Qué es el Metaverso, la tecnología que se propone cambiar lo que entendemos por realidad
Comprender qué significa un metaverso puede verse complicado para muchos. Y es que su significado trae aparejado diferentes conceptos y espacios que se prestan a confusión porque estamos acostumbrados a ver para creer y, en este caso, vamos a tener que dar vuelta esa frase y abrir un poco más nuestras mentes.
Para poder entender al menos una parte, empecemos por uno de sus ejemplos más populares. Un metaverso es un mundo virtual, es decir, un espacio que simula una apariencia real pero pertenece a lo que comúnmente llamamos ciberespacio. ¿Y cómo accedemos a este ciberespacio? Utilizando una serie de dispositivos que funcionan como conectores como, por ejemplo, gafas de realidad virtual, controles de mano o sensores, entre otros.
Inclusive, podríamos decir que nuestros teléfonos, computadores y tabletas, también forman parte de esos “dispositivos puente” que nos permiten establecer dicha conexión. Intuyo que acá estás imaginando algo similar a un videojuego o una red social, y está bien, pero no es suficiente.

Más allá del entretenimiento
Este metaverso nos permite tener algo más que un entretenimiento a partir de un joystick o comando, aquí somos capaces de tener experiencias multidimensionales, prácticas de realidad aumentada, donde las personas podemos interactuar con objetos digitales y nuestros propios avatares. ¿Se complicó? Vamos a ser más específicos: la diferencia del metaverso con los videojuegos es que el primero busca simular, pretender ser una realidad alternativa, en la que puedas hacer cosas similares a las que hoy hacés pero sin necesidad de salir de tu casa, inclusive, sin la necesidad de moverte de tu sillón.
Los orígenes
¿De dónde surge todo esto? El concepto de metaverso apareció por primera vez en 1992 de la mano del escritor estadunidense Neal Stephenson. En su novela “Snow Crash”. Este señor describió una especie de espacio virtual colectivo que era compatible y convergente con nuestra realidad.
Y ustedes se preguntarán, ¿para qué querríamos sumergirnos en este universo paralelo ficticio? Bueno, la respuesta a esa pregunta radica en el gusto del consumidor. Lo cierto es que en estos espacios uno no solamente juega o interactúa con otras personas, sino que también puede visitar tiendas o shops, asistir a conciertos y, de hecho, en el caso de Meta —el metaverso de lo que conocemos como Facebook, liderado por Mark Zuckerberg—, están trabajando desde Reality Labs en unos guantes hápticos para que las personas, cuando estén en el metaverso, tengan interacción táctil. Es decir que muy pronto vamos a poder sentir superficies, pesos y texturas en este otro mundo.

Entonces, ¿qué se puede hacer dentro del metaverso? Jugar videojuegos, trabajar en espacios virtuales, sociabilizar e interactuar con otras personas y marcas, comprar objetos (virtuales y físicos) o asistir a conciertos o exposiciones de arte, entre otras muchas cosas. En resumidas cuentas, estos entornos funcionan para que los humanos interactuemos social y económicamente como avatares, a través de un soporte en un ciberespacio que actúa como una metáfora del mundo real, pero sin limitaciones.
Conocer el propósito puntual del metaverso quizás es un poco más profundo. Atrás quedó divertirnos con Mario Bros., Pac Man o Donkey Kong, acá estaríamos siendo nosotros mismos en un nuevo mundo paralelo o quizás, estaríamos pudiendo jugar a quienes querríamos ser. Ya me estoy poniendo un poco filosófica. Por ahora, y hasta nuevo aviso, lo dejamos acá.