Thelma Fardin: "No nos vamos a quedar de brazos cruzados, voy a seguir adelante"

En medio del fallo adverso de la Justicia brasileña, la actriz cuya denuncia se convirtió en un emblema del movimiento de mujeres habla de su vuelta al escenario, la violencia machista, el cariño de las pibas, la vocación que le salvó la vida y sus firmes e inmensas convicciónes.

Thelma Fardin recibe a El Planeta Urbano en su barrio. En un café que la abraza y la alimenta. Mientras dialoga sobre su presente, el estreno de "Plagio", de José María Muscari, junto a César Bordón, donde cada domingo a las 21.30 en el teatro Regina se pone en la piel de una joven asistente de un político con el que mantiene una relación tensa pero a la vez apasionada, no esquiva dialogar sobre sus deseos, sueños y el devenir en un camino de búsqueda de verdad para sanar y seguir adelante. Durante la charla, una joven se acerca a la ventana, le sonríe y le dice: “Fuerza”. Thelma agradece y continúa su diálogo abriendo su corazón.

–Estás estrenando una obra donde hay una relación asimétrica de poder, y justo recibiste un revés muy duro de la Justicia. ¿Cómo te organizás? Se debe de mezclar todo en este momento.

–Yo como artista puedo hablar muchísimo, pero después también encarno una temática y estudio para hablar de lo que hablo. No hablo solo desde mi experiencia personal, nutro mi experiencia personal de las experiencias colectivas y del contenido producido por muchas otras.

Estoy terminando la licenciatura para ser formadora en Ley Micaela porque, si soy la vocera, tengo que estar bien informada. Me encargo de hablar traduciendo al cotidiano, porque la Justicia utiliza terminología y tecnicismos específicos para alejar.

–Y para confundir.

–Exacto, es una temática compleja y que inevitablemente a mí me toca una fibra íntima porque no soy una abogada que desde afuera te va a contar un caso como una letrada: en este caso, soy la víctima; después soy una persona, una artista, una novia, una amiga, una hija, pero todavía hay mucha falta de sensibilidad, aunque debo reconocer que hemos avanzado mucho, pero hay sectores que hoy se aprovechan y se envalentonan.

–Por eso hiciste una conferencia de prensa.

–Sí, porque yo sé que es jurídico, pero para mí es una piña que me puso la Justicia, con la violencia de lo que es el fallo, y la gente no se toma el tiempo de leerlo. Creo que para este momento tan adverso que se está viviendo en general respecto a la temática, con todo este discurso tan reaccionario, pudimos igualmente, en esa conferencia, aterrizar conceptos bien concretos.

Acá hay una sentencia que está diciendo “todo esto sucedió pero está prescripto y entonces no vamos a hacer nada”. Por otra parte, en mi fallo –como en otros que he leído– está el tema de la “duda” y, frente a la duda, favorecen al acusado. Entonces pregunto: ¿cómo sacás la duda de algo que pasa entre dos personas? Digo, ¿cómo lo vamos a resolver? Siempre va a ser nuestra palabra contra la de ellos.

Está probado que tardamos en hablar, y tardamos en hablar porque mirá lo que me hicieron a mí por hablar, ¿quién va a querer hablar si el ataque por hablar es palo, palo, palo? Decí que en la calle yo tengo amor, a las pibas, y me aferro a esto.

Concentrada y en foco: Thelma en una escena de "Plagio"

–¿En algún momento pensaste “¿para qué hablé?”?

No, porque yo estaba preparada para lo peor. Realmente lo que me pasaba a mí internamente era el nivel de angustia que me provocaba ver cómo atacaban a las otras víctimas de este tipo. Eso es muy de mi personalidad; si pasaba en un banco, yo hubiera dicho lo mismo. Pasó en un medio, en un laburo que tiene cámaras y que llega a mucha gente, esa fue la única diferencia.

Y mis compañeras son actrices, que llegan a las casas de muchas personas, entonces eso lo hizo muy visible, pero en mi cabeza no estaba todo eso; lo que estaba era decirlo porque veía lo que les estaban haciendo a estas otras mujeres. Y, por otro lado, aunque tengas más o menos dos estrategias para pararte y que no te hagan tan pelota, igual sufrís. O sea, no hay un lugar en el que sea cómodo ser víctima, jode siempre.

Excepto los que hicieron el clic y vieron que no era yo sola, que de repente, durante semanas, todas las personas que tenían alrededor empezaron a contar sus historias. Entonces, bueno, yo estaba preparada para lo peor pero vino una ola muy positiva también, cuando vi el fenómeno social dije “valió la pena”, y me aferré mucho a eso. Después fueron más difíciles otros años, como por ejemplo la pandemia, que perdí la calle. Yo en la calle recibo, en el subte las pibas me abrazan, en el bondi...

Una vez estaba parada en el semáforo y un tipo desde un colectivo saca la mano y me dice: “Gracias; por mis hijas, gracias”. Me nutro de esto, la pandemia fue difícil porque me comí lo que pasaba en las redes cuando yo en la calle estoy tranquila, nadie me dice nada.

ACTUAR PARA VIVIR

–¿Cómo se vive un estreno en medio de todo eso?

–Estoy de novia hace poquito y le había dicho a mi novio: “Se va a venir una semana intensa y puede que esté más nerviosa que de costumbre porque me da mucha adrenalina el estreno, tengo que aprender las luces, el vestuario...”. A la mañana siguiente, llamadas de mis abogados en simultáneo sin cesar: no quieren que me entere de algo por las redes. Era el fallo, me dicen: “Tenemos una mala noticia”. Empecé a gritar, a llorar, aullaba. Ese estado es uno que yo, como actriz, por ejemplo, no podría reproducir, es muy desgarrador el dolor.

Mi compañero me re contuvo, estuvo más que a la altura, después me reuní con mi equipo y empecé a ver todo lo que había que contar estratégicamente, que era algo que yo ya sabía, porque en Brasil el uno por ciento de las denuncias de abuso sexual tienen condena.

Yo sabía qué estaba poniendo, te dan las cartas y te dicen que tenés 99 por ciento de chances de perder. ¿Jugás igual? Sí, jugué igual. Lo empecé a ver como la posibilidad de seguir visibilizando lo que le pasa a la mayoría, porque ¿por qué tendría el privilegio de estar en ese uno por ciento? Y dije: es momento de salir y mostrar que esto está pasando y que no nos vamos a quedar de brazos cruzados, voy a seguir adelante.

Por supuesto, no sola, realmente tengo mucho colchón y una psicóloga que es maravillosa y está al pie del cañón. No sabía si me iba a dar el cuerpo para la adrenalina de una semana previa al estreno, pero el domingo, comiendo con amigas y mi familia, dije: “Sí, es lo que amo y es lo que me va a dar el eje”.

Junto a César Bordon tras el estreno de la obra

–¿Y cómo es relacionarte con el medio hoy desde la profesión?

Hay algo muy fuerte, porque el medio fue el que a mí me puso en esta situación tan vulnerable. En aquel momento viajamos a Nicaragua sin contrato. O sea, no nos cuidó la Asociación Argentina de Actores, no nos cuidó la productora. Por supuesto, la responsabilidad mayor es, sin duda, del abusador, pero hay todo un entramado que propició que eso pudiera suceder.

Y hoy, 14 años después, el medio de vuelta me lo hace muy difícil. Igual, no todos, hay que reconocer que el crecimiento ha sido enorme, el respeto ha crecido mucho. ¿Vos me preguntás cómo se hace? Me enfoqué en mi profesión; a mí de verdad el teatro me salvó la vida muchas veces. Me agarré del teatro y de disfrutar esas horas, porque a dos días del fallo que me juega en contra sale una fake news que dice que cobro $400.000 por mes, cuando cobro $45.000 (N. de la R.: por su trabajo como asesora personal de gabinete de la Defensoría del Pueblo bonaerense).

Estoy harta de que me peguen gratuitamente y no haya ninguna consecuencia, dicen de mí cualquier cosa, me demonizan. De pronto me entran estas balas, pero después tengo a mis amigos, a mi psicóloga maravillosa, a mi gente. En un momento de tanta hostilidad hay que refugiarse en eso, dar un mensaje, una batalla, y después es un poco guardarse, atrincherarse y acordarse qué es lo importante. Lo que no quiere decir que no haya momentos en que quiero mandar todo a la mierda.

–No lo hagas.

–No.

–¿Cómo fue el encuentro con José María Muscari?

–Es gracioso porque José tiene una imagen de sacado y te imaginás que en esa intensidad hay una desorganización, y muy por el contrario, es la persona más organizada del planeta. Entrás a ensayar de 14 a 16, y 16.05 te fuiste porque te echa. Es muy preciso, es muy conciso. A mí me divirtió mucho entregarme a este modo de trabajo. También me llamó en un contexto en el que se me han cerrado las puertas en el trabajo, y me da la oportunidad de subirme al escenario y mostrar lo que soy como actriz.

Y me pasa como una dualidad; cuando bajo del escenario o incluso en el proceso de ensayos me decían: “Estamos muy sorprendidos de la actriz que sos”. Por un lado es hermoso, y por otro, me da mucha bronca porque yo soy actriz, soy esto, claro. Por ahí no escuchaste de mí, o escuchaste por otra cosa, pero en realidad esta soy yo.

Fotos: Nacho Lunadei y Agencia AB

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