Taylor Swift: radiografía de un ícono pop que llegó para quedarse
La preventa de entradas para sus shows en la Argentina se agotó en menos de dos horas y le dio protagonismo a un fandom cuya magnitud es proporcional a su lealtad. Tercer puesto entre los artistas más escuchados de Spotify, 12 Grammys, 50 millones de discos vendidos y una fortuna que la ubica dentro del top 50 de mujeres más ricas de los Estados Unidos, radiografía de un ícono pop que llegó para quedarse.
Por Julia Córdoba
El afiche que anunciaba el tour tenía un fondo gris opaco, no llamaba la atención. Una foto gigante de ella de un lado, un listado con ciudades y fechas del otro. Pero la Argentina estaba ahí, en el cuarto lugar de la lista, en color rojo: Buenos Aires. Taylor Swift se presentará por primera vez en el país el 9, 10 y 11 de noviembre en el estadio Mâs Monumental de Núñez y generó una euforia desmesurada en sus fans argentinas, fue monotema de conversación en Twitter durante una semana e hizo que todo el país buscara su nombre en Google.
Sucede que no es un show cualquiera: la cantante pop estadounidense debutará en nuestro país con The Eras Tour, donde repasará canciones de todos sus discos y de cada una de sus etapas como artista. La preventa de entradas habilitada para 24 mil personas tuvo un total de 650 mil usuarios conectados a la espera de un ticket. Agregó fechas, pero aún tres River tienen sabor a poco. El sector con visión restringida del estadio, detrás del escenario, donde solo se la verá cuando camine por la pasarela, también está sold out. ¿Qué tiene Taylor Swift? ¿Qué hay detrás de este fenómeno global con un fandom tan fiel como ninguno?

La fórmula del éxito
Podría decirse que la popularidad de Taylor Swift tiene tres pilares. Para empezar, un talento inusitado como compositora y cantante. Y versatilidad; empezó haciendo música country en Nashville, pasó a ser ícono pop y también supo sumergirse en el indie en su disco Folklore (2020). “Yo terminé siendo fanático de ella cuando empezó a hacer indie pero, en definitiva, lo atrapante es que en cualquier disco encontrás a una piba que sufre por amor, sea el género que sea”, explica Damián (38 años), un swiftie tardío que espera que llegue noviembre.
En segundo lugar, es la reina del storytelling; cuenta cuentos en sus canciones. Las historias de sus desamores, con las urgencias de una joven y adolescente, les transmiten a sus fans una sensación de cercanía inédita.
Del otro lado de los auriculares, las chicas 90 y 2000 que crecieron con ella están escuchando a una amiga contándoles su último desencuentro amoroso. Antonella (24 años), swiftie desde la época de Hannah Montana, donde la artista cantó “Crazier”, lo interpreta así: “Ella siente, y lo que siente lo expone en sus canciones; muestra su vulnerabilidad”. Y es que Swift protagonizó culebrones con sus ex parejas (todas famosas) y escándalos mediáticos que tradujo en obra. Su derecho a réplica siempre estuvo en la composición.

En tercer lugar, su lucha contra la industria de la música es icónica: la rubia de ojos celestes nacida en Pensilvania, que está dentro del top 50 de mujeres más ricas de los Estados Unidos, según la revista Forbes, plantó bandera en defensa de los compositores y artistas y recibió un golpe durísimo cuando la empresa apoderada de su discografía le vendió seis de sus discos a Scooter Braun –entonces manager de Justin Bieber y Kanye West–, y ella perdió el poder sobre sus canciones.
Sin embargo, sentó un precedente. Tiempo después, anunció que regrabaría los seis discos con artistas invitados y versiones más extensas de algunos tracks. Red y Fearless ya están disponibles con el agregado (Taylor’s Version). Así es cómo una fan es fácil de identificar: probablemente su nickname en redes sociales incluya este paréntesis.
Kanye West, la serpiente y el arte de la resiliencia
La artista número uno en el Top Global de Billboard y Spotify, que lleva diez discos a cuestas, atravesó el ojo de la tormenta. El escándalo más popular fue su pelea con Kanye West. En 2009, mientras ella recibía un premio MTV y daba unas palabras con un nudo en la garganta entre emoción y alegría, Kanye subió al escenario e interrumpió su discurso para decir que Beyoncé lo merecía más. En 2016, Kanye le dijo “bitch” en una canción en cuyo videoclip aparecía desnuda. La artista denunció la canción por misoginia, y el cruce con el rapero y su esposa de ese momento, Kim Kardashian, escaló tanto que la pareja la acusó de serpiente, y ese apodo se volvió tendencia.
Pero al igual que su escándalo con la disquera apoderada de sus CD, el episodio agregó un ladrillo más a su imperio. En 2017 borró todas las imágenes de todas sus redes sociales –pionera en la moda actual de los artistas que dejan su feed vacío antes de un estreno– y días después publicó videos de serpientes.
El disco Reputation llegó con referencias a su pelea con West y Kardashian, a una amistad rota con Katy Perry y a su ex pareja Calvin Harris, con quienes también tuvo conflictos públicos. En medio del escándalo, Taylor Swift le ganó un juicio a un famoso DJ por abuso sexual. Ser swiftietambién es una decisión política.

Además de su talento como artista, su habilidad para capitalizar las críticas y una posición firme contra la industria, Taylor Swift es una genia del marketing. Suseaster eggs (mensajes encriptados para su público) son un sello: publicaciones con sílabas resaltadas que forman una oración y objetos ocultos en los videoclips que su fandom se encarga de descifrar. Así fue cómo encontró un lenguaje único con ellos. Ser swiftie, entonces, también es ser parte de una comunidad.
El show
En su tour por Latinoamérica, Taylor Swift visitará la Argentina, México y Brasil. Se espera al fandom chileno, uruguayo y de otros países limítrofes en el estadio de River Plate, pues la crisis económica local convierte el show de Buenos Aires en una opción conveniente. Ivana (36) es argentina, pero vive en los Estados Unidos. Ya vio The Eras Tour en Houston y viajará a su país natal para estar en el Monumental. “El show es magnífico, ella está tres horas y cuarto arriba del escenario non-stop, solo sale para cambiarse. Me parece increíble volver a verlo”, cuenta emocionada.
Al ser la primera vez de la cantante de 33 años en el país, hay mucha expectativa por su reacción ante un público eufórico, cálido e intenso como el argentino. Si tantos artistas de primer nivel han destacado el fervor de los espectadores, ¿por qué no ilusionarse con que en noviembre podría pasar lo mismo?

Los shows de artistas consagrados en la Argentina se agotan. No hay novedad. Podrían ser los coletazos de la pandemia o una clase media con poca capacidad de ahorro que gasta en tickets. Pero hay algo distinto en el fenómeno Swift: carpas cuatro meses antes en la puerta del estadio; fanáticas de otros países adquiriendo entradas de otros shows en la misma página web para probar si sus tarjetas de crédito funcionarían cuando se habilite la venta de The Eras Tour; bots pagos que aseguraban un lugar en la fila virtual y hasta seis computadoras por persona intentando acceder a un ticket.
La adrenalina que hizo vibrar al país durante el anuncio de su show fue similar a lo que se vivió ante los últimos amistosos que jugaron los campeones del mundo de local. Lo cierto es que Taylor Swift es un ícono pop que logró consolidarse en el mundo, y la Argentina no es la excepción. Blanco de las críticas y tapa de las revistas de chimentos, se aferró a quienes seguían su música y les habló a través de sus canciones. Y las fanáticas le devuelven con fidelidad ese gesto cómplice.