Recomendados EPU - Comer y beber en Buenos Aires: Ostende, Kõri Omakase Bar y Beta
Ostende
Una esquina barrial alberga a este restaurante que apela a la nostalgia con su propuesta de pesca típica de nuestra costa y sabores italianos caseros. Creado por los socios de Sede Whisky, Sifón, Madre Rojas y Molina Café, el lugar es acogedor, con decoración retro, mucho vidrio y una amplia terraza. La cocina, a cargo de Francisco García, se destaca por la frescura del producto y la reinterpretación de las preparaciones.
El desfile de platitos arranca con pan de campo, manteca y anchoas ($900), ricota con zucchini, menta, pepino y vinagreta de naranja ($1.800) y mejillones marinera ($4.800), para mojar el pancito. De principal, arroz crocante con langostinos, gremolata de castañas y granada ($4.200), pesca con puré, coliflor y espinaca ($4.700), malfatti de espinaca y ricota con pasatta ($4.100). Para cerrar, exquisito el tiramisú ($1.900).
La selección de vinos busca reivindicar antiguas cepas italianas. Hay buenos cócteles de Vir Calderón, como el Lemoncello Spritz (lemoncello, espumante, salvia y soda, a $2.000), el Mito de Ostende (Campari, vermut rosso, espuma de eneldo y soda, a $1.800) o el Virrey Negroni (gin, hojas de higuera, Campari y vermut rosso, a $2.000). Para comer rico como en la infancia.
Virrey Loreto 3303, Colegiales.
@ostende_ba

Kõri Omakase bar
Un bar a puertas cerradas, íntimo y de atención personalizada. Como en muchas barras asiáticas donde el cliente se pone en manos del sushiman, aquí es el bartender –Leandro Larea o Adrián González Buntalyk– quien, con una charla previa, propone lo que beberá el comensal. El menú fijo consta de tres cócteles con destilados premium ($13.000 los tres).
Vale empezar con uno bien fresco, a base de gin, con manzana, pepino, jengibre y tónica de sauco, para luego subir la intensidad con un Martini picantito con algo de tomate. Para cerrar, y a modo de postre, un Old Fashioned con un toque de banana, maní y cacao. Para acompañar el recorrido, deliciosas tapas de influencia asiática, a cargo de Gio Zambrano: tiradito de mar argentino ($3.000), crocante de chipirones fritos glaseados con salsa bbq thai y ñoquis de arroz ($3.500), dim sum relleno de rendang (estofado indonesio) con consomé de res y dip de crema de cajú ($3.300).
Cabe destacar que el menú de tres cócteles no es excluyente, se puede beber a la carta o pedir algún cóctel de autor por separado. El espacio cuenta con tan solo 14 lugares, 10 de ellos en la hermosa barra. Para sentarse y dejarse llevar.
Guatemala 5781, Palermo Hollywood. Únicamente con reserva.
@kori.omakase

Beta
“Gastronomía en constante desarrollo”, así definen sus creadores Gerardo Salazar, Santiago Pérez “Navajas” y Sylvia “La Peligrosa” Tarzieris a este espacio que puede ser un restaurante con pasos (“ejes de exploración”, como prefieren llamarlos) o un bar de tapas. Lo que no varía es la experimentación de sabores, la frescura del producto, el diálogo con el arte y la gran coctelería de Sylvia.
El menú de cocina cambia constantemente gracias a los chefs itinerantes que, junto al equipo local, logran platos novedosos. Como una de las experiencias, que traía un primer plato de langostino con mandarina, hinojo en pickle, crema de nabo y rabanitos; y pesca del día con crema de coco, vinagreta de ananá al curry y verdeo ($7.200 los dos pasos). Entre las tapas, es original el ceviche de mango y peras ($2.800) y no fallan las gyozas de cerdo ($3.200). De postre, un vigilante diferente ($1.500). Para beber, se sugieren maridajes con y sin alcohol.
Imperdibles cócteles: Our Lating Thing (un bloody) con gin, hot jugo clarificado, ají dulce, apio y sal de trucha ($2.500) y Boogie Woogie con tequila, zanahoria y lima ($2.500). La sopa del día es un cóctel con gin, vermut seco y aceite de verduras ($2.800). Para disfrutar con todos los sentidos.
Soler 5874, Palermo Hollywood.
@betabsas
