vos siempre decís que está bueno no saber tanto sobre la vida del actor. ¿Cómo llevás eso?
–Ya te digo, ahora es medio complicado, pero me gustan más los actores que no entiendo bien de quiénes son hijos, con quién están en pareja… Tampoco hacemos muchas notas juntos con Juan, por ejemplo. Siendo actor, que tenés que ponerte en la piel de muchos personajes y la gente te tiene que creer, cuanto más expuesto estás, más perdés esa magia del misterio.
Juan, siendo músico, re cuida su misterio, ese personaje que se inventa y que no tiene que ver con él y su cotidianidad. Muchas veces me pasa de querer filmarlo en Instagram a la mañana y me dice: “No, no, no quiero mostrar esto”. Él me pone el freno a mí, y está bien, me viene bien, porque quizás yo para subir alguna boludez, subo algo muy íntimo que no está bueno. Y creo que mantener un poquito de misterio suma siempre.
Fotos: @camilafortunatoph