Larica: la experiencia de cocina cannábica que es furor en Uruguay

Así son las cenas a puertas cerradas en esta experiencia de cocina cannábica que es furor en Montevideo. Lo dirige Marcela Ikeda, que elabora un menú de seis pasos por noche con ingredientes como harina de cáñamo, aceites de CBD y flores, y busca concientizar sobre los beneficios de este tipo de gastronomía.

“Larica” es una palabra que proviene de la antigua lengua portuguesa y se usaba para señalar el hambre severa de una persona. Hoy en día, sigue siendo utilizada por los jóvenes brasileños para expresar esa hambre voraz, pero bajo los efectos del cannabis o el alcohol, y es justamente el nombre que Marcela Ikeda eligió para su experiencia de cocina cannábica en Uruguay.

La historia de Ikeda podría ser la trama de un libro, de esos que uno lee sin poder despegarse. Ella es brasileña, pero en sus primeros años de vida se mudó con su familia a Japón, donde pasó gran parte de su infancia. Su padre fue quien le inculcó el amor por la cocina y eso la llevó a viajar por el mundo para formarse y descubrir los sabores de la gastronomía internacional.

“Viví por todos lados: en Canadá, casi 20 años en Japón; de ahí vienen casi todas mis referencias. A mí me encanta comer, por eso es que mi menú fusiona todo lo que vi en este tiempo, y no hay mejor lugar para aprender que la calle. Ningún libro te enseña tanto como el mundo”, relata desde Montevideo.

“El cannabis es un superalimento. Sus semillas y las proteínas que poseen, sumadas a los aceites que se pueden fabricar con ellas, logran que tenga un amplio uso en la cocina. Uno le puede dar a su cuerpo una gran cantidad de Omega 3, 6 y 9.”

El primer contacto de Marcela con el cannabis se produjo en Japón, cuando en 2010 probó un extracto de CBD, sustancia química que proviene del cáñamo. En ese momento, su visión del mundo cambió para siempre.

Luego de investigar, supo que combinar cannabis con alimentos ya era una costumbre en algunas culturas, y así fue que descubrió la cocina cannábica. Ese mismo año, viajó por primera vez a Uruguay. Sin saberlo, la semilla de donde germinaría Larica estaba plantada en su cabeza.

Una experiencia y una búsqueda

En 2015, Marcela se mudó de manera definitiva al país y los primeros meses fueron un tanto duros para ella, que emigró sola y sin hablar español. Tampoco encontraba nada que la satisficiera desde el punto de vista alimenticio, algo que considera fundamental para su vida. Pero una vez asentada en territorio uruguayo, donde el cannabis ya había sido legalizado y reglamentado, se preguntó qué pasaría si a su comida le incorporaba este nuevo ingrediente.

Así fue cómo Larica cobró vida: “El proyecto nace de la curiosidad, de la necesidad de desmitificar el cannabis y salir del común de lo que la gente espera. Nunca imaginé que sería un insumo tan importante para nuestro menú. Al final, esta curiosidad me sirvió para lograr un camino muy interesante”.

Larica genera experiencias a través de sus cenas a puertas cerradas. Consisten en un menú de seis pasos en donde todo lleva cannabis, ya sea a través de harina de cáñamo, semillas, aceites, CBD en polvo, flores u otras variantes.

Ahora, ¿qué tiene de especial la comida con cannabis? ¿Es buena para el organismo? Sobre la cuestión, la chef Ikeda responde: “El cannabis es un superalimento. Sus semillas y las proteínas que poseen, sumadas a los aceites que se pueden fabricar con ellas, logran que tenga un amplio uso en la cocina. A través de la alimentación con cannabis, uno le puede dar a su cuerpo una gran cantidad de Omega 3, 6 y 9 y mucha más proteína que con el pescado o la carne”.

Y agrega: “Yo creo que, dentro de los próximos años, la alimentación con cannabis va a ser considerada una superalimentación, y destaco esta palabra porque me parece que la vamos a escuchar mucho. Le causa mucho bienestar al cuerpo y muchas personas lo van a terminar descubriendo”.

Hacer de la comida una experiencia

Hoy Larica es una plataforma que genera experiencias a través de sus cenas a puertas cerradas. Consisten en un menú de seis pasos en donde todo lleva cannabis, ya sea a través de harina de cáñamo, semillas, aceites, CBD en polvo, flores u otras variantes.

Los comensales suelen ser citados entre las 20 y las 20.30, y la cena puede extenderse hasta la medianoche. La chef explica: “Es una experiencia larga pero muy interesante, y el que la quiera vivir, tiene que querer estar”. Cuenta que, a veces, algunos asistentes padecen de timidez y hasta un poco de vergüenza, pero luego de unos minutos se relajan para disfrutar de la vivencia.

Cubanito relleno de dulce de leche y CBD, con hojas de cannabis deshidratadas.

Al principio de la noche, reciben una charla introductoria brindada por Ikeda, en la que explica el menú, además de las propiedades nutricionales del cannabis, las formas de consumirlo y lo que le aporta al cuerpo.

El menú que se ofrece en Larica es muy amplio. Los platos se seleccionan y se producen cuidadosamente para cada evento, y cada uno lleva un componente cannábico en particular.

Algunos de los más populares son el okonomiyaki (un panqueque japonés a base de pescado con semillas de cáñamo), los baos (pancitos japoneses hechos con harina de cáñamo) y el carrot carrot carrot (zanahorias desglasadas con jugo de naranja y CBD en polvo). Este último, encaminado a ser elegido como la estrella del lugar.

Un mundo cannábico, un comensal a la vez

Más allá de las experiencias y de crear nueva y buena comida, el principal objetivo de Larica es educar y concientizar acerca de los beneficios de la gastronomía cannábica. Por eso es que Marcela viaja por todo el mundo y lleva sus conocimientos a distintas exposiciones y eventos sobre el tema.

Con las trufas de chocolate, la chef Ikeda experimentó por primera vez con microdosis de hongos. El objetivo fue combinar los efectos terapéuticos de la psilocibina con los beneficios nutricionales de las semillas de cáñamo.

Además, brinda cursos y talleres para que cualquiera pueda preparar algunos de estos platos en su casa, y está por lanzar un libro, El cannabis como alimento, que será traducido al japonés, español, portugués e inglés. “Así también podremos compartir lo que verdaderamente significa hacer cocina con cannabis”, cuenta.

Ya con casi diez años de actividad y muchos comensales satisfechos, el futuro de Larica es prometedor. “Dedicarme a la cocina cannábica todos los días es un verdadero desafío. Pero lo más importante es que la gente conozca lo que este tipo de gastronomía puede dar. Por eso tengo mucho orgullo de dedicarme a esto y de llegar a donde estoy llegando”, concluye la chef.

Ilustración de apertura: Juan Battilana

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