Laura Romano, la nutricionista más viral: “Las dietas perpetúan la obesidad"
Licenciada en Nutrición, columnista del noticiero de Telefe y autora de Las dietas tienen un final: Los buenos hábitos duran para siempre (libro de Editorial Planeta con recetas saludables y el método 80/20 para bajar de peso), Laura Romano es no sólo un boom en las redes sociales.
Como emprendedora de alimentos saludables comanda el proyecto Integra, que cuenta con cereales, snacks salados y galletitas naturales, productos creados en su cocina que hoy son elegidos por los seleccionados de fútbol y hasta por Las Leonas.
En diálogo con El Planeta Urbano, la especialista –que además imparte cursos y talleres– se explaya sobre el peligro de las dietas y promesas para adelgazar. Esas nuevas “magias” que nos aseguran, en un extremismo marketinero, bajar muchos kilos en tiempo récord.
Además, la profesional nacida en Carmen de Areco, provincia de Buenos Aires, (“la estudiosa y más aplicada de la familia”) habla sobre su explosión en las redes sociales (sólo en Instagram tiene un millón de seguidores) y del descubrimiento de la importancia de comer de modo saludable tras obsesionarse con su cuerpo.

–¿Cómo surge tu interés en el mundo de la nutrición?
–Soy hija de un comerciante y una docente, y hermana de tres varones. Siempre me cargaban con que iba a ser abogada. Hasta que me hice un test vocacional y me salió “Comunicación”. Sin embargo, la nutrición me atravesó en carne propia y marcó mi destino. En mis ultimos años del colegio me obsesioné con el cuerpo, las dietas y sin darme cuenta caí en un trastorno alimentario que me hizo perder momentos hermosos de esa etapa tan linda de la vida, pero que a su vez me dio la posibilidad de conocer el mundo de la nutrición y me incentivó a querer ayudar a otras personas que estuvieran atravesando por lo mismo.
–¿Cuáles fueron esos primeros pasos que diste hasta llegar a eso?
–Estudié en la UBA y me recibí a los 23 años. También hice posgrados en Obesidad y en Trastornos de la conducta alimentaria. A los 25, con una amiga abrí un consultorio de nutrición estética (N.d.R: también hizo la carrera de esteticista) en la ciudad de Luján. Tres años después de ir y venir hacia Capital me instalé para volver a empezar, con un público nuevo y en un lugar donde nadie me conocía. Hice de recepcionista, nutricionista y esteticista para las dos o tres pacientes que tenía y habían llegado por recomendación de conocidos. Empecé con una mano atrás y otra adelante, pero con muchas ganas de crecer.
–Cómo descubriste tu potencial en redes y cómo pensás los contenidos a la hora de comunicar?
–En 2015 descubrí el mundo de Instagram, que recién estaba poniéndose de moda en nuestro país. Como tenía mucho tiempo libre y muchas ganas de darme a conocer empecé a subir contenido. Recetas, mitos de nutrición, análisis de productos, comparaciones… algo que hoy es re común encontrar pero que en ese momento nadie lo hacía. Entre todas las personas que empezaron a conocerme a través de las redes llegó Dalma Maradona. Fue un antes y un después. Ella tan humilde y generosa, me ayudó a que más personas me conocieran. El primer día que Dalma subió una foto conmigo en el consultorio me sacaron diez turnos. ¡Una agenda que tenía tres pacientes por semana de repente pasó a tener diez turnos nuevos!

–Y trabajaste mucho en el concepto de comunidad entre tus seguidores.
–Exacto. De boca en boca, de posteo en posteo, fui llegando a más personas. Así fue creciendo mi comunidad de Instagram… ¡hoy llegamos al millón de seguidores! Mi contenido siempre estuvo enfocado a lo que sabía que a la gente le gustaba: hablar de hábitos saludables para toda la vida y no de dietas locas insostenibles en el tiempo. Desmitifiqué productos y mostré evidencia de todas las dietas de moda que parecen súper milagrosas pero que a largo plazo no funcionan. Y así fue como pasé de tener diez seguidores a que seamos un millón, y de tener tres pacientes a cientos. Partí de estar sola en un departamento mínimo haciendo de todo a mudarme dos veces en menos de un año a un espacio cada vez más grande y contar con recepcionistas, nutricionistas y otros especialistas para terminar armando un equipo de trabajo de nutrición integral, con atención online y presencial en el barrio de Palermo.
–¿Qué es lo que más destacás de tu interacción con tus seguidores?
–Respecto a mi comunidad, desde el día uno mi idea fue escucharla. Es un grupo de personas que comparten un mismo objetivo y yo busco siempre preguntarles para seguir creciendo juntos.
¿Chau a las dietas?
–¿Cómo surge tu interés en desacralizar las dietas? ¿Vos también fuiste víctima de alguna de esas “fórmulas mágicas”?
–Así es. En mis últimos años del colegio me obsesioné con el cuerpo, las dietas y sin darme cuenta caí en un trastorno alimentario que me hizo perder momentos hermosos de esa etapa tan linda de la vida, pero que a su vez me dio la posibilidad de conocer el mundo de la nutrición y me incentivó a querer ayudar a otras personas que estuvieran atravesando por lo mismo.

–Las dietas son todo un adoctrinamiento con la alimentación. Ahora es el boom de los ayunos intermitentes, con los que tanto se insiste en redes y a partir de Apps.
–Es importante saber que las dietas generan obsesión y perpetúan obesidad. Vivimos rodeados de dietas y promesas para adelgazar, “verdaderas soluciones” que nos aseguran bajar muchos kilos en tiempo récord. Dietas y restricciones que nos dejan con un sentimiento de culpa y frustración cuando las abandonamos. Porque una dieta estricta que te prohibe comer las cosas que te gustan y te alejan de tu rutina y de tu vida social es imposible de sostener en el tiempo. Seguramente sean las que hagan bajar más de peso pero también las que se abandonan más rápido y generan un efecto rebote más fácilmente.
–¿Qué es lo que proponés para incorporar hábitos a largo plazo?
–Muchas veces es la culpa la que nos lleva a hacer todo mal. Escucho muy seguido esto de que vienen teniendo una semana impecable y el domingo no le pudieron decir que no al chorizo, la picada y el postre en un asado familiar. Y esa situación es la que hace que sientan una culpa tremenda y esa semana abandonen lo conseguido. Por eso creo que las dietas seguirán existiendo pero estoy convencida de que hay otro camino para lograr el objetivo de bajar de peso. Para esto, lo primero que debemos saber es que no siempre lo mejor es más rápido. La clave está en un camino más simple, que aplica al sentido común y no a la magia. Priorizar el mantenimiento en lugar de la rapidez. Tener en cuenta el aspecto social y cultural de la comida, y contemplar que muchas veces nuestra conducta alimentaria está regida por las emociones.
