Madrid en 48 horas: qué ver y visitar durante dos días en la capital española
“¿Por qué todas están en Europa?”
La pregunta surge espontánea en nuestra mente con solo scrollear diez minutos en Instagram. Allí, entre histories y feeds fabulosos, aparecen como bofetadas a nuestra envidia un sinfín de fotos en las aguas cristalinas de Ibiza y Formentera, calas atestadas de veraneantes en Italia y Portugal y algún fanático de la moda blogueando en la semana de la moda de Paris.
Como un efecto rebote de la Pandemia y con pasajes prontos a vencer, Europa se llenó de argentinos que se adaptan al cambio desfavorable y no le temen al euro (hoy casi emparejado con el dólar), disfrutando de un corte necesario al invierno en el cono sur.
Antes era Miami, pero este año parece ser España.
La ciudad del sol, históricamente repleta de argentinos en vacaciones de invierno, hizo a los turistas replantear sus vacaciones debido a una suba de precios que se hace cada vez más incontrolable. Un hotel en Miami no baja de 200 dólares, mientras que en Europa podemos acceder a las mismas comodidades de alojamiento por menos de cien.
Un desayuno en Miami (nunca incluido en los hoteles americanos) no baja de los 15 dólares, cuando en Madrid o Barcelona nos arreglamos con la mitad. Lo mismo un almuerzo, una salida de cañas, o hasta el histórico shopping de outlets de Miami, que se vio eclipsado por las liquidaciones europeas de Zara, Mango, Sandro o Cos, con precios ridículos hasta para un peso devaluado.
Y ropa muy espectacular.

¿Qué es el stopover?
En este contexto, muchos argentinos reemplazaron el shopping y la playa de Miami por las compras en Madrid combinadas con las frescas aguas del mediterráneo. ¿Es acaso España el nuevo “shopping/playa” tan ansiado por los turistas de América del Sur? Basta con hacer una parada de dos o tres días en la capital de la Madre Patria para llenarnos de cultura, moda, tapas y tintos de verano y luego seguir a la playa para relajarnos al sol, con todo visto y todo comprado.
Esta parada tiene un nombre en el mundo aeronáutico, el famoso stopover, y consiste en sacar un ticket con destino final, por ejemplo, a una playa europea, y antes hacer hasta seis días en Madrid, aprovechando la escala obligada que debemos hacer desde Ezeiza.
Esta escala, que muchas veces por una cuestión de costos consistía en pasar algunas horas en Barajas esperando nuestra conexión, hoy se extiende sin costo, y con posibilidades adicionales para disfrutar al máximo de la ciudad. Iberia, por ejemplo, cuenta con un programa “Stopover Hola Madrid”, que consiste en brindar a sus clientes una especie de guía y acompañamiento cargado de beneficios.
Transporte gratuito, descuento en hoteles de la cadena Meliá, catas gratuitas de vinos y cervezas, entradas a museos, asesoramiento gastronómico y entradas para espectáculos de flamenco son algunos de los servicios que brinda la aerolínea de bandera española para quienes decidan aprovechar su escala al máximo.

Dos días en la vida
Si contamos con poco tiempo y queremos aprovechar al máximo los días de sol y paya, ¿vale la pena pasar solo dos días en Madrid? ¿Qué podemos hacer para sacarle el jugo a esas 48 horas sin morir en el intento?
El recorrido puede comenzar en Salamanca, el barrio más elegante de la ciudad, como para aclimatarnos sin demasiado bullicio. Allí conviene alojarse en el NH Madrid Balboa, por su tranquilidad y proximidad a las tiendas más fashionistas de la ciudad. Un paseo por Serrano, aunque más no sea para admirar sus vidrieras, siempre viene bien, y nos conecta caminando con el centro de la ciudad.
Allí podremos hacer una parada cultural en el Prado o el Thyssen (que actualmente exhibe la muestra del talentoso Alex Katz), almorzar en las cercanías de los museos y luego enfilar para la Gran Via. En el medio, es imprescindible darse una vuelta por el barrio de Las Letras, seguir para Sol y detenerse en La Mistral, acaso la librería más bella de toda España.
Luego sí, caminar por Gran Vía y hartarse de las liquidaciones de las tiendas departamentales, dejar las compras en el hotel y continuar la tarde noche deambulando por Chueca y Malasaña, donde las tapas, las cañas y la movida madrileña encuentran su máxima expresión.

El segundo día solo se trata de caminar: poner el mapa de nuestro celular en dirección al Parque del Retiro (que aunque lo hayamos visitado mil veces siempre vale la pena recordar), almorzar en el Café de Oriente (frente al Palacio Real), visitar el Palacio y terminar la tarde, agotados pero felices, tomando un tinto de verano en alguna de las bellas terrazas de La Latina, el barrio con más mesas en la calle por metro cuadrado del mundo -nos atrevemos a decir.
Si nuestro Stopover es de ida, podemos comprar una valija, llenarla con lo que acabamos de sumar a nuestro guardarropa y dejarla para que nos la cuiden en el hotel o en un locker del aeropuerto (porque nadie quiere ir a la playa cargando las ofertas de Zara). Si es a la vuelta, seamos prudentes y pensemos en el exceso de equipaje que nos espera en Barajas cuando estemos cansados -pero muy felices- emprendiendo nuestro regreso a Ezeiza.
El Pop Up Store que revolucionó Madrid
¿Vivir una experiencia a bordo sin necesidad de despegar?
Eso propuso durante el mes de junio el Espacio Iberia, un local de 350 metros cuadrados ubicado sobre la Calle Velazquez, donde los usuarios pudieron acercarse a probar la experiencia gastronómica idéntica a la que se vive en el aire, junto con una exclusiva cata de vinos y un repaso por la historia de los uniformes de la aerolínea. “El objetivo era acercar la experiencia de Iberia a la calle, que cualquier persona pueda ver, sentir y probar las novedades que estamos implantando”, cuentan desde Iberia.
