Mateo Sujatovich: “La sangre me hierve con la música que se hizo acá”
Ninguna estación le calza tan bien a Palermo como la primavera. Esa mezcla de sol y frescura, pibas y pibitos con guardapolvos y uniformes cambiando figuritas del Mundial en los bancos de las plazas, mesitas que apenas se separan copando el ancho de la vereda de todo tipo de bares, pilchas livianas recién desempolvadas, con calzados potentes de invierno, gafas y la ansiedad por el estreno de esa remera nueva. Palermo y su ego, el centro neurálgico de la cultura pop y snob de los últimos tiempos en la Argentina: si no está en Palermo no figura, no existe.
Allí, en una de sus callecitas, tan caótica y ruidosa como cool y encantadora, están las nuevas oficinas de PopArt, esa usina de artistas y talentos criollos que desde hace muchísimo tiempo exporta al mundo sus mejores versiones y copa los HOT 100, los HOT 50 y HOT 10 de las radios más populares de la Argentina, Latinoamérica y Europa.
Y allí adentro, en una oficina made in Pinterest, Mateo Sujatovich, el “Ruso”, recibe a El Planeta Urbano, en el marco del lanzamiento de su propio canal digital, para hablar de todo lo que le ocurrió desde la última entrevista con EPU (diciembre 2021, presentación oficial de su último disco, "La dirección") hasta los pormenores de un presente único que lo encuentra con un par de Premios Gardel (mejor álbum de rock y mejor diseño), nuevas canciones y con la adrenalina de afrontar lo que hasta ahora serán sus shows más grandes y convocantes de toda su carrera, el 5 de noviembre y el 16 de diciembre, en el Movistar Arena.

–A casi un año del lanzamiento de "La dirección", ¿encontraste ese rumbo, ese camino hacia dónde ir?
–Yo creo que me encuentro y me pierdo eternamente, y me parece que está bueno que así sea. Encontrar algo, ir a por ello, seguir la búsqueda y perder el rumbo para después volver a encontrarlo. Ese es mi modo de seguir, de ir para adelante.
– ¿Y te sorprendió todo lo que ocurrió con este disco en particular, sobre todo, por ser el sucesor del huracán "Cabildo y Juramento"?
–Mirá, "La dirección" es un disco que se compuso en el momento más extraño de mi vida y la de muchas personas, que es la pandemia. "La dirección" fue mi envión y mi salvavidas de aquella época. Por suerte, después vinieron cosas mucho más lindas.
–La gira por Latinoamérica y España, por ejemplo…
–Sí, fue buenísima. La dirección tour fue algo así como la primera gira latinoamericana: dos veces en Uruguay, primera en Chile, Perú, Paraguay, Colombia, Ecuador. Fuimos a México dos veces, o sea, un año picadito, pero disfrutando mucho de los viajes y de que el proyecto está en un momento muy fuerte, no solo en la Argentina, sino también afuera.
Siempre hace muy bien salir para refrescar la cabeza y encontrarse con el público de esos lugares. Moverme de mi barrio y que venga gente ya me sorprende demasiado, imaginate cuando voy, no sé, a Asunción, Mendoza, Neuquén; ver a tanta gente cantar tus canciones es una sensación espectacular y sirve como combustible para volver y seguir haciendo las cosas.
– ¿Cómo te preparás para los shows en el Movistar Arena, el 5 de noviembre y el 16 de diciembre?
–Ensayando con todo. Todo lo demás que no es música ya está también. Es un evento que me genera mucha ilusión, me divierte mucho también.
– ¿Lo disfrutás?
–Un montón, son fechas que las disfruto muchísimo. Si veo que todo está saliendo más o menos bien, disfruto mucho, es un cumpleaños gigante: vas, cantás tus canciones, la gente se las sabe. Son fechas donde si no querés cantar vos, se cantan solas, si estás mal de la voz, canta la gente (risas). Sé que va a ser una noche espectacular.
– En tus primeros shows estabas muy pendiente de lo que pasaba a tu alrededor, no sólo con la música, sino con toda la puesta en escena. ¿Lo seguís viviendo así o pudiste relajar un poco más?
–Cantar y tocar es solo una pequeña parte del show. Hay muchas otras cosas que también tienen que ver conmigo, con mis decisiones y mis gustos. Y también me gusta, porque si estamos armando una puesta, la escenografía, las luces, las visuales, si yo no formo parte de eso me las re pierdo y es algo súper importante. Por eso trato de estar también ahí, aunque obviamente haya gente que se encarga de eso, que hace su trabajo y que lo hace impresionante. Pero trato de estar igualmente en todo, al menos dar mi opinión.
–En los Premios Gardel de este año, "La dirección" ganó en la categoría “Mejor álbum de artista rock”, compitiendo nada más y nada menos que con Andrés Calamro, Fito Páez y Palo Pandolfo. ¿Qué te genera verte entre esos próceres del rock argentino?
–Bueno, es uno más de los mimos que agraciadamente recibo y, obviamente, valoro. Siempre intento recalcar, igualmente, que la música está lejos de tener que ver en un punto con una competencia. Ni el arte, ni las canciones se hicieron y se hacen en base a un premio. Pero lo entiendo, y son lindas esas noches para celebrar la música y encontrarse entre colegas. Las estatuillas a veces son porque el disco está increíble, a veces en realidad te gustó más otro, pero obviamente valoro mucho el gesto de tener un Gardel en mi casa.

–Hace poco, en los shows de Fito Páez, veía a padres y madres que llevaban a sus hijos para que vean cuál era la música que escuchaban de chicos. En un show de Duki o Wos pasa todo lo contrario, los jóvenes llevan a sus padres para que conozcan a sus artistas favoritos. ¿Qué creés que ocurre con el público de Conociendo Rusia?
–Creo que hay todo un universo ahí, mucha mezcla: muchos pibes de mi edad y un poco menos que son tan fans de la historia del rock argentino como yo y que Conociendo Rusia de alguna manera les da esa madera para seguir alimentando ese fuego. Después están los opuestos, están los padres, que por alguna razón se conectan conmigo. Me encanta que pueda venir toda la familia; que los pibes con sus viejos se puedan encontrar esa noche en ir a ver una banda que les guste a los dos.
– ¿Cómo te llevás con el título que a veces te dan, tipo “Mateo Sujatovich, el legado del rock argentino” o, no sé, “Conociendo Rusia, la salvación del rock nacional”?
–Todo el mundo tiene impresiones y apreciaciones de su trabajo. No soy un relajado total, tengo mis propias presiones y quiero sacar un disco mejor que el anterior, quiero que esté bueno lo que hago y para eso tengo que trabajar. Pero el rock argentino es mucho más que un nombre, es un género espectacular.
Una vez, Silvio Furmanski, que es un guitarrista increíble y un padrino musical para mí, me dijo: “Amo los Beatles, amo a Jimi Hendrix, pero a mí lo que más me gusta es el rock nacional, todo el rock nacional (susurra, imitando la voz)”. Yo me siento identificado con eso. A mí la sangre me hierve y se me pone la piel de pollo con la música que se hizo acá, con la gente que habla mi idioma, que habla como nosotros, el lunfardo; la música que se hizo en la Argentina es la que a mí me mueve.

–Fito Paéz cantó un tema tuyo, David Lebón te invitó a participar de su nuevo álbum de duetos. ¿Qué más te queda por hacer?
–Mirá, hay muchas más canciones todavía por hacer, sea con Fito, con Andrés Calamaro –ojalá–, con Él mató a un policía motorizado, con Ca7riel, con Marilina Bertoldi, con Wos, con Zoe… Me parece que está lleno de músicos y músicas en la Argentina que son una delicia. Cada vez que me voy afuera me doy cuenta de que lo pasa acá es maravilloso y estamos todos a pocos kilómetros de distancia. Hay mucho por hacer. Y en una de esas, quizás, no sé, hacer un tema con Paul McCartney no estaría mal (risas).
–Sabemos que sos un futbolero de raza. ¿Cómo te preparás para el Mundial de Qatar?
–Estoy tan concentrado en los Movistar que siento que se me viene encima. No estoy preparado emocionalmente (risas); por suerte, igual, porque me pongo muy nervioso con los partidos y todo eso. Pero, bueno, vamos arriba. Que se diviertan los muchachos, que ojalá puedan disfrutar un poco del fútbol.