El Telescopio espacial James Webb lo hizo de nuevo: ahora capturó una 'huella digital cósmica' formada por dos estrellas gigantes
La interacción de dos estrellas gigantes han creado 17 anillos de polvo concéntricos que se asemejan a una huella dactilar cósmica. La estructura anillar se produjo durante unos 130 años y abarca una región del espacio más grande que nuestro propio sistema solar. Estos sorprendentes fenómenos, sucedidos a más de 5.000 años luz de la Tierra, fueron captados por el telescopio espacial James Webb, de la NASA, que este año ha dado que hablar con la difusión de varias imágenes de sus observaciones.
El suceso fue objeto de un estudio que publicó hoy la revista Nature Astronomy y en el que participaron 32 investigadores de 34 instituciones de ocho países: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Francia, Alemania, Japón y México. El grupo científico está encabezado por Ryan M. Lau, del NSF NOIR Lab, ubicado en Tucson Arizona, y perteneciente a la National Science Foundation de Estados Unidos.
El sistema solar binario conocido como Wolf-Rayet 140, crea estos anillo cada ocho años, cuando las estrellas pasan cerca unas de otras en su órbita. Durante su acercamiento, los vientos solares de las estrellas chocan, causando que el gas que sale de las ellas se comprima en polvo.
"Con la precisión de un reloj, WR140 esculpe un anillo de humo cada ocho años, que luego se infla en el viento estelar como un globo", dijo el profesor Peter Tuthill, del Instituto de Astronomía de Sydney, perteneciente a la Universidad del mismo nombre y uno de los participantes del estudio. “Ocho años después, cuando el sistema binario vuelve a su órbita, aparece otro anillo, igual que el anterior, saliendo al espacio dentro de la burbuja del anterior, como un juego de gigantescas muñecas rusas anidadas”, completó.

El sistema binario WR140 está compuesto por una enorme estrella Wolf-Rayet y una estrella supergigante azul aún más grande (foto superior). Wolf-Rayet nace con al menos 25 veces más masa que nuestro Sol, y es una estrella que se acerca al final de su ciclo de vida estelar. Ardiendo más que en su juventud, una estrella Wolf-Rayet genera poderosos vientos que empujan enormes cantidades de gas al espacio; se cree que la de este binario ha perdido al menos la mitad de su masa original a través de este proceso.
A medida que el carbono y los elementos pesados son lanzados al espacio, se comprimen en el límite donde se encuentran los vientos de ambas estrellas.
"El viento de la otra estrella arrastra el gas hacia los carriles y tienes suficiente material cerca que se condensa en polvo", declaró la Dra. Olivia Jones, becaria de Webb en el Centro de Tecnología de Astronomía del Reino Unido, quien también colaboró con la investigación. "No solo es una imagen espectacular, sino que este raro fenómeno revela nueva evidencia sobre el polvo cósmico y cómo puede sobrevivir en los duros entornos espaciales".
Jones dijo que las últimas observaciones podrían proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo la primera generación de estrellas sembró su entorno con polvo y gas, lo que condujo a las siguientes generaciones de estrellas en el universo primitivo.