"Soy Rada", en la piel de Tronchatoro: "El desafío es atroz, pero el honor es del mismo calibre"
A pocos días del estreno de Matilda. El musical, en el Gran Rex, Agustín Aristarán cuenta cómo fue ponerse en la piel de Tronchatoro, el personaje que se instaló como un verdadero ícono generacional. Además, su papel en El reino, la gira mundial de Revuelto y el secreto para seguir reinventándose: “Me gusta cambiar, hacer muchas cosas, pero, sobre todo, no me quiero arrepentir”.
"Estoy más de dos horas maquillándome", suelta Agustín Aristarán, mundialmente conocido como “Soy Rada”, frente a las cámaras de El Planeta Urbano, en el marco de la #EPUPERFO edición 2023, donde el actor, comediante, mago, músico y una lista interminable de etiquetas ya posó para las fotos de una nueva producción junto a la revista.
Esas dos horas frente al espejo son en realidad el tiempo que le lleva a Rada transformar su cara y su cuerpo en Tronchatoro, el mítico personaje de Matilda, la novela de Roald Dahl que trascendió los libros y el cine y que a partir del 1º de junio se podrá ver en formato musical, en el teatro Gran Rex, con un elenco que completan Laurita Fernández, José María Listorti y Fernanda Metilli.
“Es un espectáculo muy muy grande, al mejor estilo Broadway”, dice Rada, acostumbrado a enfrentar desafíos enormes, como lo hizo hasta hace muy poco con Revuelto, el espectáculo de magia, música y otras yerbas con el que giró por la Argentina, Europa y Estados Unidos (“Fueron 125 funciones en un año y pico: ¡casi que una función cada tres días!”, cuenta sorprendido), o como el “renacer actoral”, según sus propias palabras, en la segunda temporada de "El reino", la megaproducción de Netflix dirigida por Marcelo Piñeyro y escrita por Claudia Piñeiro, con Diego Peretti, Peter Lanzani, Mercedes Morán, Joaquín Furriel y el Chino Darín.

–Estamos a menos de dos semanas del estreno de "Matilda. El musical", en el Gran Rex, ¿cómo se maneja la ansiedad en estos días previos?
–Por suerte, lo vengo disfrutando mucho. Estamos ensayando muchísimo, de lunes a sábados, casi ocho horas por día. Es un espectáculo muy muy grande, al mejor estilo Broadway. De hecho, una de las productoras asociadas es de Broadway. Es el mismo estándar, la misma historia que se hace allá, en Londres y en Madrid.
–Y te toca interpretar nada más y nada menos que a Tronchatoro, un personaje muy presente en los últimos tiempos de la cultura pop. ¿Cómo te llegó la propuesta del papel?
–Estaba en Nueva York cenando con una de las productoras del show, muy canchero todo (risas), y me comentó: “¿Sabés que estamos pensando en vos para que estés en Matilda. El musical?”. Yo no lo podía creer. Me cuenta un poco más, y al tiempo me convocan. Yo había visto la obra hacía un tiempo en Broadway y nunca imaginé que iba a participar de tremendo show. Después de un par de audiciones, me dijeron que estaba adentro y que iba a hacer de Tronchatoro; cabe aclarar que a Tronchatoro siempre la interpretan hombres.

–¿Es lo mismo para vos interpretar a un hombre que a una mujer?
–Me da cagazo, obviamente, pero estoy muy confiado en el laburo que estamos haciendo. Es un personaje muy difícil, que tiene canciones muy difíciles y diálogos muy complejos; maltrato mucho a los nenes, o sea, soy la villana real real. Tuve que aprender a caminar en tacos muy altos, así que anduve mucho tiempo caminando así por mi casa hasta acostumbrarme (risas). Me estoy entrenando mucho de verdad: viendo qué comer, cuánto tiempo tengo que dormir. Es muy desgastante. El desafío es atroz, pero el honor es del mismo calibre, así como la alegría y la gratitud.
–¿Cuál es el entramado que encontraste en Tronchatoro, además, claro, de esa persona temible que aparenta?
–Tronchatoro es una niña muy “no mirada”, con mucho maltrato también. Desde ahí la podemos entender y hasta querer un poco más. Tuve que bucear bastante para encontrar algo donde anclarme, donde reconocerme y generar algo de empatía. Todo lo que tiene de mala lo tiene también de ridícula y absurda, es un personaje impresionante.

–Vayamos ahora a "Revuelto", tu último espectáculo, con el que giraste por el mundo, al mejor estilo banda de rock. ¿Qué te pasa por la cabeza cuando ves todo lo que lograste con el show?
–No, una locura. Luna Park explotado. ¡Luna Park explotado! Lo digo y no lo puedo creer. Una gira impresionante, fueron 125 funciones en un año y pico: casi que una función cada tres días (risas). Giramos por todo el país, Europa, Estados Unidos… La verdad que fue increíble lo que pasó con Revuelto. La terminamos hace poquito; me pedían que siguiera, pero yo sentía que ya estaba, que tenía que terminar para darle paso a Matilda, porque todo este proyecto de ensayo fue muy fuerte.
–¿Cuándo es el momento en el que un artista reconoce que ya tiene que dar el próximo paso, cambiar e innovar?
–Yo soy muy inquieto, me gusta cambiar, hacer muchas cosas, pero, sobre todo, no me quiero arrepentir. Detestaría mucho no poder hacer algo que querría hacer. Y sin ir tras el discurso de “salir de la zona de confort”, la verdad es que cuando me empiezo a sentir muy muy cómodo, esa comodidad me incomoda y empiezan a aparecer los miedos de “me estoy estancando, me voy a aburrir”. Soy muy disperso, muy ansioso, me gusta hacer de todo, entonces no pierdo el tiempo en analizar: si tengo ganas de armar una banda, la armo; si quiero hacer magia, hago magia, y con esto no quiero decir que en ese momento dejo de ser músico o mago o lo que fuera; por el contrario, siempre trato de incorporar esas nuevas experiencias.

–Y hablando de experiencias, te vimos hace muy poco en la segunda temporada de "El reino", en Netflix. ¿Cómo fue participar de tremenda producción, rodeado de los actores y actrices más prestigiosos del país?
–Muy tranqui, una pavada. Flojo el elenco. Pobres, me pedían consejos. “Estás arrancando, Joaco [Furriel], ahora te ayudo” (risas). Fue un flash, la verdad. Tuve la suerte de hacer todas las escenas con Joaquín Furriel, nos hicimos muy amigos, es un compañero increíble, pero la verdad es que todo el elenco tenía ese mismo nivel de compañerismo. Si bien yo en algún momento hice algo de ficción, acá era como volver a nacer. Todos estaban pendientes de darme una mano, tirarme una onda. La primera escena que tuve que grabar fue en la puerta del salón del sillón de Rivadavia, ¿qué más podía pedir?
Fotos: Karim Fortunato
Coordinación general: Gimena Bugallo
Make up: Shuli Juarez y Julie Doee para @iconic.london @perfumeriasrouge
Pelo: @lapuissance.oficial #LaPuissanceLover
Planificación digital: Joel Álvarez
Filmmaker: Chanas Scigliotti
Agradecimientos: Adidas