Gira mágica y sustentable: qué es Green Touring, la contribución de la industria musical al medio ambiente
Es sabido que, con los efectos de la pandemia atenuándose, tanto en la Argentina como en el mundo están volviendo los conciertos en vivo. Aquí mismo hay ejemplos de mega recitales que a muchos meses de realizarse ya tienen entradas agotadas. Dua Lipa, Coldplay, Justin Beaver, Harry Styles venden a velocidad de rayo los tickets, y festivales como el Cosquín Rock o el Quilmes Rock ya han sucedido mientras que estamos a las puertas de una nueva edición del Lollapalloza.
Pero así como cambió el paradigma de asistencia de público tras el azote del coronavirus, también se avizora una nueva era respecto del impacto ambiental que provocan los recitales. Así, no son pocos los artistas que bregan por invertir mayores esfuerzos en reducir la huella de carbono en sus giras y darle a conocer a su público las coordenadas para un comportamiento que respete el medio ambiente como corresponde.
La huella ambiental de los conciertos
Muchas veces se ha visto el paisaje que deja un mega concierto en el lugar donde se realiza: botellas (de vidrio o de plástico), vasos descartables, colillas de cigarrillos además de residuos orgánicos. Elementos contenedores de una alta concentración de sustancias químicas que, al filtrarse, dañan los ecosistemas locales. Contaminantes que producen un perjuicio irreparable y que, indefectiblemente, parecen ligados a un tiempo y una manera de disfrutar los conciertos que ha quedado atrás.
La energía también hace lo suyo. Por un lado, el transporte que se utiliza para llegar al los lugares donde se desarrollan los eventos –ubicados mayormente en zonas suburbanas- deja una huella de carbono indeleble. Un recorrido que, además, comienza días antes con la llegada de los equipos, que se miden por toneladas. Equipos que por supuesto consumen energía eléctrica de fuentes no renovables para alimentar luces, sonido, pantallas, distintos efectos visuales y sonoros que hacen al espectáculo.

Un dato estremecedor respalda estas aseveraciones y la idea cabal de que los megaconciertos amenazan al medioambiente: la masiva gira de U2, realizada entre 2009 y 2011 y conocida como el 360° Tour, dejó una huella de carbono equivalente a la que produciría un viaje de ida y vuelta a Marte. No hay manera de no sumar ese número preocupante a las ganancias exorbitantes que produjo (participaron de los conciertos 7.2 millones de personas en todo el mundo).
La industria musical responde: Green Touring
Pero los tiempos cambiaron. Y en el marco de un avance claro tanto en las tecnologías y en el desarrollo de estrategias sustentables para la realización de shows en vivo como en las iniciativas de los artistas para implementarlas, surgió el término Green Touring, o Gira Verde, que describe el espíritu que signa esta nueva manera de encarar las giras, ya enroladas en reducir su impacto ambiental en la medida de lo posible.
Nada nuevo para Neil Young, que desde 2004 impulsa que los medios de transporte utilicen biocombustibles. Pero el gran artista canadiense ya no está solo: hay sinfín de organizaciones sin fines de lucro especializadas en conciertos ecológicos, como Reverb o CHOOOSE, que colaboran con cada vez más artistas consagrados para implementar soluciones ecológicas.
Reverb, por ejemplo, tiene entre sus filas a Billie Eilish. La joven cantautora norteamericana prohibirá en su próxima gira mundial distribuir sorbetes de plástico y les exigirá a los organizadores de sus conciertos equipar los recintos con estaciones de agua para recargar botellas reutilizables, proyectando así reducir más de 35 mil botellas de plástico descartables de sus shows.
Aunque quien pondrá la vara altísima en términos de cuidado del medio ambiente será Coldplay. La banda británica se comprometió, de cara a su gira de este año, The Music of the Spheres World Tour, a cumplir varios ítems: reducir las emisiones de carbono del tour en un 50% en comparación con el de 2016-2017, y contribuir a reducir más CO2 del que la gira produce, apoyando proyectos de reforestación, conservación, generación del suelo, y energía renovable, entre otros.

Los liderados por Chris Martin, además, plantarán un árbol por cada boleto vendido y trazarán una ruta para minimizar los viajes en avión, procurando que todos los vehículos que utilicen sean alimentados por electricidad o biocombustibles. En adición a esto, se buscará adaptar el show para utilizar la mayor cantidad de equipamiento y recursos locales posible.
Tecnología al servicio del ecosistema
Y hay más: desarrollaron una app para motivar a los fans a utilizar transporte bajo en carbono para ir y regresar de los shows a cambio de un código de descuento. En lo que a energía se refiere, entre las fuentes disponibles para recargar las baterías móviles a utilizar se encuentran las instalaciones solares, aceites de cocina vegetales reciclados e incluso un piso de estadio y bicicletas cinéticas para que el propio movimiento de los fans aporte energía al show.
Entre todos esos detalles sofisticados y pensados al milímetro, algo sencillo pero que encarna la raíz de todo: los residuos también serían minimizados asegurándose de que vasos, pulseras de ingreso para los fans, y packaging del merchandising de la banda sean reciclables y libres de plástico.

Tarea para el hogar
Claro que la iniciativa propia de los asistentes es uno de los mayores recursos a la hora de cuidar el medio ambiente: nada podría ser posible sin la conciencia y buena voluntad de la audiencia. Hay mucho para hacer y sólo requiere de un compromiso que esté en sintonía con el de los artistas y organizadores.
Si entre las preocupaciones principales está la huella de carbono, una de las la soluciones es intentar minimizar las emisiones tomando alternativas de transporte reducidas en carbono o compartiendo transporte con varias personas. Lo mismo si el viaje al lugar del concierto es menor a dos horas: en ese caso es fundamental armarse de paciencia, prescindir del avión (si es que existe la oportunidad de volar hacia ese destino) y optar por la ruta.
Otro tema importante: los residuos. No debe quedar rastro de ellos. Son fundamentales las botellas reutilizables para la hidratación o los recipientes para guardar colillas de cigarrillos que luego serán desechadas. Por último, es muy importante evitar derramar desechos fisiológicos en terrenos y espacios donde es imposible que se filtren las sustancias tóxicas que desprenden.
La conciencia (propia, además de la que se puede propagar a aquellos que nos rodean) es lo que hará que en vez de ser espectadores en temas de cuidado de medio ambiente nos convirtamos en protagonistas.
Informe base: Romina Morguen, Voluntaria del Área de Comunicación del Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.