Wordle: el juego del momento en Twitter fue adquirido por el New York Times y sigue creciendo
Y la cosa se puso seria: Wordle, el juego de palabras que es divertimento diario y gratuito de millones de tuiteras y tuiteros en todo el mundo, fue vendido al New Yok Times en una cifra cercana al millón de dólares. Así lo anunció el famoso periódico en un comunicado emitido anteayer. La operación forma parte de un plan mayor de la tradicional publicación (estrategia que involucra ofrecer más áreas de entretenimiento a sus lectores): llegar a los 10 millones de suscriptores para 2025. Actualmente, la cifra alcanza los 8.4 millones.
El beneficiado es Josh Wardle (sí, para nombrar al juego modificó su apellido combinándolo con el término “word”, que significa “palabra” en inglés), el ingeniero de software nacido en Gales y residente en Brooklyn que desarrolló el juego (en realidad lo perfeccionó: había diseñado un prototipo en 2013 y además mostró sus dotes cuando trabajaba para Reddit ideando los exitosos The Button y Place) con el fin de apaciguar el tedio del confinamiento pandémico para él y su pareja, Palak Shah, afectos ambos a los crucigramas y los juegos de palabras.

Cuando Wardle lo compartió entre sus familiares y amigos, comprendió que el furor que suscitó entre ellos podía multiplicarse. Lo hizo público en octubre de 2021. El 1 de noviembre jugaron 90 personas; el 2 de enero de 2022, más de 300 mil, convirtiéndose paulatinamente en un fenómeno viral y planetario, hoy con millones de jugadores diarios.
Para quienes navegan las aguas de Twitter varias horas al día, se hizo habitual encontrarse con tuits que muestran la misteriosa imagen de una cuadrícula irregular donde conviven casilleros coloreados en verde, amarillo y gris. Son los resultados de este sencillo juego, que consiste en adivinar una palabra secreta compuesta por cinco letras.
Hay seis intentos para hacerlo. Si se aciertan letra y ubicación, el casillero se pinta de verde; si lo que se adivina es la letra pero el lugar es equivocado, el casillero aparece en amarillo; en cambio, si la letra no forma parte de la palabra, el color es gris. El modesto desafío está en hacerlo en la mínima cantidad de intentos. Un juego que para algunos memoriosos remite al clásico Ahorcado.

Wordle no pide dinero ni muestra publicidades. Tampoco exige registro o datos de los usuarios. Es gratuito, no insume más de 5 minutos de atención diarios, no hay posibilidades de jugarlo hasta el otro día y ofrece –como está visto- compartir los resultados en redes sociales.
“Creo que la gente aprecia algo que no intenta hacer nada raro con tus datos o tu atención. Solo es un juego divertido ”, declaró Wardle en una entrevista a principios de año. Por supuesto que han intentado hackearlo, y ya existen miles de teorías, atajos y trucos para resolverlo. Y claro, está disponible en muchísimos idiomas; desde el 6 de enero, español incluido gracias a los oficios del diseñador colombiano Daniel Rodríguez.