Sierras bonaerenses: 3 clásicos de Tandil para descubrir y volver una y otra vez
Entre los grandes atractivos también está, por supuesto, su gastronomía. No sólo es famosa por la denominación de origen “Salame de Tandil”, una tradición iniciada por los inmigrantes italianos, sino también por los buenos restaurantes, que mezclan lo mejor de la sierra con la comida de mar, a raíz de la cercanía a la costa.
Acá va una lista de tres para descubrir o volver a visitar los clásicos a los que queremos volver una y otra vez.
Época de Quesos
A simple vista, su fachada parece uno de esos viejos almacenes de pueblo o un almacén de ramos generales. Pero al poner un pie en el lugar se conoce una parte de la historia de Tandil. Y una maravilla en la exploración gastronómica de quesos y embutidos. Queso al pesto, ahumado con ajo y pimienta, salamines especiales, fuet y berenjena en escabeche son algunas de las variedades que ofrece la casa. Algunas de las decenas de variedades de quesos y otras delicias pueden probarse en un bar, que está en el patio trasero y en otros espacios de la casa. Cuando un viajero anuncia que va a Tandil, alguien le dirá invariablemente: “Andá a Época de Quesos”. Y tiene toda la razón del mundo.
Info: www.instagram.com/epocadequesos
Tierra de azafranes
Tandil está a sólo 170 kilómetros de Mar del Plata y tiene algunos buenos restaurantes que exploran la comida de mar. Uno de ellos es Tierra de azafranes, especializado en arroces, pescados y mariscos y ubicado en una casa de 1905. La carta está compuesta por cazuela de calamares, mejillones, vieyras al gratén y, por supuesto, suculentos risottos. Siempre se llena -especialmente a la noche- así que resulta indispensable hacer reserva. Los golosos no pueden dejar de probar el cheescake de maracuyá.
Info: www.instagram.com/tierradeazafranes
Parador Complejo Cerro El Centinela
Info: www.cerroelcentinela.com.ar/el-parador
Ubicado a sólo cinco kilómetros de Tandil, el Complejo Cerro El Centinela es una de las visitas obligadas para los que llegan a la ciudad. Allí se pueden hacer cabalgatas guiadas, juegos de aventura, tirolesa y rappel entre otras actividades. Cuando llegue la hora del almuerzo, el parador es un lugar rústico, sencillo y acogedor, con una carta de buenos platos. Hay carnes a las brasas de leña, cazuelas y una exquisita variedad de patés al plato, entre otras delicias. Es el lugar indicado para el que quiera conocer un típico parador serrano ubicado en el pie del cerro. Abre desde la mañana a la noche.
Las opciones siguen en la ciudad serrana. Ladran Restaurante se caracteriza por su comida de autor y algunas opciones atrevidas, como los ravioles de Nutella. Y Verde Bistro llegó como la primera opción íntegramente vegetariana de la ciudad. En cualquier caso, Tandil ofrecerá una picada con un excepcional salame de entrada, un buen plato y el aire siempre puro de sus sierras.
Por Diego Jemio