El último beso: cómo fue el show despedida de KISS en Buenos Aires
La fecha original del reencuentro entre el público argentino y KISS era otra. En primera instancia, se había fijado el 9 de mayo del 2020 pero el mundo estaba transitando la pandemia y un show en vivo no era una opción.
Por tal motivo, la banda decidió postergarlo para noviembre de ese mismo año, pero tampoco pudo llevarse a cabo. Fue recién en el 2021 que KISS regresó formalmente a los escenarios y la ansiedad emergió una vez más entre los fanáticos locales puesto que Buenos Aires no iba a ser una excepción.
“Vamos a invadir Argentina el 23 de abril de 2022”, escribieron. Y es que esta vez había un condimento extra a parte de la visita porque, según la información brindada oficialmente por los miembros de la banda, este además sería su último tour por el planeta y, por consiguiente, su último show en nuestro país.

Sangre, fuegos y espadas
Desde su formación en 1973, y pese a algunas intermitencias o descansos de pinturas, cada uno de los miembros adoptó diferentes personalidades de acuerdo a los maquillajes e indumentaria que llevaban cuando se presentaban a tocar en vivo. Gene Simmons era Demon, Paul Stanley jugaba a ser Starchild, Peter Criss a Catman y Ace Frehley era Space Ace o Spaceman. Entre idas y vueltas, hoy en día y desde hace varios años, el baterista Eric Singer y el guitarrista Tommy Thayer, asumieron las personalidades que abandonaron tiempo atrás tanto Criss como Frehley y se convirtieron en los nuevos Catman y Spaceman. Y, suponemos, así será hasta el último show de esta gira.
Lo cierto es que desde sus inicios, los KISS supieron ser artistas muy teatrales. Más allá de sus looks, sus presentaciones en vivo incluían espadas, humo, sangre falsa, fuego, pirotecnia y plataformas diseñadas especialmente para elevarse o practicar vuelos sobre el público. Esto, sumado a sus riffs y melodías pegadizas, no sólo funcionaban muy bien en los corazones adultos sino en jóvenes y niños que se entusiasmaban también desde lo visual.

Buenos Aires Rock City
El pasado 23 de abril, desde la inmensidad del Campo Argentino de Polo y bajo un cielo despejado, cubierto de estrellas, KISS se presentó para brindar lo que se venía anunciando como el último concierto en Argentina. De fondo sonaba “Rock N Roll” de Led Zeppelin cuando todo el predio se oscureció, la gente comenzó a gritar anticipándose a lo que vendrá y las enormes pantallas se encendieron, mostrando a la banda recorriendo los pasillos del backstage, rumbo al escenario.
Desde los altavoces se oye un “Hola Buenos Aires” y, entre la masa enardecida por ver a sus artistas, se pronuncian las clásicas palabras que abren cada concierto de la banda. Cual grito de guerra, la voz de J.R. Smalling, agita más el fuego en pleno fervor y espera: “You wanted the best, you got the best. The hottest band in the world. KISS!” (Algo así como quieren lo mejor, tendrán lo mejor. La banda más caliente del mundo. ¡KISS!). El telón cae, comienzan a sonar los acordes de Detroit Rock City y, como no podía ser de otra manera, entre las chispas, bajan desde tres plataformas colgantes Gene Simmons, Paul Stanley y Tommy Thayer para unirse a Eric Singer que los esperaba en el escenario. Y así, con una energía privilegiada, el cuarteto norteamericano daba comienzo a lo que sería la fiesta del adiós.
Rock N Roll toda la noche
Durante el show sonaron varios clásicos de la banda tales como “Heaven's On Fire” o “Lick It Up”, pero la magia se asomó un ratito después. Paul Stanley se colgó de una especie de tirolesa durante “Love Gun”, volando sobre el público, para llegar a una plataforma instalada en la otra punta del Campo VIP y cantar “I Was Made For Lovin’ You”. Si antes había fuego, esto se tornó en un incendio monumental. Y fue épico.
De acá en más todo estaba sumido bajo las emociones de amor puro, nostalgia y el jolgorio. Después de volver al escenario principal para cantar “Black Diamond” y dar una reverencia y saludo final con la banda completa, todo se volvió al mismo y oscuro vacío del comienzo. ¿Terminó? No, señores, aún había más.
Pasaron segundos y una luz se asoma apuntando a un piano que aparece en el medio de las tablas. Y sí, es el momento de la gran balada “Beth”: un hito clave en el concierto, porque si hay una canción que tiene gran preponderancia en la carrera de los KISS y conecta con las almas musicales más románticas del espacio, es esta. Despúes siguieron con “Do You Love Me”, la antesala al gran final porque todo se vino abajo con el himno “Rock N Roll All Night”, entre fuegos, globos y papelitos que inundaron el terreno.
Un lujo para darle cierre a una noche donde las distintas generaciones pudimos ser testigos del último gran beso de la historia de la música.

Fotos y video: Gentileza DF
Foto portada: Pablo Alonso